Vitálik Buterin: ¿qué inventó y cómo participar de su creación?
La visita del ruso canadiense Vitálik Buterin a la Argentina fue destacada tanto en las redes como en las portadas de casi todos los medios nacionales.
Lo que imaginó como un simple viaje de vacaciones devino en conferencias con apasionados del mundo cripto y reuniones con varios de los protagonistas del arco político local, incluyendo desde Mauricio Macri hasta Juan Grabois, pasando por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Nadie quiso perderse la oportunidad de conocer e interactuar con uno de los visionarios más importantes del momento, cofundador de Ethereum, la red descentralizada de minería digital y, a la vez, plataforma de desarrollo de software cuyo valor de mercado se acerca a los 500.000 millones de dólares, con un potencial difícil de encontrar en otro proyecto cripto de la actualidad.
¿Qué tienen Ethereum y su criptomoneda ether que las vuelve tan atractivas? ¿Cómo se explica que el creador de un activo que para muchos sigue siendo una burbuja financiera destinada supuestamente al lavado de dinero y el narcotráfico sea recibido en nuestro país como si fuese un “rockstar”?
Ethereum y su potencial
Para conocer a Ethereum primero debemos entender qué es la tecnología blockchain, aquella que está detrás de prácticamente todas las criptomonedas, actualmente más de 16.000.
La blockchain (en español, cadena de bloques) puede describirse como una red inmutable, descentralizada y resistente a la censura. En lugar de encontrarnos con un organismo central que concentra la custodia y transferencia de activos, nos topamos con esta tecnología que crea un libro contable descentralizado y de código abierto que puede ser descargado por cualquier persona, y que se actualiza periódicamente a partir de cada bloque nuevo que se agrega a la cadena.
Son los propios usuarios quienes autorizan y realizan las transferencias bajo un sistema de incentivos basado en la teoría de los juegos, con lo que se vuelve resistente a los intentos de intervención por parte de terceros, sean particulares o gobiernos.
En un primer momento, con la aparición de Bitcoin en 2009, se creía que el principal valor agregado de la blockchain era su capacidad para custodiar y transferir activos digitales de manera totalmente descentralizada, sin la intervención de bancos ni otras entidades.
No obstante, en 2015, Buterin agregó los contratos inteligentes o smart contracts. Se trata de contratos automatizados programados para realizar tareas específicas en función de los datos que reciben. Su difusión a través de Ethereum abrió un abanico de posibilidades que trascienden el universo de las finanzas.
Los contratos inteligentes permiten colocar dentro de la blockchain una serie de instrucciones programadas de antemano que se cumplirán indefectiblemente a posteriori, sin poder ser modificadas por nadie ni nada una vez que se activen.
De esta manera, con su invención Buterin dio paso primero a la aparición de las DeFi (finanzas descentralizadas) y después a los NFTs (activos no fungibles), junto a otras nuevas industrias (play to earn, gambling y más) emergentes que parecen estar de moda entre los fondos de venture capital o inversores de riesgo. Según un informe, se destinaron más de 30.000 millones de dólares durante 2021.
¿Cómo puede un inversor o inversora participar con parte de sus ahorros de esta revolución tecnológica que muchos comparan con el surgimiento de Internet en los ´90?
Quienes cuenten con más tiempo y tengan ganas de investigar, pueden seleccionar entre distintos proyectos existentes dentro de los blockchain de Ethereum en las distintas industrias mencionadas. Quienes no quieran correr el riesgo de equivocarse en el picking up (selección de activos), pueden directamente invertir en ether (ETH), el activo nativo de la blockchain de Ethereum que se utiliza para pagar las transacciones que tienen lugar en esa cadena de bloques y que debería seguir subiendo de precio (acumula un alza del 450% desde comienzos del año) en la medida en que Ethereum sea cada vez más utilizada.
Ethereum y el cambio de narrativa
Hace un par de meses, repasamos en este espacio el cambio de narrativa sobre Bitcoin. Mucho de lo observado entonces puede aplicarse también a Ethereum.
Sucede que los gobiernos y el establishment en general se han vuelto mucho más cautos en los últimos meses, pasando de una postura de censura y prohibición de las cripto a otra de regulación inteligente que acompaña su surgimiento y evalúa potencial adopción, de la misma manera que ocurrió con Internet en las últimas décadas.
¿Ejemplos que confirmen lo que estamos diciendo? Recientemente, Jerome Powell, presidente de la FED (Banco Central de EEUU), afirmó que su país no tiene ninguna intención de prohibir los criptoactivos. Medio año antes, la SEC (Securities and Exchange Commission o Comisión de Bolsa y Valores) de Estados Unidos autorizó la salida a Bolsa de Coinbase, uno de los exchanges de criptomonedas más importantes del mundo, lo que fue considerado un guiño importante a la criptoindustria.
De esta manera, la afirmación de que los Estados nunca dejarán que las criptomonedas tengan éxito porque compiten con sus propias monedas se cae por su propio peso. Parece basada más en prejuicios y conceptos demodé que no sirven para explicar el mundo actual.
Conclusión
Muchas personas han escuchado hablar por primera vez de Ethereum gracias a la recepción que tuvo Vitálik Buterin la semana pasada en su visita a la Argentina. Para nosotros, que venimos hablando de esta plataforma y su moneda desde 2018 (cuando ETH cotizaba a 400 dólares y no a los 4.000 actuales), el revuelo causado por el arribo del genio ruso canadiense no hace más que confirmar lo sostenido aquí desde un principio: las criptomonedas vinieron para quedarse y transformar nuestras vidas de una manera que aún no podemos imaginar. Por lo tanto, representarán una transferencia de riqueza generacional pocas veces vista en la historia económica moderna.
Ahora toca dejar de proyectar y volver al presente. Es hora de levantar las copas y desearles un muy próspero 2022, donde la pandemia termine siendo el recuerdo de un hecho social global que causa tanta tragedia como las enseñanzas que deja. ¡Feliz año y a brindar con cuidado!