¿Viene a reemplazar a los humanos? La mirada de los número uno sobre la incorporación de la IA en las empresas
Ponentes destacaron la importancia de adoptar la IA ética y efectivamente para mantener la competitividad y la eficiencia en las compañías
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Bajo el lema “Liderar y el desafío de la transformación. La mirada de los número uno”, el Capítulo 10 de Negocios del Futuro, un evento organizado por LA NACION, abordó el impacto y las oportunidades que la inteligencia artificial (IA) ofrece al mundo de los negocios. Desde diferentes sectores, directivos y especialistas en la temática compartieron sus visiones y revelaron los desafíos a los que se enfrentan las compañías ante una tecnología que avanza rápidamente, transforma procesos, redefine estrategias y modifica la relación entre las empresas y sus entornos.
Pablo Tamburo, CEO de Argensum Foods –una empresa global de alimentos de calidad y líder en girasol confitero–; Nicolás Iribarne, director de Burger King para Argentina y Chile; y Juan Pablo Cosentino, miembro del consejo de dirección de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral, conversaron junto con José Del Rio, secretario general de Redacción, respecto de cómo las empresas pueden adoptar la IA de manera ética y efectiva.
Fue Tamburco quien tomó la palabra para contar cómo fue que Argensum Foods dio sus primeros pasos en el mundo del agro y actualmente se convirtió en una compañía que ofrece una amplia gama de productos y servicios para la industria alimentaria. “Comenzó siendo una pyme que estaba enfocada en la producción de girasol confitero –llegó a exportar a más de 70 países del mundo– y con el tiempo empezó a tener un portfolio más grande para facilitar el acceso a la alimentación. Tenemos un equipo con mucho conocimiento por haber manejado el negocio del girasol de punta a punta y dijimos ‘si pudimos gestionar con éxito un solo cultivo, ¿por qué no agregar otros productos y marcas a toda nuestra fuerza de conocimiento?’”, recordó.
Por su parte, Iribarne, de Burger King, se explayó sobre los desafíos que le implicaron a la compañía dejar los conservantes y mirar hacia el futuro ‘con un enfoque más orgánico’. “El mayor reto es que la innovación no se hace de un día para el otro, requiere de meses y, en gran parte, años. Cuando tomamos este camino fue porque viendo los escenarios futuros nos convencimos de que el consumidor de los próximos 5-10 años va a darle más importancia a los alimentos naturales y para llegar preparados a ese mercado futuro tomamos la decisión en el presente de hacer la transfromación y ofrecer un producto listo y 100% clean”, informó.
Por su parte, Cosentino, de la Universidad Austral, aseguró que no se puede hablar de economía del conocimiento sin hacer mención de los recursos humanos altamente preparados para maniobrar y dominar estos periodos turbulentos que se viven. “Hoy la necesidad de innovar y transformarse es una ecuación compleja, en un contexto en el que quienes desarrollan tecnología duran cada vez menos en una empresa, y la gente vive cada vez más”, dijo. De acuerdo con sus declaraciones, la forma de disminuir o mitigar los riesgos es asisitendo al proceso transformativo con preparacion.
Y un ejemplo claro de adaptación al cambio es el de Argensum Foods, cuyo CEO asegura que la evolución es clave para mantener la competitividad. “Si uno se queda con un modelo que funcionó, pero no evoluciona, ese patrón deja de funcionar y se llega tarde a todo lo demás”, ratificó. Según él, los consumidores ya no ponen el foco en si el producto es bueno o malo, sino en cómo se lo hace y cuál es el compromismo de la compañía con ellos.
En cuanto a cómo se puede utilizar la tecnología para fidelizar al cliente, Iribarne destacó que la cadena de restaurantes de comida rápida decidió generar valor con ella mediante la eliminación de un proceso tedioso como es el de la espera. “Desarrollamos la tecnología mobile order and pay que está inmersa en nuestro programa de fidelización ‘Mi BK’ que permite programar y pagar el pedido sin tener que hacer filas y, a la vez, te premia con coronas para luego canjear por más productos”, explicó.
“¿Cuánto hay que adaptarse y cómo hacerlo en un mundo en el que prima el Excel?”, le consultó Del Rio a Cosentino. La mejor forma –reconoció– es estableciendo un propósito claro. “Si no, me voy a perder en una acción tecnológica y voy a hacer un disengagement que resultará en una inicitavia temporalmente efímera”, dijo. En síntesis, el desafío mayor recae en la capacidad de gestión.
Tamburo ilustró lo mencionado al contar que este año en su compañía están “ordenando la casa”. “Elegimos ordenar los procesos para volvernos más competitivos y pusimos como base que todos los procedimientos estén digitalizados. La IA llegó a nosotros para facilitarnos situaciones en las que antes se necesitaba a un especialista”, informó.
En el caso de una empresa multinacional, Iribarne reconoció que la inteligencia artificial es una herramienta que aporta valor y que, en su caso, tratan de hacerles entender a los más jovenes que se la debe usar con responsabilidad para que no impacte negativamente en el proceso creativo ni en el desarrollo del talento.
Experto en el tema y con una mirada académica Cosentino le puso el broche de oro al encuentro al hacer énfasis en lo importante que es poner en el centro de escena la discusión de si la IA viene a amplificar a la persona o a desplazarla. “La herramienta no tiene que reemplazar, tiene que amplificar. Cualquier abordaje que pretendamos tiene que estar vinculado con el concepto de que la persona es lo importante y lo demás es efímero y transitorio”.
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