Coloquio de IDEA: Las definiciones del jefe de Arcos Dorados en una entrevista con Mario Pergolini
LA NACION
Woods Staton es un emprendedor "de vieja cepa" en la Argentina: el colombiano comenzó a hacer negocios en el país en 1986 y desde entonces pasó por la hiperinflación, la convertibilidad, la crisis de 2001 y la inflación galopante de los últimos años. Este es el tema que hoy preocupa al presidente de Arcos Dorados, la compañía que maneja McDonald's en 20 países de América Latina y el Caribe, y así lo hizo saber en el 56° Coloquio de IDEA.
En una entrevista a cargo del periodista y empresario Mario Pergolini, Staton narró la historia de sus primeros pasos en la Argentina y se refirió al espíritu emprendedor de todo el continente latinoamericano. Llegó al país en medio de una alta conflictividad en Colombia que no le permitía hacer negocios en su país de origen: McDonald's estaba interesado en darle la licencia para operar en la región, pero no en su territorio, con la violencia del narco Pablo Escobar en pleno auge.
"Me ofrecieron comenzar en la Argentina, Chile y Uruguay. Nunca había estado en Buenos Aires y fue un amor a primera vista", describió.
En ese momento, los representantes de McDonald's le ofrecieron un trato extraordinario: por cada dólar que él pusiera para explotar la licencia en la región, la empresa de comidas rápidas pondría tres. Y el empresario se quedaría con el 51% del negocio. "No soy muy bueno en matemática, pero esa sí la entendí", bromeó. Hoy Arcos Dorados tiene 220 locales en la Argentina y 2200 en toda América Latina.
Staton conoce muy bien a la Argentina y sus complicaciones. Se refirió a su peor enemigo: la inflación. "El emprendedor es una persona con visión a largo plazo, y la inflación es a corto plazo y corroe todo: no permite pensar en poner dinero ahora para recogerlo en 10 años; uno se vuelve un timbero, un financiero, y eso es lo peor", sentenció.
También dejó sus deseos para el país: "La Argentina tiene una gran capacidad motriz e intelectual. Espero que siga siendo un centro de excelencia en educación y que se invierta mucha plata en eso: hay que promover que los emprendedores puedan emprender", dijo, y reforzó la importancia de bajar la inflación para que eso suceda.
La pregunta ineludible fue cómo hizo su compañía para sobrevivir a la pandemia. Staton admitió que fueron tiempos difíciles, pero que se apoyó en su equipo digital para poder sostener el negocio. "Hoy en la Argentina el 20% de los teléfonos móviles tiene nuestra app, son ocho millones de personas, y eso nos está salvando el pellejo", concluyó.
Mujeres emprendedoras, mujeres visionarias
El panel luego siguió por los casos de cuatro mujeres que pisan fuerte en el mundo del emprendedurismo: Delfina Irazusta (Red de Innovación Local); Agustina Fainguersch (Wolox); Nur Malek Pascha (Envíopack) y Pamela Scheurer (Nubimetrics).
Las cuatro hablaron sobre sus casos, los desafíos de emprender en el país, pero también dejaron su visión respecto de cómo les gustaría que fuera la Argentina.
"Me gustaría un país con una justicia independiente y con un marco previsible de acción. Hay una oportunidad que tenemos con el talento, pero sin previsibilidad es muy difícil gestionar cualquier actividad en el sector privado", dijo Malek Pascha.
"Sueño con una Argentina que apueste por su talento, que cuide y eduque a los jóvenes en las nuevas tecnologías para que puedan exportar valor al mundo sin moverse del lugar donde están; quiero una Argentina federal en serio y es la única forma que tenemos de que las oportunidades les lleguen a todos", añadió Scheurer, quien emprendió desde Jujuy.
Para Fainguersch, las claves para que se desarrolle el país están en "poder confiar en la moneda local, en las palabras de las personas que tenemos del otro lado, poder cooperar, saber las reglas del juego y que no van a cambiar de un día para el otro". También hizo hincapié en la oportunidad que tiene la Argentina para exportar talento e innovación, pero llamó a pensar cómo se escala la industria con inversión en formación e investigación y desarrollo.
Irazusta confesó las ganas de escalar su negocio, un emprendimiento social al que le cuesta conseguir financiamiento por estar volcado al impacto en el sector público. "Quiero un país del hacer, de las cosas concretas y no de las grandes palabras", resumió. La "cooperación" en el "lenguaje del hacer", dijo, es participar de mesas de trabajo público-privadas; la "equidad" es "pagarle lo mismo a los hombres que a las mujeres", añadió. "A los hacedores les digo que dejen la 'sarasa' y los esperamos en la 'Argentina del hacer'", concluyó.
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