Ya no hay casi nada por dos pesos
Entre los economistas se discute si no sería necesario acuñar más monedas de esa denominación para ayudar la circulación
La desvalorización del peso abrió el interrogante entre algunos economistas: ¿por qué no se ponen a circular más monedas de $ 2? Según el Banco Central (BCRA), hay 6 millones de monedas de $ 2 en el mercado local, producto de ediciones limitadas que se acuñaron de modo conmemorativo pero que pueden circular.
El vocero de prensa del BCRA, Fernando Medaño, reconoció que "poca gente sabe que esas monedas tienen valor real y por eso tienen baja circulación". Sin embargo, descartó que se estudie poner a circular monedas de dos pesos masivamente. "Más bien, aprovechamos para ratificar públicamente que las monedas de $ 2 son de uso público y valen lo mismo que un billete de ese monto".
Para el economista de la Fiel, Ramiro Moya, en cambio, es necesario aumentar el volumen de estas monedas. Según explicó, "la inflación a veces torna necesario aumentarle el valor a los billetes en circulación". Y se explayó: "Si bien los actuales niveles de inflación no justifican la renominalización de los billetes, como ocurrió en otro momento, poner en circulación masiva monedas de más valor sería una decisión acertada".
Miguel Kiguel, economista especializado en macroeconomía, coincidió en señalar que cada vez se compra menos con las monedas chicas.
Y agregó: "Por eso se necesitan monedas más grandes, por una cuestión práctica". Puso como ejemplo al automovilista condenado a recolectar cada día varias monedas de un peso que le traga el parquímetro; o a los consumidores en general, usuarios de máquinas expendedoras de alimentos que ya no ofrecen ni chicles por un peso.
A usar las monedas
El especialista, director de Econviews, apuntó que esto no es una innovación argentina. En contextos inflacionarios la experiencia internacional indica que se torna necesario revalorizar la moneda. "En Estados Unidos se puso a circular la moneda de un dólar producto de la inflación creciente. Históricamente hubo monedas de hasta 25 centavos", ejemplificó. En el BCRA esta expresión resulta exagerada. "Hay que instar al uso de las monedas de dos pesos que ya existen en el mercado", insistieron en la entidad.
Ahora bien, esto lleva a otra discusión. ¿Qué se puede comprar hoy con dos pesos? LA NACION salió con el billete que menos valor tiene entre los pesos argentinos. "Sólo etiquetas de 10", aclara Noelia, empleada de un kiosco del microcentro. Y hace memoria: "El Phillip Morris costaba $ 1,30 en el 1 a 1; ahora está en 3,10".
Coincide con otro de los empleados en que a veces la gente está como perdida con los precios y ya no sabe lo que valen las cosas. "Hoy una señora pedía de vuelto dos chicles por sus 10 centavos. ¡Pero esos cuestan 25 centavos cada uno!", dice con una sonrisa. De esas confusiones, miles.
Comer en el microcentro por dos pesos no es fácil, ni siquiera para los que se conformarían con apurar de parados un pancho y un vaso de gaseosa. En la sandwichería Hernán, en Tucumán al 700, su dueño despacha un cliente de los que menos gastan en comer. "El típico pancho de 50 centavos ahora está en $ 2", dice, mirando el cartel de las promociones.
"La gaseosa más barata, la botellita de vidrio de 230 cm3, también nació de 50 centavos, pero ya está en 1,80", contrasta Hernán. El combo no es más de $ 1: cuesta casi cuatro veces más. El sándwich más barato, el pebete común, está en cinco pesos; lo mismo la porción de tarta. La lata de gaseosa, en el local vale $ 2,80. Sacarla de una máquina expendedora cuesta, en promedio, $ 2,50 y, como los precios varían casi a diario, quienes reponen la mercadería cortaron por lo sano: borraron los valores.
Cumplir con un presente, por mínimo que sea, tampoco se arregla tan fácil. "¡Antes sí que valían los $ 2!", exclama una señora que recorre las atiborradas góndolas de la regalería Gift Shop, de Florida al 500, en plena peatonal. Mira unos portarretratos pequeños, esos con marcos de madera, que, hace unos años, compraba por $ 2. "Te sacaban de apuros", recuerda y extraña los polirrubros que se hicieron famosos en los noventa.
Una de las empleadas de la regalería escucha a su clienta. Luego asiente: "Es cierto. No hay nada por $ 2". Se detiene unos minutos, como revisando mentalmente la lista de precios. "¡Ah!, sí. Calcomanías tenemos por $ 2", dice. Y sigue repasando: "Nada más. Porque las postales se fueron a $ 2,50, los imanes están en $ 3 y las tazas, que eran baratas, valen $ 8".
La mujer cambia de planes y piensa en regalar algo de bijouterie: algún arito o una pulsera plástica. "De las de colores que se usan ahora", se dice sola, en voz baja. También en la peatonal, en una bijouterie de Florida y Tucumán, se para en la puerta y observa: los aros están a $ 8; las pulseras, a $ 10, y los collares, a $ 15. Nada visible por 2 pesos.
El transporte y la nafta
Conseguir una caja plástica, de esas que se exhibían en pilas en la entrada de los polirrubros, también es un milagro. En el negocio Colombraro, en Santa Fe a la altura del 3000, Laura, la cajera, comenta: "Algo queda por dos pesos. Pero ya es menos del 3% de los productos del local". Y ofrece: "Hay algún cubierto o un hermético muy muy pequeño, de esos que no tienen mucha salida".
En cambio, a la hora de movilizarse, el transporte ofrece dos caras: una inflacionaria, la otra congelada. La hora en un estacionamiento del microcentro antes de la devaluación costaba $ 2; hoy, entre 5 y 6. ¿Viajar en taxi por $ 2? Ni siquiera unos pocos metros: la bajada de bandera cuesta $ 3,10 desde la semana pasada.
El resto del transporte público es la excepción a la regla: subsidios de por medio, los $ 2 rinden igual que antes de la devaluación.
Así, el ticket en tren desde Retiro hasta Vicente López cuesta 50 centavos; el pasaje de subte está planchado en 70 centavos y el de colectivo, apenas vale 80. Estos son algunos solitarios ejemplos de lo que aún se puede hacer con 2 pesos.
Hasta hace unos pocos días, ni la nafta premium ni la súper -que es de una calidad intermedia- se podían comprar con una unidad de los billetes de menor denominación. Pero de la mano de las retenciones a las exportaciones del petróleo y a los productos refinados, los combustibles podrían volver a comprarse con dos pesos.
Ni siquiera el kilo de pan que publicita el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se puede comprar por dos pesos. Sale 2,50.