Academia y sesgo izquierdista
MONTEVIDEO.- Cuando en 2006 el Uruguay recibió la propuesta de Estados Unidos de llevar adelante un tratado de libre comercio bilateral, el rechazo de una parte relevante del Frente Amplio no solamente se apoyó en sus viejas muletillas izquierdistas, sino que también encontró eco entre los principales académicos del país. Así, a pesar de la advertencia del presidente Vázquez de que ese tren pasaba solo una vez y que podíamos perderlo, la izquierda política y académica prefirió quedarse en el andén y militó fuertemente con ese objetivo. De esa forma perdimos una oportunidad que, a casi veinte años de todo aquello, ha de ser vista como una de nuestras grandes tragedias nacionales.
Cuando todo el mundo a tu alrededor es izquierdista y el reconocimiento social y académico pasa por formar parte de esa tribu, es muy difícil que alguien decida dar el salto al vacío para quedar por fuera de todo aquello, sin ventajas sociales ni reconocimiento individual alguno en la pequeña comarca.
El asunto es que hay que tener muy claro este sesgo y sus razones. Porque solamente teniéndolo claro es que se puede entender que desde la academia se argumente que es posible seguir aumentando impuestos, cuando la realidad de quienes sostienen la economía del país señala, por el contrario, que debe bajarse la carga impositiva si lo que queremos es mejorar ingresos y fomentar inversiones. Y es la única forma de entender también cómo es posible que esa academia quiera seguir agrandando funciones y lugares en el Estado, cuando en verdad las cargas públicas y la burocracia están enterrando al país.