Votar es “irracional”; menos mal que no todos lo saben
Ir a votar es irracional, porque ningún voto individual decide un resultado general. Encima te arriesgás a que te choquen el auto o a contagiarte de Covid–19. Esto le hacen decir al homo economicus, pero afortunadamente la mayoría de la población actúa de manera diferente.
Esto de que ningún voto individual afecta el resultado de una elección depende de la cantidad de votantes. No se aplica, por ejemplo, a la Corte Suprema de Justicia o al consorcio de los edificios de departamentos y oficinas; pero sí resulta relevante en el caso de elecciones de gobernador o de Presidente de la Nación.
Toda regla tiene su excepción. En noviembre de 2000, con algo más de 100 millones de votantes, el “empate” resultante tuvo que ser dirimido por la Corte Suprema de Estados Unidos, quien declaró que George Bush hijo había triunfado sobre Al Gore.
En la Argentina, las elecciones de 2021 son legislativas, de manera que estamos más cerca del caso del consorcio que del de una elección presidencial. Encima, en un buen número de jurisdicciones, las PASO serán genuinas, porque servirán para confeccionar las listas de candidatos que cada agrupación presentará en la elección propiamente dicha, que tendrá lugar en noviembre próximo. En otros términos, las PASO del domingo próximo no serán una mera costosísima encuesta.
La elección de noviembre de 2021 tiene importancia en sí misma, y también como señal de lo que puede ocurrir en 2023. Lo primero, porque definirá la composición de las cámaras, luego de la renovación de la mitad de la de Diputados, y un tercio del Senado. En particular, si el oficialismo tendrá mayoría absoluta en algunas de las dos cámaras.
¿Cuál será la relación entre este resultado y la elección presidencial de 2023? Imposible saberlo, pero ciertamente que la cuestión generará múltiples interpretaciones.
Más importante todavía es la cuestión de cómo se desenvolverá Alberto Ángel Fernández durante los dos últimos años de su gestión presidencial. Escuché que tendrá que negociar con la oposición para, en conjunto, acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Me suena más expresión de deseos que pronóstico.
Pero esto se refiere al futuro remoto. Aquí y ahora, lo principal es contradecir al homo economicus: ir a votar, persuadir a quienes no quieren hacerlo, y luego dominar la ansiedad para saber, en cuanto cierran las mesas, el resultado de las PASO.
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