Crímenes contra periodistas
Como todos los años, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) hizo conocer su informe anual sobre las persecuciones sufridas por los hombres de prensa en todo el mundo. El resultado es particularmente grave, pues revela que, durante el año que acaba de concluir, la violencia desplegada contra periodistas se duplicó respecto de 2019.
Al menos treinta periodistas perdieron la vida en el ejercicio de su profesión. Entre ellos, 21 fueron asesinados en represalia por su trabajo, por lo que esta cifra se duplicó respecto de los diez crímenes registrados un año antes. A ese dato, desgraciadamente se agrega que el número de periodistas encarcelados a lo largo de 2020 fue claramente el más alto de la historia reciente.
Afganistán, Camboya, China, Egipto, Etiopía, Sudán del Sur, Turquía y Vietnam son algunos de los escenarios que resultan más peligrosos para el ejercicio del periodismo, con reiterados episodios de persecuciones, amenazas y atentados violentos. En nuestra región, México ha sido el principal testigo de incidentes similares y continúa siendo el país más peligroso del continente para el ejercicio del periodismo, en un contexto dado por la violencia del narcotráfico y la corrupción. En su territorio fallecieron el año último nada menos que cinco hombres de prensa, cuatro de los cuales resultaron asesinados en represalia por su trabajo periodístico.
Si bien en todo el mundo las mayores sospechas sobre la responsabilidad de las muertes violentas de periodistas recae en los grupos criminales organizados, también los Estados han evidenciado su cuota de responsabilidad, Un ejemplo deplorable es el de Ruhollah Zam,ejecutado por orden de las autoridades de Irán a raíz de su cobertura de las protestas de 2017 contra el gobierno.
Lamentamos también profundamente que ocho de cada diez responsables de esos inaceptables crímenes lograsen eludir la acción de la Justicia, lo cual da plena cuenta de un nivel de desprotección efectiva que resulta particularmente serio y extendido.