Viaje a un millonario pulmón gasífero que abastece al país
La plataforma offshore Fénix comenzará a producir 5 millones de metros cúbicos día (m3/d) en octubre, y llegará a 10 millones para fin de año, el 8% de la oferta total de gas del país
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RÍO GRANDE.– Mientras la mayoría de las miradas petroleras se concentran en los proyectos de Vaca Muerta, en el sur argentino, a 60 km de la costa de Tierra del Fuego, se lleva adelante una inversión de US$700 millones que permitirá seguir diversificando las fuentes de producción de gas. Se trata del proyecto offshore (costa afuera) Fénix, que implica la perforación de tres pozos a 70 metros de profundidad en el mar argentino, que ampliarán la producción nacional de gas en un 8% y permitirá seguir sustituyendo importaciones y aumentar las exportaciones.
El proyecto está comandado por la empresa francesa TotalEnergies, en sociedad con la alemana Wintershall Dea –que fue adquirida y próximamente pasará a la británica Harbour Energy– y la local Pan American Energy (PAE), de la familia Bulgheroni y sus socios.
La sociedad nació hace más de 40 años, cuando comenzaron las primeras inversiones offshore en Tierra del Fuego. TotalEnergies y Wintershall Dea tienen el 37,5% de las acciones cada una, mientras que PAE aporta el 25% restante. En estas proporciones se repartió la reciente inversión.
Una sofisticada ingeniería se necesita para perforar y producir tres pozos gasíferos en el medio del mar. Cada perforación de un pozo offshore cuesta alrededor de US$70 millones, mientras que los pozos no convencionales de Vaca Muerta tienen un costo de US$15 millones y los tradicionales, entre US$3 millones y US$4 millones, según detalla el director de operaciones de TotalEnergies, Joaquín Lo Cane.
Para llevar adelante el proyecto Fénix, primero se construyó la estructura por la cual se conectarán los tres pozos perforados con un ducto submarino que evacuará el gas a las terminales en la costa para su procesamiento y posterior inyección al sistema de gasoductos. La plataforma tiene un tamaño de 40 metros por 50 y pesa 4800 toneladas. Fue diseñada y fabricada en el astillero de Rossetti Marino, en el puerto de Rávena, Italia, y traída por un buque holandés, Aegir, de la empresa Heerema.
Solo la construcción de esa plataforma tuvo un costo de US$100 millones. Se finalizó en octubre pasado, mientras que la instalación demandó otra inversión de US$100 millones, que se concretó en febrero. Durante el proceso, TotalEnergies, la operadora del proyecto, tuvo problemas para girar los pagos al exterior, como la mayoría de las empresas en la Argentina. Según señalan en la compañía francesa, esos inconvenientes quedaron atrás con el cambio de gestión.
El paso siguiente fue la contratación de otra plataforma dedicada a perforar los pozos marítimos. A diferencia de Vaca Muerta, el suelo de la cuenca Austral es bastante permeable. Aun así, también se realizan pozos horizontales para captar la mayor cantidad de recursos. Tienen una profundidad de 1300 metros, que se extiende a 2400 por la horizontalidad.
Para realizar las perforaciones, se contrató a la empresa estadounidense Noble Corp, que trajo a la Argentina la plataforma de perforación Noble Regina Allen, llamada técnicamente en la industria jackup rig. Es una estructura de 40.000 toneladas, preparada para operar en condiciones climáticas complejas, y que se trajo en un buque de carga pesada. Esta parte del proceso es la más costosa de la puesta en marcha del proyecto: implicó una inversión de US$240 millones, alrededor del 35% del presupuesto total.
Además de contar con las herramientas técnicas para perforar, está diseñada para que sea un hotel en el medio del mar, ya que cuenta con camarotes para alojar a las más de 140 personas que trabajan ahí, un gimnasio, una sala de cine con butacas y un equipo de cocina que hasta permite hacer asados los sábados. La empresa de catering es Grupo L, que tiene también la concesión, por ejemplo, del teatro Colón y del estadio de River Plate.
La estructura de perforación se colocó por encima de la plataforma Fénix y queda ensamblada hasta que terminan los trabajos de perforación, que demoran en promedio 70 días por pozo. Entre las 140 personas que trabajan allí, hay nacionalidades de Francia, Estados Unidos, la Argentina, Rumania y Brasil, entre otras, que conviven entre 7 y 28 días de corrido en la plataforma. Luego tienen la misma cantidad de días de descanso (el esquema depende de la actividad que realicen). Cuentan en la plataforma que la contratación del servicio de internet Starlink, de la empresa de Elon Musk, mejoró la conectividad y facilita la estadía.
Las condiciones del medio ambiente no son siempre las ideales para trabajar. La mayor parte del año prima un viento atroz típico de la zona más austral del mundo; en invierno hay que convivir con las nevadas y con la poca luminosidad, mientras que en los días de verano, la temperatura máxima puede llegar a 18 grados. Sin embargo, los días en los que la marea está clama, se puede hacer avistaje de ballenas desde la plataforma.
Para llegar a la estructura solo se puede acceder por helicóptero, en un viaje que dura 30 minutos y que conecta los 60 km desde el aeropuerto de Río Grande. Tanto la plataforma Fénix de producción como la estructura de perforación cuentan con el espacio para el aterrizaje. Cada pasajero debe colocarse un traje de supervivencia impermeable para viajar, por si ocurre algún accidente. La temperatura del mar es de 5 grados todo el año.
LA NACION realizó este recorrido para conocer desde adentro la operación y la dinámica de los empleados con sus distintas responsabilidades. La semana previa hizo el mismo viaje el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.
A fines de septiembre se espera que esté terminado el primero de los tres pozos, que a los pocos días empezará a producir 5 millones de metros cúbicos día (m3/d).
Para enero estaría finalizada la construcción de los tres pozos. A partir de ahí, se quitará nuevamente la estructura de perforación y quedará solamente la plataforma Fénix en el medio del mar, produciendo en promedio 10 millones de m3/d por la próxima década. Se trata del 8% de la oferta total de gas de la Argentina.
El gas se conecta con un ducto que fue instalado por buzos expertos que trabajaron en un esquema de saturación a más de 70 metros debajo de la superficie. Se unió con el ducto de otra plataforma offshore, Vega Pléyade, construida en 2016.
En total, la producción costa afuera hoy aporta 17 millones de m3/d, el 13% de la oferta a nivel nacional. Con el proyecto Fénix, se va a alcanzar un pico de producción de 27 millones de m3/d, lo que representará el 20% del total de gas del país.
Se calcula que la inversión de US$700 millones que realizaron en conjunto las empresas la recuperarán en tres o cuatro años, dependiendo de los precios de venta del gas. Cada accionista del proyecto tiene distintos contratos firmados con el Estado (por el programa Plan Gas), con empresas chilenas, a donde se exporta, y con las estaciones de GNC.
A diferencia de Vaca Muerta, que demanda inversiones constantes para mantener la producción, en el offshore se realiza la mayor parte del desembolso al comienzo y después se mantiene un nivel de producción estable por varios años.
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