
Una suma continuada de errores
Por Héctor Müller De la Redacción de La Nación
Incredulidad, desesperanza, dolor, impotencia y, por sobre todas las cosas, un inocultable malestar hacia los responsables de la política sanitaria: esas fueron las reacciones de todos los representantes del mundo ganadero cuando a primeras horas de la tarde de ayer las agencias de noticias internacionales comenzaron a informar que el Comité Veterinario Permanente de la Unión Europea (UE) había decidido prohibir en forma temporaria las importaciones de carne desde la Argentina.
Cundió la confusión y el desconcierto. Mientras un escueto comunicado del Senasa informaba que se había confirmado la existencia de un foco de fiebre aftosa en el partido bonaerense de Rivadavia y que se sospechaba sobre la existencia de otros, la industria exportadora asistía, absorta, al cierre de su principal mercado. El día anterior, el país había autolimitado sus envíos a los Estados Unidos, Canadá y Chile.
Prácticamente se produjo una debacle de consecuencias impredecibles. A las fuertes inversiones de los frigoríficos exportadores se suma la suerte que pueden llegar a correr miles de puestos de trabajo.
Si bien algunos sostienen que la decisión de la UE es una medida paraarancelaria ante los graves problemas que ella enfrenta, lo cierto es que en el país nunca se efectuó una verdadera autocrítica por lo realizado ante la emergencia sanitaria.
Antonio Berhongaray, al que todos señalan como el máximo responsable de lo acontecido por haber defendido una "cuestión de Estado" que en la práctica se basó en negar sistemáticamente el rebrote aftósico en el país, al dejar su cargo declaró que se iba "dejando los mercados abiertos". Bastaron pocos días para que los hechos demostraran que también se equivocó en esa apreciación.
Pero no se puede decir que fue el único que actuó erróneamente. Dirigentes gremiales, funcionarios de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y otros representantes del área también apoyaron esa decisión. Sólo cuando la situación en el país tomó un alto voltaje algunos llegaron a la conclusión de que la situación debía ser blanqueada. Berhongaray se negó hasta último momento.
Ahora el país está pagando las consecuencias. Toda la cadena de comercialización se verá perjudicada. Según los especialistas, el productor ganadero no escapará a las consecuencias. Para una misma oferta habrá menor demanda y los precios caerán significativamente.
Mientras tanto, los nuevos funcionarios siguen sin hacer declaraciones. ¿Se volverá a una estrategia equivocada?