Ciclistas al margen de la ley
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El auge que ha experimentado el uso de la bicicleta en los últimos años responde a diversas causas: no solo es más sana, ecológica y barata, sino que con el crecimiento del parque automotor es, junto con las motos, el medio más rápido para trasladarse. La pandemia de Covid-19, que ha desalentado el uso del transporte público, incrementó aún más su utilización, que ya representa el 10% del transporte en la ciudad de Buenos Aires.
Se estima que la cantidad de ciclistas habría aumentado en un 130% desde la prepandemia y el gobierno porteño reporta unos 400 mil viajes por día en 2020, un 27% más que en 2019.
La contracara de estas bondades está dada por muchos ciclistas que se sienten ajenos a las normas de tránsito y las incumplen. De acuerdo con un relevamiento de la Asociación Civil Luchemos por la Vida realizado en las calles de la Capital Federal durante los días hábiles del pasado septiembre y que comprendió a 1684 ciclistas, el 71% no usa casco, el 84% no se detiene ante el semáforo en rojo, el 97% no respeta la prioridad peatonal y el 67% no utiliza luces en horario nocturno. Además, el 11% circula en contramano, el 23% pedalea mientras usa el celular o con los auriculares puestos y el 98% no anticipa sus maniobras con los brazos. Cabe agregar que no pocos ciclistas se desplazan desaprensivamente a altas velocidades también las veredas sin respetar semáforos ni señales, poniendo en serio riesgo a los peatones.
Los ciclistas siempre se quejan, y con razón, porque los conductores de los otros vehículos no los respetan pero deben asumir que les competen los mismos derechos y obligaciones. Al compartir el espacio de la calle deben atender y respetar las mismas normas y las específicas que les atañen. Dadas las características del vehículo con escasas medidas de seguridad, los ciclistas son, junto a los peatones, los conductores viales más expuestos a sufrir heridas graves en caso de accidente.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) presentó un informe en el que señala que durante el año pasado, en la Argentina, seis de cada diez víctimas mortales en siniestros viales han sido personas que viajaban en motos y bicicletas, así como también peatones. De hecho, según cifras de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), más de dos mil accidentes involucraron a ciclistas durante 2020.
En la ciudad de Buenos Aires, el accidente en bicicleta se ha vuelto moneda corriente. Según el informe estadístico sobre víctimas a causa de siniestros viales del Observatorio de Movilidad y Seguridad Vial de la Ciudad de Buenos Aires, entre 2015 y 2019, el porcentaje promedio de los ciclistas muertos fue del 4% sobre el total de víctimas mortales en siniestros de tránsito, cifra que se elevó al 6% durante 2020.
La masificación del uso de la bicicleta, aún hoy desordenado, poco controlado y raramente ligado a la educación y formación vial de sus usuarios, aumenta los riesgos. Por eso, es urgente intensificar las campañas de educación y concientización para desarrollar conductas seguras en la vía pública.
LA NACION