Vaca Muerta y el RIGI: una ventana de oportunidad para complementar las exportaciones de gas natural
Frente al panorama actual, el Gas Natural Licuado (GNL) se presenta como una de las opciones más atractivas para potenciar tanto a la economía como al sector; sus beneficios y desafíos
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En los últimos años, la Argentina ha emergido como un actor clave en el escenario energético mundial, gracias a su vasto potencial en reservas de gas natural no convencional. El desarrollo de la formación geológica de Vaca Muerta ha colocado al país en una posición estratégica no solo para satisfacer la demanda interna, sino también para convertirse en un exportador relevante de este recurso.
Las recientes declaraciones del presidente de YPF, Horacio Marín, respecto de los proyectos de exportación de gas en la forma de GNL, resultan, sin lugar a dudas, una noticia auspiciosa para todo el sector, sumado a las oportunidades para que ese valioso recurso sea abastecido a países vecinos a través de ductos existentes y a ampliar.
Considero, sin embargo, que la verdadera oportunidad para la Argentina no reside únicamente en la exportación de gas natural en su forma cruda, sino en la capacidad de agregar valor a este recurso exportando “gas elaborado”.
El potencial de Vaca Muerta
Según informa el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), las reservas de shale gas en la Argentina ascienden a 802 Tcf (trillones de pies cúbicos, según su denominación en inglés), los yacimientos de Vaca Muerta tienen reservas del orden de los 308 Tcf, mientras que el consumo país de gas natural es del orden de 1,8 Tcf. Vale decir que el país tiene más de 400 años de reservas de gas natural.
Vaca Muerta, ubicada en la provincia de Neuquén, es una de las mayores reservas de shale gas del mundo. Este yacimiento ha transformado el panorama energético argentino, brindando una fuente abundante y de bajo costo que puede ser explotada durante décadas. A medida que las tecnologías de extracción han ido mejorando y los costos de producción han disminuido, el país ha aumentado significativamente su producción de gas, abriendo la puerta a nuevas oportunidades económicas.
Más allá de la exportación de materia prima
Exportar gas natural en su forma más básica puede generar ingresos considerables, pero esta estrategia tiene sus riesgos y limitaciones. La necesidad de invertir en infraestructura, la volatilidad de los precios internacionales y la dependencia de un mercado externo firme y de mediano y largo plazo, pueden dejar al país vulnerable a fluctuaciones económicas globales. Además, los márgenes de ganancia suelen ser más bajos en comparación con los productos que han sido procesados o transformados.
Es aquí donde surge, además, la oportunidad de agregar valor al gas antes de exportarlo. El gas natural puede ser transformado en productos de mayor valor, como el gas natural licuado (GNL), productos petroquímicos, fertilizantes, y otros derivados. Esta transformación no solo aumenta el valor del recurso exportado, sino que también puede estimular el desarrollo de industrias y proveedores locales, generar empleo, y posicionar a la Argentina como un proveedor clave de productos de alta demanda a nivel global.
GNL, una clave para el futuro
El Gas Natural Licuado (GNL) se presenta como una de las opciones más atractivas para agregar valor al gas argentino. El GNL permite transportar gas a largas distancias, superando las limitaciones geográficas que impone la infraestructura de gasoductos. Países con altas demandas energéticas, pero con escasos recursos naturales, como Japón y Corea del Sur, incluso algunos países europeos, son mercados potenciales para el GNL argentino.
Recientemente, productores locales han realizado anuncios de proyectos de exportación de GNL en el corto plazo, aunque a pequeña escala. Sin embargo, el desafío es desarrollar la infraestructura necesaria para aumentar la capacidad de licuefacción y transporte, lo que requiere inversiones significativas en plantas de procesamiento y terminales portuarias. La atracción de capital extranjero y la creación de marcos regulatorios estables y previsibles son fundamentales para que estas inversiones se materialicen.
