Usó 800 euros ahorrados para abrir un estudio de diseño de iluminación en Barcelona y hace carrera desde allá
Sophia Acosta sumó a dos iluminadoras argentinas más y trabajan para ambos lados del oceáno para teatro, musicales y performances
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CÓRDOBA.- Sophia Acosta es tucumana de nacimiento pero por el trabajo de su papá se mudó muchas veces. Ahora, a los 28 años, vive en Barcelona donde tiene un laboratorio de diseño de iluminación y un estudio, integrado por mujeres, con el que trabajan para espectáculos de diferentes tipos. “Se puede vivir de esto; lo vi cuando vine a una beca hace unos años”, dice. Los cursos que dictan -y que cuestan entre 50 y 200 euros- llegan a tener 90 inscriptos y la hora de trabajo ronda los 150 euros, la cantidad para un montaje depende de la obra y del espacio.
Acosta está asociada con Lía Bianchi y Luciana Suppicich, las tres iluminadoras argentinas y trabajan para obras de teatro, ópera, musicales y performances.
Ella era una adolescente cuando, a partir del Festival del Teatro en Rafaela (Santa Fe) -donde vivía entonces- empezó a realizar talleres con artistas. Más tarde, cuando tenía que decidir su futuro laboral no estaba convencida: “Me gustaban las matemáticas, la física, pero también el arte -cuenta a LA NACION-. Descubrí en la Universidad Nacional de las Artes la carrera de diseño de iluminación y me cerró todo”.
Acosta admite que todavía ahora, en la Argentina, la del diseñador de iluminación es una figura “poco conocida”. “Hay técnicos de luces y directores, pero alguien que piense la escena desde la luz es novedoso todavía”, cuenta.
Se fue a Buenos Aires en 2017 y comenzó a trabajar con directores emergentes y, por la universidad, recibió una beca para el Instituto del Teatro de Barcelona. “Esos seis meses me abrieron un horizonte profesional inmenso. Hasta entonces era lejano trabajar en el exterior y con compañías internacionales; empecé a hacerlo, a involucrarme con dinámicas más relacionadas al teatro comercial y ya fue pensar en la carrera no solo desde lo artístico, sino como sustento de vida”.
De regreso al país empezó a gestar la idea de armar un estudio de diseño de iluminación artística exclusivamente. Explica que los existentes están más abocados a la arquitectura. Comenzó entonces todo un aprendizaje de lo que implica trabajar desde lo freelance, constituir “un equipo, crear en equipo, y que nos beneficiase a todos”.
En 2019 le llegó una propuesta del Cirque du Soleil, de una división especial de alta mar, para trabajar unos ocho meses. “La pandemia me agarró flotando cerca de Bahamas; regresé a la Argentina en un vuelo de repatriación y, en el encierro de la pandemia, cuando todo el espectáculo en vivo pasó por crisis muy grande empezamos a replantearnos qué y cómo hacer lo que queríamos; cómo dejar de esperar a que nos llamen”.
De ese tiempo nació el estudio que incluye Ligth love (talleres experimentación) y Ligth Love Gallery (muestras virtuales de obras lumínicas). “Paralelamente a nuestra búsqueda dentro del campo de la iluminación teatral, nuestras investigaciones incluyen el campo del light art, realizando obras donde la luz es el eje central y fundante de la construcción”, subraya.
“¡Somos unas apasionadas de la luz en todas sus formas y colores! Creemos firmemente que la luz puede transmitir emociones y transportarnos a mundos diferentes, queremos ser embajadoras de luz”, añade. El estudio trabaja en Buenos Aires y en Barcelona.
“Barcelona es un centro neurálgico de teatro y danza y, además, es una ciudad muy amable con los argentinos. Es un punto para expandirnos a trabajar con el resto de Europa”, añade. El estudio catalán se inició con los 800 euros que tenía ahorrados y trabajan con un sistema de representación donde el 10% de la recaudación de todos los proyectos y honorarios queda en el espacio para funcionar y crecer, mientras que el resto se divide entre quienes trabajaron y conforme a las tareas realizadas.
Acosta reconoce que uno de los aspectos que más le costó fue cómo determinar cuánto cuesta una hora de trabajo, que es la forma en que se cotiza en Europa. Y aunque siempre del tamaño del evento y del presupuesto general, ronda los 150 euros. Además, dictan talleres que, en función de su especificidad, se cobran entre 50 y 200 euros.
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