Usinas de chismes con forma humana
El chofer del ministro, la secretaria del jefe o el ordenanza que todo lo ve o las recepcionistas tienen algo en común con las máquinas de café. Todos escuchan los secretos incontables de la organización, pero la diferencia es que las expendedoras no hablan, los otros sí. "No puedo decirle mucho. Usted sabrá disculparme, son mis fuentes. Lo único que le cuento es que toda organización es una generadora de usinas de rumores. Son fantásticos, con un café de por medio usted se puede enterar de lo que quiera", dijo con ese desenfado que irrita el Gurú de la cortada de la calle Estomba.
Lo que está en el meollo de estas usinas es la comunicación interna de las corporaciones, un desafío que pocos logran manejar con holgura.
El datero, como se denominan a los personajes que manejan información, tiene algunas características que los hacen únicos. Si bien crecen en cualquier rincón de una empresa, hay ciertos lugares que son verdaderos germinadores. "No repita amigo, ya los enumeró en el primer párrafo", corrige el Gurú.
Claro que para que estos especímenes funcionen tienen que tener una condición necesaria: deben estar dispuestos a contar. Datero callado no califica.
En el alma de estos animales de la información corporativa anida un enorme mapa de las caras, los gestos, los gustos y los movimientos de los que toman decisiones. Un datero jamás pierde el tiempo en actores de reparto, sino que determina piezas claves en la telaraña de la organización.
El tema toma proporción ya que su influencia rompe las estructuras jerárquicas. Desde la base hasta los CEO, todos recurren a ellos para hacerse rápido de un panorama de noticias frescas.
Dentro de ese mundo de dateros hay especialidades. Algunos se especializan en otorgar información a los cazadores corporativos, llamados así por la adicción a buscar sus aventuras amorosas dentro del territorio de la compañía. Los dateros saben al minuto de verlos si el descamisado de sistemas es soltero o si la elegante de compras tiene novio. Los cazadores se apiñan en busca de información.
Otros, en cambio, son especialistas en rumores de pasillo. La desarticulación de este tipo de personajes ha sido y es, motivo de todo tipo de intento. El asunto es así: la punta de la pirámide quiere suprimir la primacía de los dateros en la franja de los mandos medios y bajos para poder disfrutar la exclusividad.
Cierta vez, una consultora desarrolló una aplicación que se llamaba Radio Pasillo. Todos en forma anónima podían preguntar al CEO con el compromiso de que la pregunta y la respuesta se iban a publicar. Aquel experimento fue pionero hace casi 20 años. Hubo una fuerte campaña de concientización interna. Se llegó a imprimir en la base de las tazas ?la parte que no se ve? la inscripción Radio Pasillo y la comunicación decía que lo que antes no salía a la luz, ahora tenía un espacio para hacerlo. Habría que volver dos décadas después para ver qué es de la vida de los dateros. "No sea ingrato, agradezca al que le pasó el dato para que haga esta nota", se enoja el Gurú.