Cigarrillos electrónicos sin restricción
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Los cigarrillos electrónicos están prohibidos desde hace más de diez años en el país, pero esta restricción podría verse desafectada de aprobarse el proyecto de ley ómnibus enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso por el que se propone en los artículos 193 y 197 legalizar la comercialización de cigarrillos electrónicos y/o vapeadores debidamente autorizados y de sus productos asociados, tales como líquidos y cartuchos, entre otros, aplicándoles una tasa del 20% sobre la base imponible respectiva.
Sobre el particular, el defensor del Pueblo adjunto de la provincia de Buenos Aires, Walter Martello, advirtió que se corre serio riesgo de echar por tierra el arduo trabajo que se ha venido realizando por décadas para disminuir el consumo de tabaco.
Se sabe que unos 8 millones de personas mueren por año a raíz de alguna enfermedad provocada por esta nefasta sustancia. En la Argentina, fallecen unas 45.000 personas en ese lapso a raíz de enfermedades relacionadas con el tabaco, lo que representa el 14% de todas las muertes totales.
De acuerdo con datos oficiales, el 18% de los estudiantes de entre 13 y 15 años fuman cigarrillos, mientras que el 7,1% utiliza el cigarrillo electrónico. El 41,8 % cree que el cigarrillo electrónico es menos dañino que el común, mientras que el 7,3% lo considera más dañino y casi un 40% de los jóvenes no sabe si es más o menos dañino.
Según la presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina, Ana Salvati, hay varios motivos por los que el cigarrillo electrónico no es un elemento seguro para la salud. El primero es que, en buena parte, contienen nicotina, que es altamente adictiva, cancerígena y con efectos nocivos sobre el corazón. Que haya un menor porcentaje de esa sustancia que en un cigarrillo industrial no significa que sea inocuo.
El segundo motivo es que los cigarrillos electrónicos “no producen vapor, sino un aerosol que, en su composición, contiene micropartículas terriblemente nocivas a nivel del pulmón”. En tercer lugar, “estos aparatos tienen otros agregados como, por ejemplo, propilenglicol y glicerina, que, cuando son inhalados, producen irritación de las vías aéreas de todo el tracto respiratorio y predisponen a las infecciones”.
También la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) advirtió que su uso provocó el crecimiento de trastornos como daño vascular, arritmias, lesiones pulmonares, disfunción cardíaca e hipertensión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) los considera nocivos, inseguros y una puerta de entrada para el consumo de tabaco. Recomienda por ello su regulación y control.
Es de esperar que los legisladores adviertan los riesgos para la salud de esta medida para la población en general, pero especialmente para los jóvenes. Sería recomendable que dejaran sin efecto los artículos de la ley que permiten la comercialización de los cigarrillos electrónicos y vapeadores, contraviniendo normas de organismos nacionales dedicados a la salud, como el Ministerio de Salud, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y prestigiosas instituciones y entidades internacionales que desaconsejan su uso.