Vaca Muerta. Cuál es la clave para competir con el mundo
Para que la producción no convencional de gas y petróleo sea económicamente viable, el sector debe mejorar sus costos; el objetivo es que sea posible una competencia con los principales jugadores internacionales
AÑELO, NEUQUÉN.- Más allá de analizar qué nivel de tipo de cambio le corresponde tener al país, cuando se habla de la falta de competitividad argentina siempre se alude a los siguientes problemas: alta carga tributaria, infraestructura insuficiente, corrupción, costos laborales elevados, falta de seguridad jurídica, cambio de reglas de juego y altísimas tasas de interés que encarecen el financiamiento. La industria alrededor de Vaca Muerta no solo no escapa a estos escollos que el sector privado debe sortear, sino que enfrenta un panorama agravado por un tema: si extraer petróleo y gas no convencional no es económicamente viable, no habrá inversiones para su desarrollo.
Aun con todas sus falencias, la Argentina tiene virtudes que la siguen posicionando como un polo de interés: vastos recursos naturales, una población capacitada e innovadora, y líderes ejecutivos con buen poder de reacción ante los cambios (tal vez, gracias al entrenamiento que genera la inestabilidad macroeconómica).
Vaca Muerta es el segundo reservorio de gas no convencional más grande del mundo y el cuarto en petróleo. Explotar esas reservas podría ser un verdadero game changer para el país. La industria que rodea a Vaca Muerta está compuesta por un cluster de proveedores que se formó con la producción de petróleo y gas convencional, la minería y la actividad agrícola, y que está en constante cambio para adaptar su maquinaria a los requerimientos del no convencional.
Sin embargo, hay aspectos que todavía no avanzan con el mismo dinamismo de la industria, como la renovación del tren que conecta Bahía Blanca con Neuquén. Esto permitiría transportar la arena necesaria para la extracción del no convencional, que hoy se traslada en camiones. Tampoco se llamó a licitación la construcción de gasoductos, un cuello de botella que limita la evacuación de la creciente producción de gas.
La importancia de lograr una mejora en la productividad está vinculada directamente con la necesidad de salir a competir con otros jugadores internacionales. El gas y el petróleo son commodities, es decir, se venden a un valor uniforme, y la Argentina no puede agregarle valor para suplir la falta de competitividad, como ocurre en la industria vitivinícola. Los ejecutivos de las petroleras coinciden en que, con un precio de gas mayor a US$3 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) y uno del petróleo a más de US$40 el barril, la Argentina no puede competir. En esos casos, extraer el hidrocarburo no sería posible, ya que no habría mercado dónde colocarlo porque competidores como Estados Unidos o Canadá -para nombrar los más cercanos-, lo pueden ofrecer más barato (aunque el precio internacional del crudo actualmente esté en US$70 por barril).
Ampliar la demanda a otros mercados es una condición necesaria para desarrollar Vaca Muerta. El consumo doméstico es estacional y es muy chico en relación con la escala que necesita la actividad para ser competitiva. Esto permitirá generar también energía constante y barata para expandir la industria petroquímica, que tiene su mayor polo industrial en Bahía Blanca (hay ocho en total en el país). "Podría convertirse en la segunda turbina que no tenemos. La primera es el agro", dicen en la cámara que agrupa la industria química y petroquímica.
El insumo principal de este sector son los gases -metano, etano, propano, butano, etc.-, que se utilizan para producir no solo los fertilizantes, necesarios para la actividad agrícola, sino también para la producción de plásticos y resinas, lubricantes, productos de limpieza, pinturas y adhesivos, entre otras. En total, la industria petroquímica representa el 12% del PBI industrial, genera 110.000 empleos directos y ventas por US$25.000 millones.
"La materia prima más competitiva es la que surge de los no convencionales, por eso invertimos US$7000 millones en el Golfo de México para crear un complejo productivo -cuenta Diego Ordóñez, presidente de Dow, que no descarta que la empresa tome una decisión similar en Bahía Blanca, si se dan ciertas condiciones-. Entre el 30% y 40% de todo lo que producimos en la Argentina está destinado a las exportaciones. Sudamérica es uno de los mercados que más crecen y Brasil en particular. Bahía Blanca, con Vaca Muerta de respaldo, se convierte en una alternativa interesante para evaluar cómo abastecer esos mercados, pero se tienen que dar ciertas condiciones necesarias para empezar a hablar. Primero, estar seguros de que hay materia prima suficiente para crecer y que el precio es competitivo en relación con las otras alternativas que tenemos".
Dow fue una de las primeras empresas en invertir en Vaca Muerta. Lo hizo en 2013 junto con YPF en el yacimiento El Orejano. "En ese entonces estábamos en el medio del colapso de la política energética. En invierno teníamos fuertes cortes del suministro de materia prima porque no había suficiente para generar electricidad. Sabiendo lo que habíamos visto en Estados Unidos, con el desarrollo del no convencional, queríamos ser un catalizador de este cambio en la Argentina", dijo Ordóñez, y agregó que la consolidación del Mercosur es otra pata importante para las decisiones de inversión de la empresa.
Desarrollo de proveedores
Aníbal Moriconi es gerente de ingeniería y diseño de Semirremolques Vulcano, una empresa de Las Rosas, Santa Fe, que fue fundada hace 30 años con el fin de fabricar equipos de transporte para el sector agrícola. Entre sus productos está la fabricación de tolvas, que se utilizan para el transporte de granos. "Hace 15 años empezamos a incursionar en la minería y en el sector petrolero, y desde 2012 incorporamos la tecnología para fabricar equipos para el no convencional, que requiere una ingeniería mayor, ya que los estándares de calidad son más exigentes", cuenta Moriconi.
