A la espera de los sellos negros
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Los cada vez más numerosos cultores de la alimentación saludable no se cansan de repetir que se puede comer sin inquietarse casi cualquier alimento cuyo origen sea una planta y que, por el contrario, deberemos preocuparnos si proviene de una planta... industrial.
Un relevamiento realizado en 32 supermercados de la ciudad de Buenos Aires por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), afiliado a la Facultad de Medicina de la UBA, comprobó que los alimentos no saludables ocupan cuatro veces más espacios en góndolas que los saludables. La peligrosa relación fue aún más desfavorable en locales ubicados en zonas de menores ingresos.

Nada está librado al azar; es sabido que sesudos estudios ahondan en la psicología y el comportamiento del consumidor para el diseño de estrategias de marketing en punto de venta (POP). Los mismos folletos de los supermercados dan preeminencia a los alimentos no saludables y a las bebidas alcohólicas, según surge también del estudio.
Un párrafo aparte mereció el sector de cajas, tradicionalmente diseñado para tentar en el minuto final. Cabe señalar que en zonas como La Pampa, Río Negro y Neuquén la presencia de alimentos no saludables en este sector está limitada por estrictas regulaciones. No así en la Capital Federal, donde el estudio reportó que en el 28% de los locales había al menos un alimento saludable en cercanía de las cajas, contra un 97% de los locales en los que había al menos un alimento poco saludable en ese sector.

La observación tomó como referencia la calificación de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), que incluyen como no saludables a los llamados ultraprocesados: galletitas dulces, golosinas, snacks salados y bebidas azucaradas. Mientras tanto, la recomendación es aumentar el consumo diario de frutas y verduras, cereales integrales sin azúcares agregadas, legumbres secas, frutos secos sin sal agregada y agua. Hasta acá, resulta imposible distinguir entre alimentos envasados más y menos saludables pero con la ley de etiquetado frontal, a pasos de aprobarse, los sellos negros facilitarán su rápida identificación
Otorgar mayor presencia a alimentos con altos contenidos de sal, grasas malas o azúcares, ponerlos al alcance de los menores, rodearlos de carteles de promociones y descuentos convierte a estos productos de baja calidad nutricional en coprotagonistas de la epidemia de obesidad a la que asistimos. En tiempos de pandemia, más que nunca, que tu alimento sea tu medicina.
