Una privatización marcada por los conflictos y las denuncias
Desde el primer día, la venta de Aerolíneas a Iberia generó todo tipo de críticas
Desde un primer momento, la privatización de Aerolíneas Argentinas estuvo signada por las denuncias de irregularidades y los conflictos gremiales.
En noviembre de 1990, se transfirió el 85% de la empresa, el 10% quedó para el personal y el 5% restante para el Estado argentino. Originalmente, el comprador fue un pool liderado por Iberia, seguida por Austral, e inversores privados. El precio convenido fue de US$ 500 millones, una cifra menor que la valuación original, que fijó el valor de la empresa en US$ 623 millones. Además, el Estado argentino asumió un pasivo de US$ 1000 millones.
El pago automáticamente apareció en el pasivo de la empresa. Así, Aerolíneas se autocompró y desde ese momento ya no fue viable económicamente. Con el correr de los años, Aerolíneas y Austral se desprendieron de todos sus activos físicos, que valían US$ 650 millones, según estimaciones anteriores a la privatización. Los aviones fueron vendidos para ser alquilados por la misma empresa, en una operación conocida como sale and lease back , que le permitió a sus nuevos dueños obtener fondos frescos.
Iberia también estaba en camino de ser privatizada y en 1995 traspasó las acciones de Aerolíneas Argentinas al Estado español y un grupo de bancos de inversión.
Desde octubre de 2000, el Estado español comenzó a buscar una solución para desligarse de la aerolínea que sólo les trajo pérdidas y conflictos. La opción que se intentó adoptar, desde la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) -el organismo que engloba a las empresas estatales españolas-, fue un plan director para sanear a Aerolíneas Argentinas y Austral, que juntas arrastran pasivos por US$ 900 millones y pierden cerca de US$ 300 millones anuales.
Entre refinanciación de pasivos, control de gastos y baja de los costos de personal, el programa esperaba reducir las pérdidas en US$ 240 millones el primer año, tener superávit el segundo, y la venta de ambas aerolíneas el tercero, ya convertidas en empresas rentables.
El principio del fin
En abril de este año, Aerolíneas Argentinas, inició su plan de despidos y rebajas de sueldos. En forma paralela, la compañía impulsó el cambio de los convenios colectivos.
Después de más de seis meses de negociaciones, cuatro de los siete gremios accedieron a renegociar sus contratos, pero otros tres -AAA, APTA y la Asociación de Personal Aeronáutico (APA)- se resistieron a firmar un nuevo convenio. A través de manifestaciones cortando el acceso a Ezeiza, los trabajadores rechazaron la propuesta española y denunciaron en varias oportunidades el desprolijo manejo de Aerolíneas. El Estado argentino sólo intercedió en la pelea a través del Ministerio de Trabajo, al contrario de lo que sucedió en otros conflictos desde la privatización de la línea aérea.
El 21 de junioel Consejo de Administración de Aerolíneas Argentinas presentó el concurso preventivo de acreedores por el rechazo de los sindicatos APTA y AAA al plan elaborado por la SEPI para sacar de la crisis a la compañía.
A comienzos de julio, ante la alternativa de la venta o la quiebra, los accionistas, el gobierno argentino y los siete sindicatos se movilizaron para tratar de encontrar un comprador para Aerolíneas.
En este momento, la SEPI, poseedora de más del 92 por ciento de las acciones comenzó las negociaciones con el Grupo Marsans, que finalmente fue el ganador al imponerse a las propuestas que presentaron el grupo mendocino Pescarmona, el ex presidente de Aerolíneas, Juan Carlos Pellegrini y un fondo de inversión norteamericano.
Privatización conflictiva
El primer paso
El Gobierno vendió Aerolíneas Argentinas a un único oferente: el grupo Iberia
- Noviembre de 1990: Carlos Menem firma la venta a un grupo liderado por la española Iberia. El precio por el 85%de las acciones (un 5% quedó para el Estado y un 10% para los empleados) fue de US$ 260 millones en efectivo y 2040 millones en bonos de la deuda externa (que se compraban al 16% de su valor).
Reestatización parcial
Los números cuestionados
- Octubre de 1994: ante el incumplimiento de las inversiones prometidas por Iberia, el Estado argentino reasume hasta el 47% de las acciones de Aerolíneas. Iberia también demoró la cancelación de los pagos comprometidos, hasta que se pactó un pago final de US$ 500 millones, que fueron cargados en el pasivo de Aerolíneas
Nuevos socios
Pase de manos
- Diciembre de 1995: ante la privatización de Iberia, el Estado español transfiere Aerolíneas a manos del Instituto Nacional de Industrias, antecesor de la SEPI.
- Octubre de 1998: ingresa American Airlines para gerenciar la operación de la compañía. Quince meses después se alejaría.
El conflicto
Problemas con el personal
- Abril de 2001: se anuncian despidos, que son resistidos por los gremios con un paro de nueve días. Se inician negociaciones.
La solución
Aerolíneas pasa a manos privadas españolas
- 2 de octubre 2001: culminan cinco meses de tratativas en Buenos Aires y Madrid. La SEPI informa que, entre las ofertas presentadas, venderá su participación en Aerolíneas al grupo Air Comet, integrado por Viajes Marsans y dueño de la aerolínea Air Plus y de parte de Spanair. El presidente de Marsans, Gonzalo Pascual Arias, firma el traspaso.