Vicentin. El Estado ya era su principal prestamista local desde la gestión de Cristina Kirchner
La millonaria deuda de Vicentin con el Banco Nación, uno de los grandes argumentos que esgrime el oficialismo al momento de justificar la intervención de la empresa, tiene un origen del que nadie habla en el Frente de Todos. De acuerdo con un análisis de LA NACION a partir de documentos del Banco Central (BCRA) desde 2011 hasta el año pasado, el Nación siempre fue el principal prestamista local de la compañía que ahora el Gobierno intervino.
Otros documentos privados preparados por ex funcionarios de Cambiemos y que posiblemente terminen en la Justicia, además, indican que los préstamos que la cerealera recibió crecieron sustancialmente entre la primera y la segunda administración de Cristina Kirchner. Estuvieron apalancados, a su vez, por el negocio de la compañía.
En diciembre de 2011, epílogo del primer mandato de la ahora vicepresidenta, la compañía santafesina le debía al sistema bancario argentino $1024 millones y ocupaba el 14° lugar entre los mayores deudores del país. Un 35,40% de esos recursos los había puesto el Banco Nación, el mayor prestamista local de la empresa (también tiene otras líneas de financiamiento). Es decir, $358 millones.
A fines de 2015, cuando Cristina Kirchner dejó el poder, la deuda de Vicentin con todo el sistema había escalado a $2769 millones, de los cuales el Banco Nación había puesto casi el 47% de los recursos. Son $1295 millones. Ese año, la cerealera volvió a ocupar el puesto 14°, pero había estado incluso más arriba en esa administración. En 2013, por ejemplo, llegó al puesto 10, con un lugar destacado entre los grandes deudores del sistema argentino.
En la práctica, el Banco Nación es un aliado histórico del campo. Sus fondos se usan para prefinanciar exportaciones y los préstamos se otorgan en dólares. La cuestión cambiaria aquí es crucial. En 2011 había que poner $4,34 para comprar un dólar, pero en 2015, $13,40.
Dicho de otra manera, en el último mandato de Cristina Kirchner el incremento de la deuda de Vicentin con el Banco Nación subió 261%, pero en dólares, 16%. El kirchnerismo financió con más ahínco con fondos públicos los proyectos del propio Estado. Así, entre los principales deudores del sistema estaban organizaciones casi desconocidas para el gran público, como Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico y tenía un rojo creciente por el atraso tarifario; un fideicomiso que financiaba la compra de gas para venderlo a un precio menor que su costo y Austral, la empresa hermana de Aerolíneas Argentinas.
La llegada de Macri al poder implicó un cambio en la distribución de los recursos financieros públicos. En 2019, los principales deudores del sistema eran YPF, bajo control estatal, pero también Pan American Energy (una petrolera privada de la familia Bulgheroni, la británica BP y la china Cnooc), la propia Vicentin, Molino Cañuelas, Pampa Energía (Marcelo Mindlin), Cresud (Eduardo Elsztain) y Vista, la empresa que fundó Miguel Galuccio, el primer CEO de YPF tras la estatización y ahora asesor petrolero de Cristina Kirchner.
En ese contexto, la deuda de Vicentin con el sistema argentino llegó al puesto 3° en diciembre pasado. Eran $23.503 millones en total, de los cuales el Nación tenía $18.259 millones, que implican un salto de 1309%. En dólares, el incremento es de casi el 200%.
El juez Julián Ercolini está a cargo de una investigación que podría poner otra vez al kirchnerismo frente a su propio espejo. Más aún después de que la propia Unidad de Información Financiera (UIF) pidiera ser querellante en la causa penal que investiga a los ejecutivos de Vicentín y al extitular del Banco Nación, Javier González Fraga, por los créditos que recibió la cerealera en la gestión de Mauricio Macri (también pidió inhibir sus bienes).
De acuerdo con un documento privado preparado por exfuncionarios de Cambiemos, que vio LA NACION, Vicentin ya tenía habilitada una línea de crédito por US$170 millones desde 2013, en pleno segundo mandato de Cristina Kirchner. Eso implicaría una suba de 240% con respecto a los números de 2008, siempre según ese trabajo.
Eran épocas de cercanía entre el Gobierno y la compañía, que en 2014 inauguró Renova, donde era socia de Glencore. Del acto participó la Presidenta.
A fines de 2016, cuando concluyó la gestión de Carlos Melconian en el Banco Nación, esa línea ascendía a US$240 millones, y trepó hasta los US$300 millones en junio de 2018, con González Fraga, algo que se mantuvo hasta mediados de 2019. El incremento en pesos que se muestra más arriba sería el resultado de la devaluación, pero en dólares, el número es relativamente constante.
La línea por US$300 millones venció en julio de 2019 y no fue renovada porque excedía el límite de fraccionamiento de riesgo que aconseja el BCRA. En otros términos: el Banco Nación no podía prestarle a nadie más del 15% de su patrimonio neto. La empresa había quedado desfasada por una dificultad del banco, que por la devaluación y las transferencias al Tesoro lo redujo de U$ 4.500 millones a U$ 1.500 millones.
A partir de allí comenzaron una serie de movimientos para adecuar la situación de la cerealera con las nuevas condiciones crediticias. Eso debería quedar documentado en la auditoría que está haciendo el Banco Nación.
Vicentin es cliente del Banco Nación desde hace 56 años. Su primer contacto fue a través de la sucursal Reconquista.
Con la colaboración de Candela Ini y LA NACION DATA.
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