Ámsterdam dice basta
Al igual que otras ciudades europeas, Ámsterdam tiene un problema con el turismo. La ciudad holandesa, una de las más atractivas para viajeros de todo el mundo, intenta reducir el número de visitantes, que crece año tras año. Para ello, su alcaldesa, Femke Halsema, está buscando apoyo político para evitar que el principal motivo por el que los extranjeros visitan la ciudad sean el Barrio Rojo y los coffee shops que atraen un tipo de turistas, por lo general jóvenes ruidosos y proclives a excederse en el consumo de alcohol y marihuana.
La nueva propuesta lanzada por Halsema consiste en buscar las formas legales para prohibir la venta de cannabis a los no residentes y reducir el número de puntos de venta de la droga. La iniciativa sobreviene a una encuesta realizada a 1100 turistas de entre 18 y 35 años, en la que el 57% dijeron que los coffee shops son "una razón importante por la que visitar Ámsterdam, mientras que el 34% afirmaron que irían "con menos frecuencia" a la ciudad si no pudiesen comprar cannabis. Solo el 11% visitarían la ciudad igualmente.
Halsema manifestó que los tours para ver a las prostitutas posar en las ventanas en el Barrio Rojo son "irrespetuosos" para las trabajadoras sexuales. Por ello, a partir del 1º de abril, se implementarán nuevas medidas para regular los recorridos grupales en la zona. Cualquier guía que infrinja estas reglas podrá enfrentar multas de 190 euros.
Una encuesta planteó a los entrevistados si pagarían una tarifa de entrada a la zona del Barrio Rojo y el 32% respondieron que en ese caso no visitarían la ciudad, mientras que el 44% lo harían "con menos frecuencia". Pero la encuesta sugiere que los cafés donde se vende cannabis tienen un atractivo mayor para los turistas internacionales.
Deben celebrarse las medidas propuestas por Halsema, toda vez que busca, por un lado, reducir el consumo turístico de cannabis, y por el otro, disminuir la cosificación de la mujer. Estas iniciativas están destinadas no solo a disminuir la cantidad de turistas, sino también a reafirmar que Ámsterdam quiere ser un lugar seguro y apacible para vivir y preservar el estatus de la ciudad como centro de una impresionante y diversificada oferta cultural, en lugar de un sitio donde se promueve la prostitución y un parque temático de marihuana para turistas.