Vaca Muerta: la industria busca reinventarse ante la peor crisis de su historia
La pandemia golpeó fuerte a casi todos los sectores económicos, y el de petróleo y gas no fue la excepción, a diferencia de lo que se hubiera pensado años atrás. Las restricciones a la movilidad, el home office y las clases online derrumbaron el consumo de combustible y la industria entró en una crisis inédita: no solo se desplomó el precio del petróleo y el gas, sino que la demanda internacional se derrumbó 30% de una semana a la otra.
La crisis aceleró varias dudas sobre el futuro de la industria, y esto se vio reflejado en las cotizaciones de las grandes empresas petroleras. Exxon Mobil, por ejemplo, que hace solo siete años era la compañía de mayor valuación del mercado, fue retirada del índice bursátil Dow Jones, que agrupa a las 30 mayores empresas del mundo que cotizan en la bolsa de Nueva York. En la lista solo quedó una empresa energética, la estatal Saudi Aramco, mientras que las tecnológicas escalaron en punta y compiten con las petroleras por la transición hacia energías limpias, con la llegada de los autos eléctricos.
En la Argentina, las restricciones del Covid impactaron de lleno en una actividad que ya venía golpeada por el congelamiento de precios, los controles de capitales, la volatilidad de las políticas regulatorias y la falta de expectativas para movilizar la inversión.
Ante esta situación, y al observar con preocupación la caída en la producción de gas y la falta de dólares para financiar más importaciones, el Gobierno lanzó un nuevo programa de estímulo para reactivar la industria. Esto le da tiempo, a su vez, para retrasar cualquier actualización de tarifas, a costa de un incremento en el gasto fiscal con más subsidios.
Las empresas respondieron al Plan Gas: todas participaron de la subasta lanzada y de los 70 millones de metros cúbicos por día de gas que se licitaron para abastecer los próximos cuatro años, la Secretaría de Energía logró adjudicar casi el total, 67,9 millones m3/d. Sin embargo, una vez ya firmados los contratos, el Gobierno sacó ayer una nueva norma modificando los términos y condiciones del programa.
"No habrá otro Fortín de Piedra o Loma Campana [los grandes yacimientos de Tecpetrol e YPF, respectivamente, que se desarrollaron en el último tiempo en Vaca Muerta] hasta que no haya estabilidad económica y seguridad jurídica vía una nueva ley de promoción de inversiones", opinó Tomás Lanardonne, socio del estudio Martínez de Hoz & Rueda, quien agregó que las empresas harán inversiones mínimas.
De hecho, los objetivos de producción están lejos de las expectativas que había hace solo dos años atrás: la meta actual es mantener los niveles de este año, que cayó 7,5% interanual en gas por las restricciones para operar y la caída del demanda, y se dejó de hablar de la posibilidad de exportar a Asia. La posibilidad realista es la vender petróleo al exterior, pero a precios bajos; recién en los últimos días el valor internacional se estuvo recuperando y esta semana cerró en US$51,28 el barril. Según los analistas, Vaca Muerta es viable con un precio superior a los US$45.
Ante esta nueva realidad, las empresas tuvieron que adaptar sus costos y la pandemia les facilitó el marco para negociar: reestructuraron los contratos con los proveedores y ajustaron las condiciones de trabajo con los sindicatos para adaptase a la nueva dinámica. Todavía, sin embargo, las compañías de servicios advierten que tienen una sobredotación de empleados y que muchos de los trabajadores que hoy están suspendidos no se van a reinsertar.
"Estábamos acostumbrados a un industria que tenía sus márgenes. Hoy hay hasta una operadora en concurso con el pozo más importante de Shell, que es Roch. Roch tiene el súper pozo y al mismo tiempo no puede hacer frente a la deuda que tiene con los bancos. Esto muestra la fragilidad de la situación actual", indicó un empresario del sector, que está al tanto del día a día de la actividad.
En el gobierno de Neuquén señalan que por más que haya una segunda ola de Covid, la actividad no se volverá a frenar completamente: "No hay margen para parar todo de vuelta, el sector ya está golpeado. Además, aprendimos cómo trabajar en un contexto de pandemia", dijo el ministro de Energía y Recursos Naturales, Alejandro Monteiro.
Por ahora, el termómetro se verá en los primeros meses del año, cuando se espera que las empresas suben equipos para perforar y lograr frenar la declinación del gas. En cuanto a petróleo, las proyecciones dependerán del precio internacional y de la demanda doméstica. En la Argentina, por ejemplo, el consumo de combustibles todavía está 17% por debajo de los niveles de ventas que había en febrero pasado, previo a la llegada del Covid, y se espera que recién se normalizará la demanda para fines de 2021.
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