“Viene mejor de lo esperado”: Ricardo Arriazu habló sobre el programa de estabilización y aconsejó ir a una competencia de monedas
Aseguró que si se mantiene la tendencia actual, la inflación de marzo va a estar en 12%, y que podría llegar al 2% para fin de año
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Salida del cepo, dolarización o bimonetarismo, gobernabilidad, metas fiscales e inflación. Ricardo Arriazu, fundador de Arriazu Macroanalistas, se refirió a todos estos puntos y repasó la situación económica y política actual de la Argentina en una charla organizada por S&C Inversiones, a poco más de 100 días desde la asunción de Javier Milei.
El especialista comenzó su análisis desde una perspectiva mundial, y comentó que la inflación se está acercando a niveles “normales”, aunque con un poco más de resistencia a la baja explicada por un crecimiento de Estados Unidos por encima de lo que puede, por lo que todavía no puede llegar a la inflación objetivo, que es lo que guía a la Reserva Federal. Esto llevaría a que la FED no baje la tasa de interés “como mínimo, hasta junio”.
Tras este análisis, Arriazu se centró en el contexto argentino, y aclaró que el país es una economía bimonetaria: “Esto significa que utiliza dos monedas, y que hay dos unidades de cuenta. Es interesante mirar qué le pasó a la inflación en cada una”, continuó.
A partir de esto, observó las tres variables inflacionarias: IPC general, 211% punta a punta en 2023, en dólar oficial, -16%, y en paralelo, 10%. “En la Argentina el peso solo sirve para pequeñas transacciones: pagos de impuestos y salarios. El dólar hace todo el resto. Por lo tanto, si yo quiero estabilizar la economía, tengo que estabilizar ambas unidades de cuenta. Eso es fundamental”, explicó.
En este sentido, sostuvo que es esencial aplicar varias reformas, tanto institucionales como económicas, de la mano de un programa de estabilización de corto plazo que apunte, justamente, a disminuir la inflación, realinear los precios relativos y solucionar los problemas del sector estatal: “Un programa integral debe tener estos tres elementos”, enfatizó.
Para Arriazu, todo “viene mejor de lo esperado”, a pesar de que la inflación acumulada del año llegó al 71%, de que haya caído la demanda agregada y el salario real, porque esto era lo esperable tras una devaluación del 300% para las importaciones y del 150% para las exportaciones.
“Las reformas estructurales vienen atrasadas. Hay un problema de gobernabilidad. Milei fue electo con el 30% de los votos, y luego en el balotaje obtuvo el 56%. El 30% le dio la escasa cantidad de diputados y senadores, y ningún gobernador —comentó—. Por lo tanto, tiene un problema de gobernabilidad para la aprobación de su programa, aunque todavía tenga más del 50% del apoyo de la gente”.
En la parte fiscal, el mayor aumento de ingresos provino de la cosecha, que permitió recaudar más impuestos al comercio exterior por el aumento de derechos de exportación a los productos no agropecuarios y el impuesto PAIS. Esto acarreó varios problemas. “Hay resistencia a la suba de impuestos a las exportaciones, se quiere que coparticipen el impuesto PAIS y, al mismo tiempo, que no den marcha atrás con la baja de Ganancias”, agregó.
A su vez, detalló que la baja en el gasto se debió, sobre todo, a una reducción de los subsidios, de las transferencias a las provincias, del gasto en inversiones, menores transferencias a las empresas públicas, reducción de gastos salariales y revisión de planes sociales y jubilación.
Para la parte cambiaria, remarcó que la dolarización es imposible, porque no hay dólares, y que la aplicación de un programa parecido al de la década del 60-70, con un overshooting del tipo de cambio a $800, seguido de una devaluación fija del 2% mensual, fue clave para bajar la inflación.
En este sentido, enfatizó que, si todo sigue así, y si se consigue plata del Fondo Monetario Internacional (FMI), para la segunda mitad del año se podría unificar el tipo de cambio, aunque esto no implica que hoy sea factible eliminar el cepo, porque las reservas todavía son negativas, y no hay suficientes dólares para reemplazar la deuda en pesos. “Lo que hay que ir haciendo es, de poquito, permitir transacciones para normalizar el mercado. El Gobierno dice que está negociando un paquete de US$15.000 millones justamente para eliminarlo. Yo lo haría, de todas formas, gradualmente”, dijo, y consideró que, por esto, lo más probable es ir a una competencia entre monedas.
Además, su pronóstico sobre la inflación es optimista, basado en la tendencia a la baja que se viene observando desde el pico de diciembre y durante los primeros dos meses del año: “En marzo seguramente va a ser 12%, por la estacionalidad de la educación y la ropa. Debería caer a 8% para abril. Si esto es así, el programa estaría funcionando como debe. Y si eso se mantiene, debería caer a niveles cercanos al 2% para fin de año”.
Finalmente, consideró que la parte económica del actual programa “viene bien, dentro de lo que era esperable”, pero destacó que el foco debe ser la resolución de los problemas institucionales y estructurales, que repercuten en la gobernabilidad: “Si lo hacemos, el futuro es promisorio”, concluyó.
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