La empresa tiene 40 empleados y fabrica todo los equipos de desmontaje, transporte y montaje (DTM), que son utilizados para trasladar la torre de perforación de un puesto a otro. "Fuimos diseñando distintos requerimientos de DTM, de forma que sean más eficientes. Viajo una vez por mes a Neuquén, para visitar los campos, ver la forma de trabajo y analizar qué necesidades tienen las empresas. Luego aportamos nuestra experiencia e ingeniería para solucionar problemas. De esta manera, podemos fabricar en el país algunas partes que antes se importaban", agrega.
La irrupción de proveedores locales comenzó a acelerase en los últimos años, cuando otras empresas se sumaron al dinamismo de Vaca Muerta. Hasta ese momento, el principal jugador era YPF. "A nosotros nos beneficia que nuestros proveedores sean también proveedores de otras empresas. Eso genera un ecosistema donde es más fácil la interacción y se logra una ventaja competitiva que individualmente no podemos tener", dice Fernando Giliberti, vicepresidente de Estrategia y Desarrollo de Negocios de YPF. El ejecutivo admite que hay segmentos industriales donde la brecha de competitividad es muy grande con la escala de otros países.
"Tenemos industrias como el ensamblaje, montaje, la obra civil y la metalmecánica, que se desarrollan naturalmente bien. Lo que viene es la sofisticación en el rubro digital, como la electrónica, la medición y el flujo de información online. Lo que tenemos que lograr después es lo que todos quieren: la integración, la posibilidad de fabricar la máquina que registra la tecnología", analiza.
YPF realizó en los últimos años un estudio de su cadena de valor para analizar en qué procesos pueden ser más competitivos. De las conclusiones surgieron 14 cadenas de valor donde la petrolera tiene oportunidades de mejorar la eficiencia. El Ministerio de Producción y Trabajo tomó ese informe y lo utiliza para promover las industrias donde hay oportunidades de crecimiento.
"El desarrollo de proveedores es una de las claves para tener una industria vinculada al no convencional que brinde competitividad y buen precio para poder exportar shale en el mediano y largo plazo. Por la naturaleza de este tipo de explotación, que es una industria de producción continua, la oferta de proveedores de servicios y lo que tiene que ver con acciones en el pozo, reparaciones, servicio técnico y resolución de problemas casi en tiempo real, requiere una cadena de proveedores muy desarrollada. Eso involucra los servicios, pero también la fabricación de equipos y componentes; mientras más se fabriquen localmente menos dependencia tendrá el sector del desarrollo del petróleo en otros países", señala Sergio Drucaroff, subsecretario de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores.
José Ángel Carro trabaja hace 26 años en el sector petrolero. El foco de su empresa, Tacker Solutions, es el no convencional, aunque hace cinco años comenzó a brindar servicios en Vaca Muerta. "Tenemos un departamento de ingeniería que diseña las herramientas, que son más sofisticadas porque en el no convencional se trabaja con mayor presión", dice. Su empresa, que emplea a 480 personas, fabrica los equipos para separar la arena de los demás fluidos que se extraen del pozo. La compañía tiene sedes también en Colombia y México, y sus productos se exportan a Omán, Argelia y Australia, entre otros. "Estamos bien posicionados, pero haría falta más estabilidad en las normas y que se resuelva el problema del financiamiento", opina.
La empresa de Carro es parte del programa de Compre Argentino de la Secretaría de Industria. Pero, además, hay muchas pymes proveedoras que están en el Grupo Argentino de Proveedores Petroleros (GAPP), en donde se las asesora para buscar mercados en el exterior a los que enviar sus productos.
Gustavo Crucianelli es socio gerente de Arsemet, una compañía de servicios metalúrgicos de la localidad de Armstrong, en Santa Fe. "En un momento entendimos que depender solo de la maquinaria agrícola no era sano para la empresa y hace cuatro años comenzamos a pensar en hacer algo con Vaca Muerta. Actualmente fabricamos los tanques australianos para el movimiento, almacenamiento y bombeo de agua. Recién volvimos de un viaje a Houston, donde trajimos tecnologías nuevas para mover también la arena", cuenta, y agrega: "Es un desafío muy grande trabajar para la industria petrolera porque no se puede fallar en nada. El mantenimiento del pozo es muy costoso; si deja de funcionar, son miles de millones que se pierden".
José Luis Mazzeo, dueño de Talleres Metalúrgicos Mazzeo, fabrica los equipos para empezar a producir después de que el pozo es perforado. "Hace muchos años que estamos en el sector y fuimos aprendiendo para hacer cosas más complejas. Nuestra empresa tiene habilidad para adaptarse a los cambios y tenemos un buen equipo que trabaja estrechamente con las empresas", dice Mazzeo, que tiene su compañía en Olavarría, Buenos Aires, y trabaja en el sector hace más de 20 años.
Algunos de estos proveedores participaron en la construcción de la planta de procesamiento de gas de Tecpetrol, la empresa del grupo Techint, que desembarcó en tiempo récord en Vaca Muerta, con su yacimiento Fortín de Piedra. "Durante el pico de construcción de las instalaciones se necesitaron productos y servicios de más de 1000 empresas, en su mayoría pymes, de 15 provincias argentinas. Muchas de ellas son originarias de Neuquén, pero también de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Río Negro", contó Guillermo Murphy, gerente de Estrategia de Supply Chain de la empresa.
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