Una revolución en los negocios: por qué las empresas rusas quieren invertir en la Argentina
16.796 kilómetros separan Buenos Aires de Rusia. El país descripto alguna vez como "una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma" por Winston Churchill se parece, en realidad, mucho más de lo que se podría imaginar a la Argentina, donde planea inversiones y busca a través de sus empresas de transporte ampliar sus operaciones en el mundo. El destino elegido no es azaroso: el sistema ferroviario por estas tierras, que supo erigirse como ejemplo del desarrollo a partir de 1880, languidece desde hace más de 30 años. A diferencia de Brasil, la competencia es mucho menor al ser un mercado más chico.
La relación entre ambos países se definió en 2015, durante el gobierno de Cristina Kirchner, como una asociación estratégica integral. No pasó mucho tiempo entonces hasta que el mayor fabricante ruso de material rodante para los ferrocarriles y sistemas de transporte urbano y uno de los más grandes del mundo, Transmashholding (TMH), se interesara por desembarcar con proyectos en el país. De hecho, en 2017 la empresa creó su unidad de negocios internacional y ese mismo año empezaron los contactos con el gobierno argentino.
"Siempre digo que todo lo que anda arriba o abajo de la tierra, en Rusia, lo producimos nosotros. No hay nada que no podamos hacer en la Argentina. Si decidimos apostar por el país es para siempre, si no directamente no manifestamos interés. Vamos a traer los fondos necesarios y crear empleos", señaló a LA NACION y a otros medios argentinos durante una entrevista Kirill Valerievich Lipa, director general de AO Transmashholding.
La firmeza con la que se pronuncia se sustenta en los números de la empresa. La facturación en 2018 fue de US$5500 millones y para este año proyectan US$6800 millones. Para tener una referencia de la magnitud, casi quintuplica los US$1024 millones de YPF durante el mismo año. La compañía tiene además 100.000 trabajadores, de los cuales 60.000 se encargan del mantenimiento de más de 15.000 locomotoras y cuenta con 13 grandes centros industriales con producción propia de componentes ferroviarios.
Así fue como en 2018 el gigante ruso se alzó con una licitación para reparar 24 locomotoras diésel y 160 coches en la Argentina. El objetivo, sin embargo, era más ambicioso y por eso restauraron y reinauguraron un taller ferroviario de 1904 que permanecía cerrado hace siete años, ubicado en la localidad bonaerense de Mechita, en Bragado. El plan de inversión asciende a US$70 millones y busca crear un polo industrial en el país, con un fuerte foco en talleres de mantenimiento, reparación y actualización de material rodante. Además de la creación de plantas de producción de formaciones ferroviarias de última generación.
"El obstáculo mayor en la Argentina es obviamente la inflación. Pone en duda los plazos de recuperación de las inversiones no solo para nuestro negocio. Por ello es difícil fijar un plazo estimativo de retorno", advirtió Lipa, aunque aclaró que la apuesta es a largo plazo.
TMH argentina ya generó empleo a 100 trabajadores de forma directa y espera alcanzar los 1200 en los próximos cinco años. Integrada a los talleres de Mechita, se construirá una nueva fábrica de 8800 m2 dedicada a la producción de trenes que producirá material rodante de carga y de pasajeros para el mercado local y regional.
Mechita es un pueblo de poco más de 2000 habitantes, de casas bajas y perros somnolientos. El interés de la inversión se refleja en que el presidente Mauricio Macri, la gobernadora María Eugenia Vidal y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, hayan visitado el taller dos veces en un año.
"La reactivación de estos talleres históricos forma parte del cambio profundo que estamos llevando adelante en los trenes, tanto de pasajeros como de cargas, con obras que quedan para siempre. Esto era un predio abandonado que hoy vuelve a generar trabajo y es fruto de inversiones que vinieron y le están cambiando la vida a mucha gente. Seguimos apostando a los trenes, motor de crecimiento y desarrollo", dijo Dietrich a LA NACION.
Mechita, sin embargo, es solo el punto de partida. TMH Argentina planea desembolsar en total 200 millones de dólares en cinco años e hizo público su gran interés en tomar un rol preponderante en el subte porteño y construir los coches en el país, además de participar del Belgrano Cargas.
"Queremos proveerle material rodante a la línea C, donde habrá pronto una licitación, y podremos hacerlo sin problema. También estamos interesados en el mantenimiento de la flota existente", especificó Hans M. Schabert, presidente de TMH Internacional.
Según aclaró la compañía es una de las más grandes productoras mundiales de coches de metro y es una de sus competencias claves. Produjeron 3000 en los últimos diez años y están presentes en 11 países.
