Ausentes sin aviso en la Bolsa
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La celebración del 168° aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires quedará registrada en la historia de la institución como aquella en que ninguna autoridad oficial se hizo presente en tan importante y significativo evento, por primera vez desde la llegada de la democracia en 1983.
En un mensaje dirigido a los socios, sus autoridades se vieron obligadas a informar que, a pesar de haber efectuado todas las gestiones pertinentes, en esta oportunidad no se iba a contar con la presencia de funcionarios públicos dado que ninguno había dado respuesta a las invitaciones cursadas. Por cuestiones protocolares, la falta de contestación del primer mandatario impidió que pudieran cursarse invitaciones a otros integrantes del gabinete nacional.
Ante el gravísimo e incierto contexto económico, que el presidente Fernández no habilitara la instancia para que –ante su imposibilidad de concurrir– pudiera haberse hecho presente la ministra de Economía u otro funcionario de dicha área o de alguna otra solo suma inquietud.
Cabe preguntarse cuáles pudieron haber sido los motivos de tan inesperada y descortés actitud. ¿Eludir las opiniones críticas que pudieran surgir del discurso del presidente de la Bolsa? ¿Ausencia de respuestas a posibles cuestionamientos? ¿No querer compartir el ámbito con quienes considera especuladores o responsables de la volatilidad del mercado, sin fundamento alguno? En cualquier caso, ha sido otra ocasión perdida de promover el diálogo y el intercambio con el sector privado en aras de encontrar soluciones. Una muy mala señal al mercado bursátil y financiero.
La prestigiosa Bolsa de Comercio cumple un rol preponderante en la economía, brindando un marco de transparencia y eficiencia para el encuentro de oferta y demanda, favoreciendo el flujo de capitales que, tanto de las arcas de inversores institucionales como de las carteras de pequeños ahorristas, pasan a conformar capital de trabajo y financiamiento a largo plazo de empresas grandes y pequeñas. No escapar de la realidad es el primer paso para motorizar los cambios que favorezcan el clima de negocios. Que quienes nos gobiernan sigan evitándola solo posterga la salida del oscuro túnel en el que nos han sumido.