La historia de dos mujeres que se abrieron paso entre camioneros y metalúrgicos
"¿Y tu papá dónde está, a qué hora viene?", le preguntaban en las reuniones a María Eugenia Prado, que con 23 años ingresó a trabajar a Transporte Fríos del Norte, una empresa tucumana especializada en cargas refrigeradas de la que hoy es directora administrativa y financiera.
"Después empleados y proveedores se dieron cuenta que mis hermanas y yo sabíamos de la actividad y nos dieron otro lugar. Hoy prefieren discutir con nosotras", aseguró la empresaria en el panel "Participación inclusiva" del evento Family Business, en el que el periodista de LA NACION Ignacio Federico dialogó con dos "damas de los negocios" que se hicieron cargo de empresas de rubros culturalmente asociados a lo masculino.
Transporte Fríos del Norte fue fundada el padre de Prado, que comenzó a dedicarse a la conducción de camiones a los 14 años. Hoy tiene más de 100 camiones propios y 150 empleados. Ella es la menor de tres hermanas mujeres y un varón. "Rompimos el prejuicio de que el varón es el que tiene que seguir la empresa. De hecho él se dedica a otra cosa y las tres mujeres sí estamos en la empresa. Una es ingeniera industrial y está a cargo de mantenimiento de flota y la otra es licenciada en Comercialización y se dedica al área comercial y operativa de la empresa", apuntó.
Las mujeres Prado se incorporaron a la firma en 2006 y, según cuenta María Eugenia, al principio su padre les exigía mucho más que a cualquier otra persona de la compañía. "Era un momento clave del mercado, que exigía que la firma se profesionalizara y no bastaba con la experiencia de mi papá, sino que hacía falta aportar conocimientos y herramientas que él no tenía", dijo. "Al principio estaba bastante reacio, pero después se dio cuenta que era algo fundamental para que la empresa siguiera creciendo", añadió.
Últimas palabras
Cuando a su padre -por entonces presidente de la empresa fabricante de sembradoras Agrometal S.A.I- lo estaban subiendo a la ambulancia que lo llevó de urgencias a la ciudad de Córdoba, él se sacó la máscara de oxígeno y le dijo: "Asamblea". Juan Carlos Negrini le quería recordar a su hija, Rosana, que al otro día había asamblea en la empresa y ella tenía que ir en su lugar. Negrini acompañó a su padre a Córdoba, donde falleció, y volvió a Monte Maíz para asistir al compromiso.
El lunes siguiente, y luego de haber asistido a su padre por décadas, Rosana asumió como nueva presidenta de la empresa. "Reuní a los 350 empleados de la fábrica y les dije ´Quédense tranquilos, que Agrometal sigue’", contó. Así fue la sucesión de la empresa cordobesa que hoy produce 400 máquinas sembradoras por año, según contó Rosana Negrini en el panel.
"Yo soy la hermana del medio y desde chica pensé que me tenían que querer por mis méritos. He sido siempre muy buena alumna y me recibí de contadora para dedicarme a la empresa y ayudar a mi padre. Si bien mis hermanos siempre estuvieron en el directorio, yo soy la que estuve a su lado y asumí la presidencia porque me correspondía por mérito", apuntó Negrini.
Su padre murió el mismo día que tenían en agenda una reunión para empezar a trabajar con un un consultor de empresas familiares. "Ya teníamos 12 hijos entre los tres hermanos y la primera se iba a estudiar. Sabíamos que en unos años los íbamos a tener todos, a sus parejas y a sus separados queriendo entrar en la empresa", bromeó Negrini.
Si bien Juan Carlos no pudo participar, los Negrini avanzaron con la consulta al profesional e hicieron un protocolo familiar. "Definimos que entrarían solo parientes de sangre, que debían ser profesionales y debían ingresar a áreas en la que se lo necesite, con un CV que superara al resto de los candidatos", apuntó.
La transición: un paso clave en las empresas familiares
Por su parte, Enrique Shaw (Pinamar SA); Martín Castelli (Blue Star Group); Lorena Medina (Magma Music) y Kevin Kogan (47 Street) hablaron sobre la transición entre generaciones en la empresa familiar.
Kogan contó que él soñaba con ser periodista, y que trabajó en medios antes de dedicarse plenamente a la comunicación dentro de la marca que fundaron sus padres. Sobre las "perlitas" de compartir el trabajo con su propia madre, contó que tuvieron que armar un "protocolo" para el trabajo en redes sociales.
Como su madre aprendió a hacer capturas de pantalla en el celular, le enviaba referencias de otras marcas o le marcaba lo que no le gustaba sobre las redes de 47 Street. El problema es que Kevin las recibía un sábado mientras estaba disfrutando de un asado con amigos. Por eso él estableció que solo puede recibir esas imágenes "de lunes a viernes y de 9 a 18".
Los límites en las empresas familiares están más difuminados. Para Medina, por ejemplo, el trabajo sigue siempre: habla con sus hermanos y su padre sobre la compañía familiar, que se dedica a la exportación de cuerdas para instrumentos, hasta en la mesa del almuerzo de domingo.
Explicó que la segunda generación de la compañía (entre la que está ella misma) fue la que impulsó el desarrollo de cuerdas para instrumentos de folklore de cada país. "Es una estrategia que lleva mucho tiempo, se hace un testeo con músicos más profesionales de cada país y eso es lo que nos permitió ser una de las empresas con mayor variedad", narró.
Castelli es parte de la segunda generación de Blue Star Group, la compañía madre de Todo Moda e Isadora. Hoy la firma tiene 850 locales en cinco países. Él y su hermana comenzaron a trabajar en la firma desde jóvenes. En ese momento, su padre se dedicaba al comercio mayorista de accesorios.
Los hermanos se enfocaron en el comercio minorista, profesionalizaron la empresa, le añadieron tecnología y la abrieron al mundo. "La mejor decisión fue haber crecido en otros países. Hoy la Argentina representa el 30% de la facturación y desde ese momento vemos todo distinto, tenemos un poco más de tranquilidad", admitió.
Shaw, por su parte, había trabajado en otras empresas antes de ingresar en la compañía familiar, dedicada a la construcción en Pinamar. "Cada proyecto que hacemos es un emprendimiento: hay que encontrar los recursos y a la mejor gente para hacerlo", explicó, sobre su trabajo.
Respecto de las decisiones que se toman en la empresa familiar, admitió que se toman con mucha responsabilidad. "Cuando se crea una estrategia, se sabe que por dos o tres años no hay que cambiar la dirección porque, si no, es para perder, así que se piensa mucho", concluyó.