Pocas mujeres lograron lo que logró Virginia Hill: convertirse en la "reina de la mafia". Desde sus humildes orígenes sureños, saltó a Chicago, donde su inteligencia y su belleza conquistaron a la cúpula de la cosa nostra, pero luego de montar la mayor red de narcotráfico y lavado de dinero de América Latina, cayó en desgracia y murió misteriosamente lejos de su país.
Onie Virginia Hill, tal su nombre completo, había nacido el 26 de agosto de 1916, en Alabama, en el sudeste de los Estados Unidos. Fue la séptima de los diez hijos de un matrimonio compuesto por un comerciante de caballos y un ama de casa, que vivían en una típica granja lugareña en la extrema pobreza.
Desde muy chica, mostró una fuerte personalidad. Harta de que su padre, que era borracho y golpeador, maltratara a su madre, se acercó a él, le mostró un cuchillo y le dijo que si le pegaba una vez más a su mamá, ella iba a esperar a que estuviera dormido y le iba a cortar la garganta. Ese mismo día, con solo siete años, se juró que jamás permitiría que un hombre la sometiera.
Tal como se puede ver en la producción Embajadores de la mafia, de History Channel, al cumplir ocho años, se mudó a Georgia, junto con sus hermanos y su madre, ya divorciada. A los 15 se casó con un joven de 16 y se fue con él a Chicago, para probar suerte en el mundo del espectáculo, pero enseguida se separó de él.
Fue entonces cuando consiguió empleo como camarera en un local manejado por la mafia y empezó a complementar sus ingresos trabajando como prostituta. En una de esas noches, le tocó servir en la mesa de un tal Al Capone, que en plena Ley Seca era el mayor capo de la mafia y manejaba a su antojo el alcohol ilegal, la prostitución y el juego. Virginia lo sedujo en el acto con su belleza, por lo que no tardó mucho en convertirse en su prostituta favorita y en convencerlo de que ella estaba para mucho más.
La mesera favorita de Al Capone
Así se narran en la página de History Channel sus comienzos con la cosa nostra. "Trabajó como mesera en el restaurante favorito de Al Capone y sus socios. Su belleza cautivó a todos los miembros de esa familia. Años más tarde, se convirtió en apostadora profesional, experta en lavado de dinero y mensajera entre las dos grandes ´familias´: La de Al Capone y la de Lucky Luciano. La llamaban La Reina de la Mafia",
Pasó a ser una especie de secretaria personal de la mafia, que la usaba para llevar y traer mensajes. Era muy despierta, una lealtad a prueba de balas y una gran habilidad para improvisar sobre cualquier tema que se le presentara; pero su as de espada siempre fue el sexo: era amante de casi todos los capo mafia y participaba en las orgías que estos organizaban.
Su vida daría un giro inesperado al conocer al mafioso Bugsy Siegel, que había sido destinado a Las Vegas para instalar un casino en el que mafia planeaba lavar dinero. Virginia fue enviada allí para espiarlo, pero terminó enamorada de él y juntos iniciaron una historia de amor al tiempo que construían el primer casino hotel de Las Vegas, el Flamingo.
Como se retrató en la película Bugsy (1991), dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Warren Beatty y Anette Bening, eso no terminó bien. Inesperadamente, Virginia se tomó un avión a Paris y cuatro días después después su amante fue acribillado a balazos por la mafia en un ajuste de cuentas. "Cuando Virginia se enteró, intentó suicidarse pero sobrevivió", relata History Channel.
Fue como si eso le hubiera dado un nuevo impulso: viajó a Sicilia a pedirle una segunda oportunidad al capo mafia Lucky Luciano, quien la ubicó en México, la nueva meca del hampa. Fue ahí cuando Meyer Lansky, uno de los principales referentes del crimen organizado le asignó a Virginia Hill una partida especial de dinero ya que estaba edificando alianzas con ricos empresarios que realizarían grandes inversiones en los nuevos proyectos de casinos.
El 20 de julio de 1948, Virginia llegó a México con su maleta llena de dinero a hospedarse en el Hotel Reforma de DF. Tal como se puede ver en el documental mencionado, allí comenzó a organizar fiestas para tejer las redes de contactos y se metió en el bolsillo a empresarios, militares y políticos, lo que le permitió montar la red de narcotráfico y lavado de dinero más grande de América Latina.
Entre Rita Hayworth, Orson Welles, Kirk Douglas, Frida Kahlo
El Bar Ciros, que funcionaba en el Hotel Reforma y que se convirtió en su "oficina", era el centro nocturno más concurrido por las élites de la capital mexicana. Desde su inauguración asistían cotidianamente políticos, artistas, banqueros y periodistas, así como una gran cantidad de personajes extranjeros. En El Ciros era posible encontrarse a Rita Hayworth, Orson Welles, Kirk Douglas, que se entremezclaban con Agustín Lara, Diego Rivera y Frida Kahlo.
Aquella chica sureña criada en la pobreza, que un día había amenazado de muerte a su padre, era ahora la dueña de un imperio, manejaba a gusto y piacere al poder político, económico y militar, y se daba una vida de lujos y excesos. Estaba en su mejor momento. Tocando el Cielo con las manos. Pero... siempre hay un "pincelazo" que arruina todo.
Un día, el periodista Agustín Barrios Gómez logró entrar al bar Ciros y a la mañana siguiente, este periodista publicó una columna con todo lo que había escuchado allí: entre otras cosas, que Virginia trabajaba para el mafioso Frank Costello, avalada por el mismísimo presidente de México. El FBI inició una investigación, ella escapó, pero no tardó mucho en ser encontrada en una playa de Acapulco, donde fue arrestada bajo el cargo de malversación de fondos.
Cuando la detuvieron, Virginia Hill dijo: "Estas son mis últimas palabras para ustedes. Estoy cansada de su maldita persecución. Deseo con todo el corazón no volver a poner los pies en su llamado mundo libre. Ustedes saben bien como yo que no les debo nada. Sí, acaso, ustedes me deben algo. Y si todavía buscan gángsters, ¿por qué no empiezan desde lo alto de la Casa Blanca hacia abajo? Pónganlos a todos ellos en la cárcel y este mundo estará mejor. Así que pueden irse al infierno ustedes y todo el gobierno de los Estados Unidos."
Finalmente, salió ilesa de las acusaciones, pero ya nunca más fue la misma: descartada por la mafia, alcohólica y depresiva, se recluyó en Europa donde se terminó suicidando con una sobredosis de somníferos, aunque muchos creen que fue el largo brazo de la cosa nostra la que la mató. Se terminó así, a los 49 años, vida de la mujer que pasó a la historia como "la reina de la mafia".
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