Abajo los micrófonos
Otras opiniones; El Comercio de Perú
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Desde que comenzó su gobierno, la actitud del presidente Pedro Castillo hacia la prensa no ha sido la adecuada (y así la califican casi 8 de cada 10 peruanos, según la última encuesta de El Comercio-Ipsos). Quizá con eso en mente, la semana pasada el mandatario celebró una reunión en Palacio de Gobierno con los directivos y representantes de varios medios radiales y televisivos con la intención de, según explicó en un tuit publicado después de la cita, “impulsar un trabajo conjunto […] mediante el respeto al derecho a la información de la ciudadanía y el ejercicio responsable y transparente de la libertad de expresión”. Más allá de que no ha quedado claro a qué se refirió con eso de “un trabajo conjunto” (pues la única relación que cabe entre la prensa y las autoridades de un país es la de una vigilancia crítica permanente), algunos sucesos ocurridos luego sugieren que sus palabras fueron una declaración de intenciones y nada más…
La intención de que el presidente busque una manera de sortear a la prensa en su comunicación con la ciudadanía es inquietante por muchas razones. En cualquier democracia que se precie de ser tal, las autoridades están permanentemente sometidas al escrutinio de la prensa y deben, además, rendirles cuentas a los ciudadanos a través de esta.
Si bien es vital que en una democracia un jefe del Estado tenga una relación de apertura con los medios (incluidos, por supuesto, aquellos que son más severos con él), en el caso de Castillo el cuadro se agrava porque sí hay muchos cuestionamientos que hacerle y muy poca disposición de su parte para atenderlos.
Castillo debe entender que la actitud, muchas veces hostil, que exhibió su campaña hacia la prensa no puede continuar ahora. Sus acciones y dichos en los últimos días nos llevan a pensar que su compromiso sobre el respeto a la prensa solo fue para la foto.