Wall Street ha cambiado de rostro
El motor de su transformación no fueron sólo los atentados terroristas
Es una imagen difícil de olvidar: la Bolsa de Nueva York cerrada durante las cuatro sesiones bursátiles posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre, mientras los incendios arreciaban en lo que quedaba del cercano World Trade Center.
La Bolsa de Nueva York era una empresa sin fines de lucro que había cambiado poco desde 1792: miles de corredores gritaban órdenes de comprar o vender. Con el bajo Manhattan inundado de polvo y las autoridades prohibiendo el acceso a la zona de los trabajadores no esenciales, abrir la bolsa no era una opción hasta el lunes siguiente.
Ahora, el mercado forma parte dpae NYSE Euronext (que cotiza en bolsa y tiene fines de lucro), la mayoría de las transacciones se realiza electrónicamente y oficinas fuera de Nueva York pueden manejar las operaciones sin dificultades durante una emergencia.
La transformación no fue totalmente impulsada por el 11 de septiembre, pero es parte de los muchos cambios que ha atravesado Wall Street en los últimos diez años.
Como el resto del núcleo financiero de Nueva York, la NYSE ha cambiado desde los ataques terroristas.
Ahora depende mucho menos del piso de operaciones y ha asumido un perfil más importante a nivel global con la compra en 2006 de la firma de corretaje electrónico Archipelago y su acuerdo pendiente para fusionarse con Deutsche Börse AG.
"Wall Street es hoy mucho más una idea que un lugar físico", dijo Roy Smith, profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
Inmediatamente después del 11 de septiembre, los observadores predijeron que la élite financiera de Nueva York huiría de los riesgos de seguridad percibidos en la punta sur de Manhattan y podría reducirse. Una década después, Wall Street es de hecho más pequeña y está más dispersa. El empleo en la industria financiera en la ciudad cayó a 168.000 empleos, frente a 190.000, de acuerdo con datos del estado de Nueva York. El colapso de las torres gemelas aceleró el éxodo de las grandes firmas.
Morgan Stanley, el principal inquilino del World Trade Center, ya trasladó su sede central a la parte media de la isla y sacó otras operaciones de la ciudad para reducir su vulnerabilidad en caso de una emergencia.
Pero a pesar de las vidas que se perdieron el día de la tragedia y la partida desde entonces de grandes compañías, Wall Street está lejos de quedar desierta. NYSE, Deutsche Bank AG y Bank of Mellon Corp., están entre los pesos pesados que retienen una presencia importante allí. A unas cuantas cuadras, Goldman Sachs Group Inc. inauguró su nueva sede, a pocos pasos de un gigante que nunca se fue, American Express Co.
Otro cambio todavía más grande es el incremento de las operaciones computarizadas. Mientras eso ha generado una industria totalmente nueva, también ha reducido las ganancias de muchas empresas de Wall Street, recortando sus lucrativas comisiones. Grandes firmas viraron hacia otros negocios, como la renta fija, incluida la venta de títulos respaldados por créditos hipotecarios durante el boom económico de mediados de la década.
Si bien ese negocio impulsó las ganancias entre 2005 y 2007 y enriqueció a muchos corredores, también sentó la base para la crisis financiera de 2008.
Debido a que los inversionistas se volvieron reacios al riesgo, firmas venerables como Bear Stearns y Lehman Brothers —que ocuparon parte del World Trade Center y el adyacente World Financial Center— sucumbieron cuando no fueron capaces de asegurar financiamiento.
La quiebra de Lehman hace tres años obligó a gobiernos de todo el mundo a ofrecer garantías de billones de dólares para apuntalar los sistemas bancarios y los mercados financieros, dando pie al clima de mercados volátiles y frágil recuperación económica de hoy.
Las consecuencias de la adopción por parte de Wall Street de las hipotecas de alto riesgo como una fuente de ganancias se siguen sintiendo. Sin embargo, algunos inversionistas opinan que las preocupaciones sobre el sector son exageradas.
"Aunque el 11 de septiembre fue trágico, no fue tan malo para el mundo financiero como el auge y la precipitación que se produjeron luego", dijo Smith, de NYU.