La industria petroquímica y los fertilizantes
Otra vía para agregar valor al gas argentino es la expansión de la industria petroquímica. A partir del gas natural se pueden producir etileno, propileno, amoníaco, y urea, entre otros productos químicos que son fundamentales para diversas industrias, incluyendo la manufactura de plásticos, productos químicos especializados, y fertilizantes.
La Argentina tiene la oportunidad de desarrollar una industria petroquímica competitiva, que no solo abastezca el mercado interno, sino que también exporte productos a países vecinos y otros mercados internacionales. La producción de fertilizantes, en particular, podría ser una herramienta clave para potenciar el sector agroindustrial del país, que ya es uno de los pilares de la economía argentina.
Beneficios
1. Generación de ingresos
Uno de los beneficios más significativos de exportar gas natural elaborado es la generación de ingresos para el país exportador. Las ventas internacionales de gas natural “manufacturado” pueden constituir una fuente crucial de divisas, lo que contribuye a mejorar la balanza de pagos y estabilizar la economía nacional.
2. Diversificación de la economía
La exportación de gas natural elaborado también contribuye a la diversificación de la economía.
3. Creación de empleo
El desarrollo de la industria del gas natural, desde la extracción, su transformación y posterior exportación, genera una amplia gama de empleos directos e indirectos. La construcción de infraestructuras, así como la operación de estas instalaciones, requiere de una fuerza laboral significativa, lo que contribuye a la reducción del desempleo y al crecimiento económico.
4. Mejora en la calidad de vida
Los ingresos obtenidos de la exportación de gas natural elaborado pueden ser invertidos en mejorar la infraestructura social del país exportador, incluyendo educación, salud y vivienda. Estos avances, a su vez, mejoran la calidad de vida de la población, lo que genera un efecto multiplicador en el desarrollo socioeconómico.
5. Reducción de emisiones de carbono
El gas natural es el combustible fósil más limpio en términos de emisiones de carbono. Su exportación y uso en lugar de combustibles más contaminantes, como el carbón o el petróleo, contribuye a la reducción global de gases de efecto invernadero. Esto es particularmente relevante en el contexto de los compromisos internacionales para combatir el cambio climático, como los Acuerdos de París.
6. Apoyo a la transición energética
El gas natural se considera un “combustible de transición” hacia un futuro energético más sostenible. Su uso puede complementar la generación de energía renovable, como la solar o la eólica, que son intermitentes por naturaleza. La exportación de gas natural, por tanto, apoya la estabilidad de los sistemas energéticos globales durante la transición hacia energías más limpias.
7. Fortalecimiento de relaciones internacionales
Exportar gas natural puede ser una herramienta poderosa en la diplomacia energética, permitiéndole a la Argentina fortalecer sus relaciones internacionales. Establecer acuerdos de suministro de gas natural puede llevar a la formación de alianzas estratégicas y a un aumento en la influencia geopolítica del país.
Desafíos y oportunidades
El camino hacia la transformación de Argentina en un exportador de gas con alto valor agregado no está exento de desafíos. La volatilidad económica, la necesidad de marcos regulatorios claros y atractivos para la inversión extranjera, y la competencia con otros países productores son obstáculos que deben ser superados. Las oportunidades que se presentan son significativas y el Régimen de Inventivo a las Grandes Inversiones (RIGI) es una herramienta que bien utilizada puede ser el motor del cambio.
El país puede no solo aumentar sus ingresos por exportaciones, sino también diversificar su economía, contribuir a la transición energética y reducir su vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios de las commodities, y posicionarse como un líder en el mercado global de energía y productos derivados del gas.
Así, la Argentina tiene una ventana de oportunidad única gracias a su abundancia de gas natural y los beneficios que otorga el RIGI. La clave para aprovechar al máximo este recurso no reside solo en su exportación como materia prima, sino en la capacidad de agregar valor a través de la producción de GNL, petroquímicos, y otros derivados. Esto no solo fortalecerá la economía del país, sino que también lo posicionará estratégicamente en el mercado energético global, brindando beneficios a largo plazo que irán más allá de la mera extracción de recursos naturales.
*El autor es presidente de Enarsa.