"Hay otros proyectos además que requieren inversiones y talleres de los que queremos participar. Para el Belgrano Cargas vamos a tener un taller en Santa Fe. No sabemos cómo va a ser la producción, ya que en esta línea el material rodante es muy malo. Hicimos propuestas de material que podremos producir pronto en Mechita. Este es uno de los proyectos que aspiramos y creemos que podemos ganar", añadió.
Un paso adelante, dos atrás
El directivo también se refirió al porqué de la apuesta en la Argentina. "No estamos interesados en las inversiones en Brasil, pero por supuesto sí en los proyectos en ese país. Nosotros pensamos usar nuestras facilidades en Mechita para llegar a Brasil", aseguró. "Cuando nosotros vimos cuánto se invirtió en los países en la Argentina era 0, en Brasil mucho. Todo el mundo piensa en poner la base en Brasil, nosotros pensamos lo opuesto. Hacerlo en la Argentina", complementó.
Rusia es uno de los pocos países del mundo que invierten en infraestructura y logística y entiende la relevancia de eso, potenciado por su geografía. Tiene la principal logística ferroviaria del mundo, con 85.000 kilómetros de vía férrea. Pero su punto débil es la financiación.
"La logística, la infraestructura y los materiales con los que cuenta Rusia son extraordinarios. Si se lograse acordar una política de financiación podrían invertir en otros países en la construcción de puertos, rutas, ferrocarriles, energía renovable, minería y energía atómica. Son líderes. Con Rusia la relación realmente es infinita", consideró el embajador argentino en Moscú, Ricardo Lagorio.
"Acá nos quieren, son latinos como nosotros, nos respetan y están interesados en hacer grandes negocios. Solo esperan que nosotros nos abramos. TMH está haciendo una inversión en un área clave porque recuperar el sistema ferroviario es además apostar a integrar al país, modernizarlo y hacerlo más competitivo. La competitividad tiene que ver con la logística", agregó.
El sistema ferroviario de Rusia es uno de los más antiguos del mundo y, por flujo de carga, ocupa el segundo puesto a nivel global, con 28% de toda la producción. Por año transporta más de 1200 millones de toneladas de carga y 1300 millones de pasajeros.
"En Latinoamérica no están desarrollados los ferrocarriles y quizá sea el único continente en el que se produce esta situación. Lo que hoy día está ahí no se puede llamar red ferroviaria. Y por supuesto es una buena oportunidad para la construcción de ferrocarriles ya con las nuevas tecnología de punta", sostuvo Aleksandr Sergeevich Misharin, primer subjefe del director general de Ferrocarriles Rusos de asuntos de desarrollo de tránsito rápido y alta velocidad.
La empresa es un holding 100 por ciento del Estado, aunque forman parte 128 compañías. Las cifras que maneja son impresionantes. El balance del año pasado fue de 32.000 millones de dólares, el 21 por ciento de los cuales fue obtenido fuera de Rusia. Tiene además 1 millón de empleados, siendo uno de los mayores empleadores del mundo. Se encargan de la logística del transporte, la construcción y modernización de los ferrocarriles, administración de los activos y fusiones de activos ferroviarios en otros países, ingeniería y consultorio y la preparación de personal. "Nos interesa el trabajo en Latinoamérica. Con interés estamos mirando lo que pasa allí, incluso en la Argentina. Estamos dispuestos a compartir y mostrar nuestra experiencia. Tenemos que mostrar capacidad. En Rusia hay 11 instituciones a nivel universitario donde se preparan y capacitan los especialistas y donde estudian incluso estudiantes extranjeros de prácticamente todo el mundo", dijo.
El 88% de la carga por Rusia es a través del ferrocarril. Los camiones no son competidores en lo que se refiere al transporte de carbón o cargas de mucho volumen. La cifra es diametralmente opuesta a la Argentina, donde el transporte de carga no alcanza el 10 por ciento.
Qué hacer
El Senado debatió el presupuesto para la construcción de un ferrocarril y los senadores consideraban la cifra excesiva. No fue este año, sino durante el gobierno de Sarmiento. "No he de morirme sin ver empleados en ferrocarriles en este país. ¡No digo 800.000 sino 800 millones de pesos!", exclamó Sarmiento. Como los senadores se empezaron a reír, Sarmiento pidió que las risas constaran en las actas: "Porque necesito que las generaciones venideras sepan que para ayudar al progreso de mi país, he debido adquirir inquebrantable confianza en su porvenir. Necesito que consten esas risas, para que se sepa con qué clase de necios he tenido que lidiar". Las discusiones a veces son cíclicas.
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