ADN, clave para la filiación
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Sesenta años atrás, los doctores Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins obtuvieron el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico, el ya muy popular ADN, material de la herencia genética.
Ha demostrado su enorme utilidad, no solo para la ciencia médica, sino también en áreas sociales como la investigación de delitos y la determinación de la paternidad.
En el pasado, antes del antígeno leucocitario humano (HLA, por sus siglas en inglés) y del ADN, los juicios por determinación de la filiación tenían un elevado margen de inseguridad. Ya desde el derecho romano existía una excepción defensiva de los supuestos progenitores, denominada “excepción de los muchos connubios”, de acuerdo con la cual si una madre había tenido relaciones con varios hombres resultaba imposible determinar fehacientemente la filiación pretendida.
El ADN terminó con las dudas, arrojando índices de inclusión en la paternidad alegada del 99,99 por ciento.
Recientemente, las esperanzas de Ángel Eduardo Páez de demostrar que es hijo extramatrimonial de don Elías Chahla, importante empresario tucumano que ha dejado una herencia estimada en 40 millones de dólares, parecen pasar a resolverse en un sentido o en otro. Después de veinte años de pleito, con la más férrea oposición de las hijas de Chahla, la Justicia ha ordenado la exhumación del cadáver para extraerle muestras de ADN y compararlas con las del presunto descendiente.
Páez obtuvo la medida cautelar que ordenó la exhumación tras comparar su ADN con el de dos primos hermanos de las hijas, después de las reiteradas negativas de las hijas a comparecer ante el juzgado a cargo de la causa. El informe privado y su análisis determinaron que “los primos y Páez pertenecían a la misma línea genética”, a partir de lo cual el juez que interviene en la causa consideró razonable el pedido. Rossana Chahla, actual diputada nacional, accedió finalmente a someterse al examen de ADN para evitar la exhumación del cuerpo de su padre.
Como hemos dicho, este extraordinario descubrimiento que confirma la vida humana en los primerísimos momentos que siguen a la concepción, habida cuenta de que la conformación genética ya es plena, ayudará a resolver esta largamente postergada disputa filiatoria.
LA NACION