Chile: nueva derrota para Boric
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Los resultados de las elecciones de consejeros constituyentes para redactar la nueva constitución encaramaron al Partido Republicano como primera fuerza del país. La izquierda quedó sin poder de veto en el Consejo Constitucional y puso así en riesgo la agenda de reformas de La Moneda, a pesar de la ratificación del presidente Gabriel Boric de que no será modificada.
Tras el rechazo de un primer texto en septiembre del año pasado, impulsado por el oficialismo y sus aliados, los chilenos se inclinaron ahora por apoyar a las fuerzas conservadoras. La gran novedad de este segundo intento por renovar la Constitución ha sido la participación de un grupo de 24 expertos designados por el Parlamento, a cargo de un borrador que deberá servir de guía a los 50 consejeros, en mitades iguales entre hombres y mujeres.
La derecha y la extrema derecha, liderada por el excandidato presidencial José Antonio Kast, consiguieron el 66,7% de los votos en las elecciones por lo que tendrán 34 de las 51 bancas que conformarán el Consejo Constitucional. Al respecto, Boric recomendó a los consejeros no repetir los errores que cometieron sus fuerzas, en alusión al fracaso del primer intento constitucional debido al sectarismo de los redactores que propusieron una Carta que eliminaba el Poder Judicial y el Senado, entre otras peculiaridades.
Los 51 consejeros elegidos tienen cinco meses para trabajar sobre un anteproyecto escrito por el grupo de expertos designados por el Congreso y que incluye 12 bases constitucionales acordadas previamente por los partidos para evitar una propuesta refundacional. Luego habrá un plebiscito nacional.
Si bien la victoria de la derecha se explica por diversos motivos como la indignación de la opinión pública por el aumento de la inflación -aun cuando parezca insignificante en comparación con el nivel al que ha llegado en la Argentina-, las dificultades para avanzar en una reforma global de los impuestos y los repetidos traspiés del presidente Boric y sus aliados de izquierda, hay una razón que se destaca sobre el resto: la inseguridad y el temor de los chilenos a los delitos violentos.
Las vueltas de la política determinaron que serán los partidos que se habían opuesto a la reforma de la Constitución los que propondrán un nuevo texto a ser presentado en los próximos meses a consideración del electorado.
El resultado de las elecciones es una derrota directa para Boric y refleja la decepción, el rechazo y el escepticismo incluso de quienes fueron sus electores. La voluntad de cambio, expresada legítimamente en las urnas, no es tampoco un cheque en blanco para forzar reformas radicales. Los constituyentes deberán encauzar un nuevo proyecto constitucional mucho más moderado, que respete la tradición chilena, la voluntad popular y la voz de todos los sectores de la sociedad.