Violan algunas leyes y vigilan el cumplimiento de otras
La iniciativa de mandar a representantes del gremio de camioneros a controlar que se cumpla el programa Precios Justos ocupa un lugar destacado en la antología del disparate
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Representantes del gremio de camioneros bloquean la entrada y salida de vehículos en determinadas empresas, para que sus propietarios recapaciten con respecto al gremio al cual tienen que afiliarse los choferes que trabajan para ellos; dirigentes piqueteros se adueñan transitoriamente de la avenida 9 de Julio, para que la ministra de bienestar social recapacite con respecto a evitar las avivadas en los planes sociales. A ambos, que a sabiendas violan disposiciones, el Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio les pidió “colaboración”, para verificar el cumplimiento del programa de Precios Justos.
La iniciativa ocupa un lugar destacado en la antología del disparate. ¿Piensan Sergio Massa y Matías Tombolini, que los convocados prestarán el servicio, como una gauchada? No pueden ser tan ingenuos.
Pero, como soy economista, me concentro en la sustancia del caso. Cuando el precio de un producto se fija en un nivel artificialmente bajo, aumenta la cantidad demandada y se reduce la cantidad ofrecida; y por consiguiente se genera exceso de demanda, que popularmente se identifica con las góndolas vacías en los supermercados.
Dije reducción de la cantidad ofrecida, lo cual implica que el proveedor del supermercado no es que produce y no entrega, sino que ¡produce menos! El faltante es un tema de producción, no de stocks, cuyo antipatriótico comportamiento puede ser descubierto por inspectores profesionales, camioneros o piqueteros.
Ahora bien, cualquier persona que haya visitado una planta manufacturera, habrá observado el gran tamaño que tienen los galpones, donde se almacenan tanto las materias primas como los bienes terminados. La clave no está en el hecho, sino en la interpretación.
En Japón, los depósitos donde se guardan tanto las materias primas como los productos terminados, son muy pequeños, porque –por la escasez de tierra– no tienen más remedio que trabajar según el criterio de “justo a tiempo”.
Pero en la Argentina los depósitos son grandes no por la abundancia de tierra, sino por todo lo que ocurre fuera del control de cada fabricante, pero que lo afecta. Hay que tener mucha materia prima porque nunca se sabe si llegará el barco de China, si habrá una huelga en el puerto, si aprobarán la SIRA, etc.; y hay que tener mucho producto terminado, porque se produce lo que se puede en función de las materias primas disponibles. Ésta es la realidad.
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