Autoritarismo en El Salvador
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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que llegó al poder impulsado por una popularidad aplastante, ha mostrado un profundo desprecio por los pesos y contrapesos de la democracia. A poco de asumir, en la sesión inaugural de la Asamblea Legislativa, sus partidarios impusieron la destitución de los cinco magistrados de la Sala Constitucional de la Suprema Corte de Justicia para nombrar miembros afines, y el cese del fiscal general.
Recientemente, la Sala en lo Constitucional de la Corte emitió un fallo por el que habilita a los presidentes a optar por la reelección inmediata, una luz verde para un posible segundo mandato de Bukele, quien, haciéndose eco de las críticas a su persona, ironizó en su biografía de Twitter presentándose como dictador.
En otra clara aberración, promulgó que “el ejercicio de la función de magistrados y jueces cesará de manera obligatoria cuando las personas que ejercen dichos cargos cumplan 60 años”. También establece el retiro forzoso de los jueces que tengan más de 30 años de servicio.
La oposición salvadoreña, en tanto, denunció la violación de la independencia judicial. La comunidad internacional, y muy especialmente nuestro país, deberá estar alerta ante la situación ante lo que se perfila como una dictadura disfrazada de legalidad, situación conocida ya en Venezuela, Cuba y Nicaragua.