Colombia: diálogo y consenso
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Desde el 29 del mes último la agitación social en Colombia ha provocado movilizaciones en varias regiones. La presentación en el Congreso de un proyecto de reforma tributaria, considerado injusto e inoportuno, reavivó las demandas ciudadanas de fines de 2019, amplificadas ahora por los efectos de la pandemia de coronavirus, que incrementó la pobreza y el desempleo y redujo la actividad económica. La gestión sanitaria de la pandemia y la educación no presencial, entre otras demandas, llevaron la población a las calles.
Colombia cerró 2020 con una caída del 6,8% del PBI, un desempleo del 15,9% y una pobreza –medida por ingresos– del 42,5%, lo que representó una suba de 6,8 puntos porcentuales respecto de 2019.
El presidente Iván Duque decidió retirar su propuesta de reforma tributaria, aceptar la renuncia del ministro de Hacienda y nombrar en su reemplazo a José Manuel Restrepo, quien ha dado señales de sensatez y apertura al diálogo. No obstante, las movilizaciones continuaron con los ánimos cada vez más caldeados.
Ante las dificultades para controlar la situación, la fuerza pública se extralimitó y ocasionó la muerte de muchos manifestantes lo que motivó preocupación y condena por parte de las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos y organizaciones internacionales de derechos humanos.
Lo que se inició como una protesta pacífica ha escalado a un nivel de violencia inaceptable, ocasionando importantes daños materiales y promoviendo bloqueos que han dejado prácticamente paralizadas algunas regiones del país. Incluso, guerrilleros y promotores de movimientos de izquierda patrocinados por el dictador Nicolás Maduro se han infiltrado en las protestas financiadas por las mafias del narcotráfico.
El presidente Duque convocó a un diálogo nacional que demandará voluntad, respeto y entendimiento entre todas las fuerzas políticas y sociales para construir soluciones que permitan superar la grave crisis que afronta Colombia.