Una Turquía segura se abre paso en Irak
Adquiere peso económico en territorio vecino
BASRA, Irak—Estados Unidos dejó su huella en Irak con una intervención militar. Irán ha remodelado el país a partir de creencias religiosas en común. Ahora que la influencia estadounidense ha ido menguando, Turquía, su vecino del norte, está adquiriendo un protagonismo económico cada vez mayor.
Hoy en día, Turquía es el mayor socio comercial de Irak: sus exportaciones casi se han triplicado desde 2007. La presencia turca es evidente en casi todas partes. Empresas privadas están limpiando las calles, capacitando a médicos, operando los mejores hoteles y aportando la mayor parte de la electricidad a Basra, una de las ciudades con mayores problemas energéticos. La incursión comercial turca forma parte de una nueva confianza que la está transformando en una potencia regional en Medio Oriente.
En cierta forma, el papel comercial cada vez más amplio de Turquía en Irak ha sido tardío. Ankara estuvo en contra de la invasión encabezada por EE.UU. y luego lo pagó caro cuando el gobierno de ocupación castigó el comercio con el país a favor de compañías de aliados más cooperativos.
Una consecuencia inmediata fue que Irán, la otra gran potencia regional que comparte frontera con Irak, expandió drásticamente su influencia, forjando lazos históricos con la mayoría chiita en Irak.
Ahora, sin embargo, la televisión de Irak está llena de contenido turco. El mayor centro comercial de Bagdad es propiedad de turcos. Y aquí, en Basra, un enclave que hasta 2008 estuvo bajo el control de milicias respaldadas por Irán, el consulado turco está tan ansioso por impulsar el comercio que está emitiendo visas incluso de madrugada, con el objetivo de ayudar a empresarios locales que quieren viajar a Turquía. El cónsul turco, Faruk Kaymakci, dice que tiene un lema: "Calidad europea a precios de Medio Oriente".
El comercio de Turquía con Irak subió a US$8.300 millones en 2011 en comparación a US$2.800 millones en 2007, según estadísticas del gobierno turco. Casi 600 compañías de construcción turcas trabajan en Irak, según la Junta de Relaciones Económicas Extranjeras de Turquía.
La influencia del país no se limita al comercio. El gobierno turco, empezando por su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y su ministro de asuntos exteriores, Ahmet Davutoglu, han tenido un papel importante en la reconfiguración del panorama político de Irak. Han tratado de fortalecer la representación de una minoría musulmana suní que se ha visto marginada conforme partidos que representan a la mayoría chiita comenzaron a dominar después de la caída de Saddam Hussein.
Pese a los esfuerzos para cultivar relaciones con todas las facciones políticas y sectarias de Irak, "Turquía se ve predominantemente como una fuente de apoyo a los sunís", dijo en Bruselas Sinan Ulgen, analista de Medio Oriente del Fondo Carnegie para la Paz Internacional.
Esta percepción "nos ha perjudicado", dice Kahraman Sadikoglu, un magnate naviero de 62 años de la ciudad portuaria de Tuzla, en Turquía, y que ha estado trabajando en Irak desde antes de la invasión estadounidense.
Pero la máquina turca no será fácilmente detenida.
En la provincia de Mesena, una compañía turca está construyendo un nuevo hospital que luego operará. "No pasa una semana sin una visita de un empresario turco", dice Abdul-Hussein Adbul Ridha, presidente de la junta del consejo provincial en Mesena.
Turquía juega un papel más importante incluso en zonas como Basra, que está lejos de la frontera turca. Turkish Airlines opera más vuelos desde aquí que cualquier otra aerolínea. En toda la ciudad se ven nuevas tiendas que venden muebles turcos.
"Estamos ayudando a los iraquíes a descubrir el mundo exterior", dice Kaymakci, el cónsul turco en Basra. Sus órdenes del ministerio turco cuando asumió el puesto: "vuélvase Basrawi", recuerda, el término que los habitantes de Basra utilizan para referirse a sí mismos. Kaymakci incluso juega de vez en cuando de arquero en el equipo municipal de fútbol, un nivel de visibilidad pública inusual entre los diplomáticos occidentales, que viven preocupados por su seguridad.
Aun así, nada es simple en esta región volátil del mundo. Por ejemplo, el gobierno iraquí se ha quejado de que los consulados turcos, como el de Basra, están sobrepasando sus límites. El comercio turco podría estancarse e incluso encogerse, en parte debido a la fricción política, dice Ercument Aksoy, presidente de la junta de DEIK, una asociación comercial turca. Casado con una iraquí y veterano en los negocios con el país, Aksoy cree que una desaceleración sería sólo "temporal".
"Queremos que los turcos estén aquí", dijo Maitham al Ahmed, un empresario de Basra que opera un periódico local independiente y una emisora de radio. "Pero les estamos diciendo que no queremos que vayan en esa dirección (que no se inmiscuyan en política). Eso dañaría nuestras relaciones".