Colombianos en las calles
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Miles de personas salieron a las calles en Colombia para manifestar su descontento con el manejo del gobierno del presidente Gustavo Petro. A la angustia por la incierta intervención del sector de la salud, sumaron el deterioro de la seguridad ciudadana y la convocatoria a una Constituyente por fuera de canales institucionales para reformar la Carta Magna.
La movilización, conocida como “Marcha de las Batas Blancas”, fue convocada por la Asociación Colombiana de Cirugía. Se unieron luego la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, que representa a 69 organizaciones de médicos especialistas, y miles de personas de distintos sectores.
En los últimos días, el presidente colombiano, que aspira a reducir la participación de los privados en la prestación de servicios sanitarios, intervino varias de las entidades que sirven de intermediarias entre el Estado y los hospitales, para controlar el presupuesto de los recursos. Según la encuestadora Invamer, el 56% de los encuestados en abril rechazan que el gobierno esté interviniendo algunas de las entidades promotoras de salud (EPS) para administrar directamente el sistema.
La calle habló y lo hizo de manera contundente, enviando un mensaje para que el presidente Petro sepa darle la lectura adecuada y no la burlona opinión que tuvo, al considerar que quienes marcharon fueron los de la clase dominante, como los denominó. El descontento general, sin colores políticos ni intereses partidistas, fue determinante para cohesionar a personas de orígenes, condiciones o circunstancias distintas que se lanzaron a calles y plazas para hacerse escuchar en sus reclamos.
La marcha fue más multitudinaria de lo que muchos esperaban. En algunas capitales no se recordaba algo igual desde la manifestación del 2008 contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el paro nacional de 2021. En Medellín, se estima que salieron 350.000 personas; en Bogotá la Plaza de Bolívar estaba atiborrada de manifestantes y en Cali, Barranquilla y Bucaramanga, por mencionar algunas de las urbes más grandes, los indignados se concentraron por decenas de miles.
La encuestadora Invamer revela que el presidente Petro tiene una desaprobación del 60%, con solo un 34% de adhesión. Otros resultados ayudan a entender mejor el porqué de la insatisfacción ciudadana frente a su gobierno: el 58% de los encuestados está en desacuerdo con las reformas que promueve el mandatario y el 52% ha pensado irse del país.
Las multitudinarias marchas y los guarismos de las encuestas deberían llamar a la reflexión al presidente Petro. Con cientos de miles de colombianos preocupados con sus decisiones deberá construir los consensos que le permitan, en los dos años que le quedan de mandato, concretar las propuestas y reformas que el país cafetero necesita.