Argentinos, amigueros
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Como todos los años, el 20 de julio celebramos el Día del Amigo. La fecha corresponde al día en que el astronauta Buzz Aldrin pisó la Luna, allá por 1969, una de las hazañas más importantes del siglo pasado, fruto de la cooperación entre las personas. Sin internet, convencido de que la llegada del hombre a la Luna era el argumento perfecto para convencer sobre el valor de celebrar la amistad, el argentino Enrique Febbraro recurrió a sus vínculos rotarios para enviar mil postales a personalidades de cien países que se hicieron eco de su iniciativa. La cruzada fue un éxito y, en 1979, la provincia de Buenos Aires decretó que el 20 de julio se celebraría el Día Internacional del Amigo.
Las redes sociales estallan cargadas de saludos, de mensajes, de confesiones y agradecimientos capaces de emocionarnos ante los sentimientos propios y ajenos. Encontrarse y festejar es una sana costumbre, hoy adaptada a la crisis en la que nos vemos inmersos y que ha visto acotados los gastos y las salidas.
Un relevamiento reciente entre unos mil habitantes mayores de 16 años confirma que los amigos son “muy” o “bastante” importantes en nuestra vida. La consultora Voices! aportó datos interesantes. Por ejemplo, que la amistad brinda un apoyo emocional destacado que muchas veces puede también volverse económico: un tercio de los argentinos donó dinero a amigos o allegados que lo necesitaron. En tiempos de crisis económica, la solidaridad se expresa también de esta forma.
Hay temas que desafían al mejor de los vínculos. Se supone que la política podría ser uno, con tanto amigo perdido en alguna acalorada discusión sin retorno. Efectivamente, el estudio revela que casi una de cada dos personas, 49,5%, se siente incómoda al hablar de política con amigos. Mientras que un 47% se resiste a conversar sobre su economía personal.
Creer que con un amigo uno puede hablar de cualquier cosa es un preconcepto que no aplica al universo en su conjunto. Al 37% no le gusta compartir sus “miedos personales”, un 31% se resiste a hablar de cuestiones ligadas a la apariencia física, un 21% a la salud física y un 29% a la sexualidad. En tiempos de longevidades, la edad ha dejado de ser un tabú y solo unos pocos se resisten a su abordaje entre amigos.
Cierto es también que con los años se construye una mayor comodidad en los vínculos, aumentando la confianza y, con ella, reduciendo las barreras de etapas más tempranas. Tal el caso de las finanzas personales. En el segmento de 16 a 29 años un 58% expresó su incomodidad para abordar estas cuestiones con amigos, mientras que entre los mayores de 50, la incomodidad se redujo al 40%.
Más allá de cualquier estudio, la experiencia indica que junto con solidaridad y el concepto de familia, la amistad es una de las cualidades más valoradas aquí. Los extranjeros encuentran en la calidez de nuestros cafés compartidos, en la gestualidad cargada de afecto y en el tiempo dedicado a la charla un valor agregado que nos distingue y que disfrutan.