Abuso de licencias docentes
Debemos apuntar a un sistema educativo más equitativo, mejorar los controles de presentismo y supervisar debidamente los pedidos de permisos médicos
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Cuando los presupuestos provinciales ven licuarse sus fondos cada vez más velozmente, el camino de la sensatez –pocas veces transitado en medio de un descontrolado dispendio– conduce a examinar los gastos y priorizar las necesidades. Todo aquello que lesione las cuentas públicas pasa a ser revisado. Tal el caso del añejo tema del ausentismo docente, cuyos efectos han sido, y son, devastadores.
En la Legislatura neuquina, por 26 votos a favor y solo 3 en contra, se aprobó recientemente un proyecto que contempla un adicional para docentes en actividad que no tengan más de tres faltas trimestrales, con un límite de 2 mensuales, “debidamente justificadas y encuadradas en el régimen de licencias”. La propuesta inicial contemplaba un plus del 10% y exigía a cambio recibir las capacitaciones anuales dispuestas por el Consejo Provincial de Educación. Lo aprobado fija que será remunerativo y no bonificable, correspondiendo un plus del 15% –no ya un 10%– de la asignación del cargo u horas cátedra que cobran mensualmente. El requisito de la capacitación se eliminó. Al final del año, los maestros que cumplan con el presentismo habrán sumado un salario más.
Tras conocerse la medida, lejos de celebrar, los gremios docentes provinciales convocaron a un paro por 48 horas, con movilización. Argumentan que es inconstitucional y que afecta el derecho de huelga. “Vamos a derrotar el presentismo”, fogonearon miembros de la Asociación de Trabajadores de la Educación neuquina (ATEN), alineado con la Ctera y el kirchnerismo, oponiéndose a la iniciativa presentada por Claudio Domínguez, diputado del Movimiento Popular Neuquino, en favor del presentismo. El legislador aclaró que nadie está obligado, que es voluntario y que, al no suponer ningún esfuerzo adicional a la jornada laboral, no corresponde tildarlo de inconstitucional. Por su parte, Marcelo Guagliardo, secretario general de ATEN, sostiene que el trabajo incentivado está prohibido por la Constitución.
El 85% de la matrícula neuquina es de escuelas públicas y la conflictividad docente en la provincia se sitúa entre las más altas. Tanto es así que Padres Organizados denunciaron que, desde el inicio del ciclo lectivo, solo hubo 4 semanas de 5 días de clases; el resto se vio interrumpido por huelgas, feriados o jornadas docentes.
El diputado Domínguez fundó su iniciativa en información dura que difundió en marzo pasado el gobernador neuquino: con un 30% de los docentes ausentes, la provincia gasta 100 millones de dólares anuales en pago de licencias, 20 de los cuales son para suplencias de suplencias. Si todos los docentes pasaran a cobrar el plus por presentismo, equivalente a unos 20 millones de dólares anuales, el ahorro sería de 80 millones.
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, había denunciado en febrero pasado que se gastaban más de 3000 millones de pesos mensuales en sueldos docentes con distintos tipos de licencia. En Santa Fe, el ausentismo docente consumió el 30% del presupuesto de 2023.
Desde este espacio ya nos hemos ocupado de difundir los caminos de incentivo al presentismo que impulsaron distintas jurisdicciones con exitosos resultados. Mendoza, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires pagan este incentivo; en Río Negro, Pro impulsa un proyecto en esa dirección, mientras que Santa Fe anunció mayores controles.
En Neuquén se expiden entre 1000 y 1200 certificados médicos a docentes por día. En la Capital, las licencias se tramitan a través de un portal autogestionado. El año pasado se detectaron muchas falsedades y se volvió más restrictivo el sistema. Los cambios porteños derivaron en una reducción del 19% de las licencias tomadas, comparadas con el mismo período del año anterior.
La cantidad de días de clases sigue siendo un tema clave para la incorporación de los aprendizajes y el ausentismo docente condiciona los resultados, tanto como lo hacen el ausentismo estudiantil, los problemas edilicios o climáticos, entre otros. Para 2024 se planificaron en promedio 187 días de clases. Solo 5 jurisdicciones –la ciudad de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Salta– planificaron oficialmente 190 días de clases para este año, según el Observatorio de Argentinos por la Educación. No hay información pública sobre presentismo, ni de estudiantes ni de docentes, ante una mayoritaria falta de sistemas de gestión educativa. No debe perderse de vista que lo que se reclama, más que los días en sí, son las horas válidas de jornada escolar.
Cabe reflexionar, una vez más, sobre el sistema de valores que como sociedad compartimos y que conduce a nuestros dirigentes a premiar lo que debiera ser una elemental norma. El nivel de distorsión es tal que, al amparo de explicaciones en torno a los ahorros que las medidas promueven, justificamos sin más lo que pareciera injustificable.
Debemos trabajar denodadamente por un sistema educativo más equitativo y justo. Mejorar controles, poner al día las carpetas médicas docentes, cuidar su salud y alentar el presentismo son solo algunas de las cuestiones por atender. Está suficientemente demostrado que los cuadros gremiales solo saben poner palos en la rueda con inaceptables excusas, invocando derechos que no tienen y poniendo en jaque los aprendizajes de millones de estudiantes que ven afectada la continuidad pedagógica con los nefastos resultados que conocemos. Es tiempo de encauzar y resolver progresivamente el futuro de nuestra educación. O nos quedaremos sin futuro.