Zuzalu, el Estado de la longevidad extrema y otras postales de la economía del envejecimiento
Es posible que la población mundial nunca llegue a un máximo de 10.000 millones de personas, sino que se posicione en un cenit menor
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Los impulsores del primer “Estado de la longevidad extrema” le pidieron a ChatGPT que eligiera un nombre para esta iniciativa y la inteligencia artificial (IA) generativa sugirió “Zuzalu”, seguramente basada en todo el material que hay en internet sobre las denominadas “zonas azules”, aquellos lugares del planeta donde se concentran muchos centenarios y algunos supercentenarios (personas de más de 110 años).
Semanas atrás se montó esta “ciudad pop-up”, una suerte de campamento de lujo en Tivat, Montenegro, a orillas del Adriático, y asistieron unos 780 entusiastas de la agenda de longevidad, varios de ellos criptomillonarios, con la idea de fundar a futuro un Estado propio que permita probar y acelerar (con menos regulaciones) los avances médicos para vivir más años con buena salud. Luego de la experiencia de Zuzalu, entre los lugares que están en la mira de este grupo aparece Rhode Island, en Estados Unidos, con pocos residentes y relativamente cerca de los laboratorios que hoy están en la frontera de este tipo de conocimiento.
Aunque parezca increíble, una idea similar –que no pasó de conversaciones y averiguaciones– se dio en la Argentina diez años atrás, cuando un grupo de emprendedores, inversores y tecnólogos nucleados en Serendipity (que luego fue Baikal) propusieron que Bariloche se convirtiera en un lugar de vanguardia para nuevas terapias experimentales de longevidad.
“Fue a principios de la década pasada, tratamos de convencer a autoridades no de hacer un Estado, sino una zona económica libre para estudios en gerontología, aprovechando la riqueza de profesionales en ciencias de la vida que tiene el país”, recuerda el tecnólogo y especialista en longevidad Marcelo Rinesi. “Por distintos motivos, no funcionó”, agregó.
Pero los tiempos cambian y la agenda de longevidad está que arde, con los principales millonarios y empresas del mundo apostando a iniciativas en este campo, miles de startups y un negocio que se estima que en 2025 ascienda a US$600.000 millones. Cualquier serie que se lance sobre ricos tiene referencias a esta búsqueda: en la última temporada de Succession hay un proyecto impulsado por Kendall Roy en este sentido.
Y este boom no solo involucra productos de ficción, sino que varios divulgadores de no ficción se colocan al tope de las listas de libros más vendidos y consumo de podcast, como David Sinclair, Andrew Huberman o Peter Attia, cuyo reciente libro Out Live (basado en muchas de las entrevistas que hizo en su podcast “The Drive”) está siendo promovido por la estrella de la TV estadounidense Oprah Winfrey.
Attia es un excirujano oncólogo que promueve pasar a un paradigma de “medicina 3.0″, preventiva y predictiva, en oposición a la actual “medicina 2.0″, reactiva a las enfermedades, que actúa cuando ya es demasiado tarde, como un bombero que llega a un incendio cuando las llamas ya devoraron la mayor parte de una casa.
Esta visión se apoya en decenas de aplicaciones nuevas que se apalancan en IA, como Rejuve.AI, un ecosistema de médicos, biohackers y entusiastas del bienestar que comparten información que a su vez es curada y organizada por un sistema algorítmico. Una “Longevity App” se lanzó el año pasado, con 1800 usuarios iniciales en su versión beta. “Es una plataforma que aprovecha el poder de las redes para tomar control de nuestra propia salud”, cuenta la especialista en tendencias y diseño de futuros Ximena Díaz Alarcón, de Youniversal. “En ese sentido, el discurso de Attia es interesante porque propone hacerse cargo o tomar las riendas de nuestro propio proceso de longevidad saludable, de manera proactiva, que fue lo que cautivó a Oprah Winfrey”, comenta.
En este torbellino de novedades hay también espacio para las historias más alocadas. En 2023 varios medios reportaron sobre la enorme cantidad de tratamientos de vanguardia a los que se somete el emprendedor tecnológico Bryan Johnson, de 45 años, quien está intentando que varios órganos de su cuerpo vuelvan a tener las características que poseían cuando tenía 18 años. Bloomberg informó el mes pasado que el empresario fue a una clínica en Dallas para hacerse una transfusión de sangre de su hijo adolescente y, a su vez, a donarle él sangre a su padre. Toda esta aventura le cuesta más de dos millones de dólares al año, que se reparten entre un equipo de 30 médicos que los asesoran.
En el otro extremo también crece un movimiento de escépticos. Uno de los más conocidos es el bioquímico Charles Brenner, bautizado por la prensa “el escéptico de la longevidad”, quien se la pasa criticando en redes sociales y conferencias las ideas de Aubrey de Grey y, más recientemente, de David Sinclair, de Harvard, quien asegura que está trabajando en terapias para demorar el proceso de envejecimiento.
Tanto Sinclair como Attia suelen aclarar que estamos lejos todavía de extender radicalmente la expectativa de vida (el momento en el cual la mitad de la gente que nació el mismo día que una persona ya falleció), sino que el objetivo es prolongar el período de vida saludable.
Expectativa de vida
Aunque el récord de longevidad lo tiene una ciudadana francesa que falleció a los 122 años, en este momento la persona más longeva del planeta tiene 116 años. En algunos países, como en Estados Unidos, inclusive se viene reportando una ligera disminución de la expectativa de vida. “En la Argentina estamos estancados en esta variable, cuando décadas atrás teníamos la mayor expectativa de vida de América Latina. Inciden las condiciones económicas y el empeoramiento del sistema de salud, aunque no podemos estar seguros, porque aún no tenemos los resultados del último censo”, precisa a la nacion Ricardo Jáuregui, el médico argentino que preside la Asociación Internacional de Geriatría.
El tema, sin embargo, seguirá creciendo en protagonismo, agrega Jáuregui, director médico del centro We Care, porque las pirámides poblacionales están llegando a la adultez más rápido de lo que se pensaba. Brasil es actualmente el país que envejece más rápido, principalmente por una reducción muy drástica de la tasa de natalidad, y para 2050 será el país con mayor proporción de adultos mayores de Latinoamérica.
La región está haciendo la transición demográfica hacia una sociedad más adulta el doble de rápido de lo que lo hicieron Europa, Japón o Corea, los lugares del planeta con mayor promedio de edad en sus poblaciones. Incluso África, que se esperaba que en las próximas décadas tuviera la mayor explosión de población joven, está girando a menores tasas de natalidad, con lo cual es posible que la población mundial nunca llegue a un máximo de 10.000 millones de personas como se pensaba, sino que se posicione en un cenit menor, para luego declinar. Las visas y permisos de ingreso para Zuzalu van a cotizar en alza.
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