Una ventana a la nueva normalidad china
Todos los años, por esta época, el gobierno chino organiza una conferencia -apadrinada por el Centro de Investigaciones del Desarrollo, el centro de estudios oficial del Consejo de Estado- que reúne a alto funcionarios chinos, CEO de importantes firmas chinas y occidentales, y un pequeño grupo de funcionarios y académicos internacionales. El Foro de Desarrollo Chino (FDC) se realiza después de la reunión anual del Congreso Nacional del Pueblo.
Los oradores, entre los que se incluye el ministro de Finanzas y el jefe del Banco Central, resumen el pensamiento actual de la conducción china. Los funcionarios escuchan comentarios y sugerencias de los participantes occidentales del mundo de los negocios y del ámbito académico, incluyendo una sesión de preguntas y respuestas con el premier Li Keqiang.
La reunión del FDC de este año me resultó sustancialmente diferente a las anteriores. La clave fue el reconocimiento oficial chino de que el crecimiento anual del PBI real ha declinado permanentemente respecto de la tasa promedio de las últimas tres décadas de casi el 10 por ciento. El estimado oficial es que el PBI real creció 7,4% en 2014 y que esa tasa probablemente se desacelerará más este año, a 7 por ciento. El Centro de Investigación del Desarrollo presentó estimaciones que indican que la tasa de crecimiento declinará y llegará a alrededor de 6% al finalizar la década.
Virtualmente todos los funcionarios chinos se refirieron a esta desaceleración como la "nueva normalidad" del país. Todos parecen reconciliados con un crecimiento más lento, lo que inicialmente resultó sorprendente, porque los funcionarios antes sostenían que China necesitaba del crecimiento acelerado para mantener el empleo y evitar problemas políticos. Ahora parecen entender que la baja de la tasa de crecimiento no llevará a desempleo, porque la desaceleración refleja el cambio estructural de China, de la producción industrial pesada orientada a la exportación a un alza de la producción de servicios al consumidor, que requieren más empleo para crear igual cantidad de valor.
De todos modos se necesita un crecimiento mayor, porque China sigue siendo un país de ingresos relativamente bajos con un nivel de pobreza sustancial. Si bien el PBI real total chino solo es superado por el de Estados Unidos (puede ser más grande si se lo mide en términos de poder de compra), su ingreso per cápita es de sólo unos US$ 7000, o aproximadamente 15% del nivel de EE.UU. Y el consumo es aún bajo, de alrededor de 50% del PBI si se incluye el gasto del estado, y sólo 35% si se limita a los hogares. China tiene mucho camino por delante para la meta de sus líderes de lograr una "sociedad moderna próspera".
Los chinos ven que la "nueva normalidad" requiere un cambio en su estrategia de crecimiento, de estar motorizada por factores al crecimiento motorizado por la innovación. Pero no está claro cómo se logrará el incremento en la innovación. Si bien los funcionarios destacan la importancia del mercado, China no tiene el capital de riesgo y los "ángeles financistas" que facilitan la innovación en EE.UU. Las autoridades pueden tener la esperanza de que su plan de asegurar los depósitos bancarios hará que muchos depósitos pasen de los tres bancos más grandes a otros más pequeños en el país, facilitando el acceso a la financiación de empresas nuevas locales.
Aparecen muchos otros problemas económicos. Los funcionarios reconocieron que los mayores riesgos están en el sector financiero, en particular debido a las grandes obligaciones de los gobiernos locales (municipalidades y gobernaciones). En el pasado, el gobierno respondió a los problemas causados por estas obligaciones en el sistema bancario, con una inyección de fondos en los bancos.
Los problemas ambientales son otra dificultad. Pero también representan un modo potencial de incrementar el PBI, si la demanda general cae significativamente. China reconoce que los altos niveles de polución del aire y el agua crean molestias y afectan la salud del público. El gasto estatal para remediar el daño ambiental podría absorber fondos sustanciales si la debilidad de la demanda exacerba la desaceleración prevista de la oferta.
Lo que es más, el desempeño muy débil de las empresas estatales, que siguen con un rol importante en la industria pesada y en servicios, es un freno al crecimiento. Si bien la política oficial apunta a disminuir el rol de estas firmas de modo que "el mercado pueda tener el rol decisivo en la asignación de recursos", eso no es fácil por el fuerte respaldo político que tienen en el Partido Comunista Chino.
Al mismo tiempo, China mantiene restricciones a la inversión directa extranjera, limitando tanto el tipo de firmas como la cantidad de joint ventures que pueden poseer. La política oficial es bajar las barreras a la inversión corporativa extranjera, especialmente en la alta tecnología y el sector de servicios.
Hay una cantidad de temas sobre los que no se habló, pero las reuniones como el FDC ofrecen una ventana útil a un país cuya importancia para la economía global es creciente.
El autor es profesor de Economíaen la Universidad de Harvard
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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