Amor en obras
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Nadie es ajeno a la crítica situación económica que golpea a nuestro país. A cualquier nivel, el impacto se hace sentir y obliga a muchas personas a replantear presupuestos, hábitos y proyectos. Lo que para algunos privilegiados puede traducirse en salir menos a comer afuera, para muchos otros es sinónimo de mayores dificultades para acceder a los alimentos, números que espantan y que involucran no solo a adultos, sino a millones de niños que ven amenazado su futuro en la ausencia de un presente de dignidad y necesidades básicas satisfechas.
La Colecta Anual de Cáritas vuelve a acercarnos la oportunidad de salir al encuentro de quienes peor la están pasando. La mayor pobreza es la indiferencia, reza la campaña de este año, que invita a “Mirarnos, encontrarnos, ayudarnos”.
No se trata de dádivas. Muy por el contrario, durante todo el año Cáritas lleva adelante valiosos programas que promueven la educación y la cultura del trabajo.
A través de más de 3500 comunidades distribuidas en las 66 diócesis del país que atienden día tras día a los más vulnerables, lo recaudado hace foco en la primera infancia, promueve una economía social y solidaria y brinda capacitación laboral, impulsa la autoconstrucción de viviendas, atiende el problema de las adicciones y asiste en emergencias climáticas o urgencias, entre otras actividades.
Esta amorosa red de respuesta y contención prueba periódicamente su eficiencia y las prolijas rendiciones de cuentas dotan de transparencia toda la gestión.
La campaña es claramente federal. Este año, la difusión nos muestra los rostros de las familia de Cáritas en Cruz del Eje (Córdoba), Mendoza y Mar del Plata.
Cáritas depende de las donaciones para planificar y organizar la ayuda anual y la concreta gracias a la activa participación de más de 40.000 voluntarios que regalan lo más precioso que tiene un ser humano: su propio tiempo.
Todo parece poco. Las necesidades son enormes y la perentoriedad de los requerimientos obliga a multiplicar recursos cuando la creatividad sola no alcanza. Más que nunca, la colaboración de cada uno cuenta.
Hoy y mañana, podemos sumar nuestra ayuda para los que más sufren. Voluntarios con pecheras blancas y alcancías en parroquias, espacios educativos, calles, plazas, así como también a través de plataformas digitales y medios virtuales (alias DONA.CARITAS.ARG), reciben nuestra colaboración.
Nuestro compromiso contribuye a paliar la situación de quienes han perdido la esperanza y que solo transitan el día a día con profundo desencanto. Alcemos la mirada y seamos capaces de encontrarnos con los ojos del otro, dejemos que esa otra realidad nos interpele. Juntos podemos transformar el amor en obras.