Ya ni los K discuten que había que salir del default
Finalmente, ya ni la tropa K comandada por Axel Kicillof discute que había que salir del default con los holdouts, más allá del apodo de "buitres" con el que muchos son conocidos. Toda la argumentación se reduce ahora a que habría que pagarles menos. El cambio es importantísimo en aquellos que llevaron el juicio hasta una instancia en la que el país quedó en condiciones ruinosas creyendo que la Argentina podía darse el lujo de no hacer caso a la justicia de Estados Unidos, que el propio gobierno había elegido para dirimir los conflictos.
Ahora, el argumento es que los holdouts alcanzarán una ganancia de más de 1500% aun con la quita que incluye la oferta argentina. Pero, como dice un muy experimentado periodista, ¿tiene sentido estar midiendo las cosas desde la óptica de la ganancia de los llamados buitres? ¿O desde el punto de vista del resguardo del patrimonio argentino no es más útil ver qué paga y qué estaba en riesgo de tener que pagar la Argentina?
El 1500% suena rumboso. Los acreedores esperaron 15 años en los que se acumularon aproximadamente unos US$ 15.000 millones en punitorios, intereses y costas, que no han sido completamente aceptados. Es por eso que hay una quita que ronda el 27%. La Argentina sufrió pérdida de ingresos e inversiones, y sólo en los últimos años nada menos que dos millones de empleos, dijo el ministro Prat-Gay hace pocos días, cuando anunció el acuerdo. Lo que explicó fue que a causa del default se perdió el crédito, y por ello hubo que pagar todos los vencimientos al contado. "Los intereses se acumularon por desidia y hubiera sido mejor que no se acumularan", señaló el ministro.
Con todo, el costo, para un país, parece razonable. Lo que no lo parece es que un país razonable entre en semejante situación. El mayor costo parece ser haber estado en default, y el de salida no parece tan grave. Algunos calculistas los valúan entre el 6 y el 7% en el promedio de los 15 años.
La clave es que el bono para financiar la operación no se lo entregarán a los holdouts, sino al mercado, lo que significa un valor mayor y una quita más interesante. Los holdouts, dijo bien Prat-Gay, habrían pedido más y habría que haberles entregado reservas del Banco Central. Todo más caro.
Alguien tal vez pensó la semana pasada que eso pasaría y estuvo pulseando con el Central, que claramente ganó con fuertes apuestas. Intervino en el mercado de cambios y ofreció tasas más altas en pesos en las Lebacs. Lo que se trasladará al rendimiento de los plazos fijos, por ejemplo.
Así, evitó una devaluación adicional y el peligro de que se armara una "bicicleta" financiera en pesos que pasara a dólares rápidamente. La explicación está en el último informe del Banco Ciudad, nada menos, que conduce Javier Ortiz Batalla, con gran experiencia analítica en los escenarios nacionales e internacionales y en la gestión estatal.
La argumentación política es crucial, porque en estos días hay que negociar la derogación de las leyes cerrojo y de pago soberano, para lo que se requiere la aprobación de las distintas vertientes del PJ. Antes del 14 de abril hay que hacer un pago a los fondos acreedores para que no muera el acuerdo. No hay tiempo que perder.
El jefe de Hacienda además dijo que para la gente la situación cambia de inmediato, ya que el acceso al financiamiento "evita por completo el ajuste".
Y entre las obras a lanzar incluyó el Plan Belgrano y los planes de infraestructura vial que están en jurisdicción del ministro Guillermo Dietrich. Nada que no estén reclamando los gobernadores para ayudar a abrir las puertas del financiamiento y los pagos, y que además permitiría, dice el macrismo, reactivar la economía y aumentar el empleo.
Sobre todo ahora, cuando desaparecieron algunos motores como el petróleo y Vaca Muerta, que por las caídas de los precios son hoy más origen de problemas que de soluciones.
Las buenas noticias son que los expertos europeos ven improbable la reaparición de la recesión global, pese a las fuertes complicaciones por el más lento crecimiento de China. También Prat-Gay y el Gobierno recogieron en Shanghai el guante del FMI lanzado al G-20, donde Christine Lagarde, directora ejecutiva de ese organismo, promovió un plan de crecimiento basado en la inversión en infraestructura en los países emergentes, que ya se mencionó en esta columna y que por ahora incluye un aumento de US$ 2500 millones y crecería con los años.
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