Cepo al cigarrillo
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Cuando está harto demostrado que el cigarrillo afecta gravemente la salud, las sociedades siguen luchando de distintas formas contra esta tan terrible como extendida adicción. En el Reino Unido, la Cámara de los Comunes aprobó un proyecto que tipifica como delito la venta de tabaco a cualquier persona nacida a partir de 2009. La medida, que aún aguarda ratificación en la Cámara de los Lores, prohíbe que menores de 15 años compren cigarrillos. Apunta a conseguir una primera generación “libre de humo”, apostando a que, a medida que se vaya extinguiendo la población de fumadores, el consumo tenderá a desaparecer.
El proyecto incluye medidas para reducir el vapeo entre los jóvenes como no autorizar la venta de vaporizadores baratos y limitar los sabores, pero no los prohíbe con lo cual se promueve de alguna forma la sustitución del cigarrillo convencional por el vapeador. Al respecto, un nuevo informe de la Universidad de Glasgow reveló que el vapeo superó el consumo de tabaco en menores de 18 años; una pésima noticia cuando sus jóvenes cerebros son más sensibles y la exposición temprana puede afectar la capacidad de aprendizaje y concentración.
También en la Argentina los jóvenes son el desafío. Se estima que el inicio en el hábito de fumar se da entre los 12 y los 15 años, con altos porcentajes de adolescentes de entre 13 y 18 años que probaron cigarrillos el año pasado. Lamentablemente, un 60% de los menores de 18 años accede fácilmente a comprar tabaco en los kioscos.
Si bien entre nosotros están prohibidos los vapeadores, también habría que restringir los cigarrillos saborizados. Se trata de unas 46 mil muertes al año por enfermedades vinculadas al tabaquismo y con gastos del Estado en salud que de ninguna manera llegan a cubrirse con la recaudación de impuestos que pesan sobre aquellos, siendo que esta no se equipara con el nivel de las tasas europeas que tienden más efectivamente a desalentar el consumo.
La ley nacional de control de tabaco, promulgada en 2011, no ha logrado evitar que 1 de cada 5 adultos fume. Sin embargo, respecto del impuestos al tabaco el lobby empresario solo busca imponer beneficios para las tabacaleras y se deja de lado la importancia de una perspectiva de salud pública. Queda mucho por hacer para que poner en vigencia regulaciones que verdaderamente tiendan a desalentar el consumo, priorizando la salud de la población por sobre los intereses comerciales.
Mientras tanto, las provincias avanzan, todavía muy tímidamente, con sus propias legislaciones. Buenos Aires, por ejemplo, aplica restricciones al cigarrillo en numerosas playas. Córdoba, La Pampa y Tierra del Fuego prohibieron la exhibición de productos de tabaco y nicotina en puntos de venta. Mendoza impuso cambios al Código de Convivencia tendientes a restringir al máximo a los fumadores. Penado con fuertes multas, se prohíbe fumar y vapear en plazas, parques, áreas de deportes, entradas a escuelas, frentes de establecimientos de salud, consultorios y geriátricos durante las 24 horas. De aprobarse otro proyecto, podrían sumarse salas de juegos y casinos.
Es necesario avanzar sin demoras en políticas más protectoras del derecho a la salud para erradicar el tabaquismo. Constituye la primera causa de muerte evitable. No hacerlo es ver hacerse humo el futuro de muchos.