Una nueva convertibilidad: Javier Milei desoye a su ídolo y Melconian le hace probar su propia medicina
El libertario recibió nombres para ocupar el ministerio de Economía; hay dos grupos trabajando para desarmar el mayor peligro que pesa sobre los ahorristas; Victoria Villarruel ejerce una influencia soft sobre Milei, que ya se presenta como hombre de Estado en reuniones privadas; Bullrich-Melconian celebran un triunfo de la última semana; ya está redactado un proyecto para cambiar el régimen monetario argentino
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Martes, a la hora del almuerzo. Figueroa Alcorta y Ortiz de Ocampo. Domingo Cavallo espera a sus invitados cuando una mujer con sus dos hijos se acerca, lo saluda y le pide sacarse una foto con los chicos. Cavallo sonríe y acepta. Hay decenas de testigos.
El ministro maldito durante los años del kirchnerismo está revitalizado por el nuevo oleaje que mueve a la política. Le debe parte de su lavada de cara pública a Javier Milei. El líder libertario lo idolatra y expone sus sentimientos a todos cuando se lo preguntan, algo que el exfuncionario de Carlos Menem reconoce con generosidad.
Cavallo es la síntesis personificada de la recuperación positiva de los años 90. La influencia de esa época en la actualidad argentina supera las reivindicaciones personales y moldea la política. Por ejemplo, la del propio jefe de La Libertad Avanza.
Victoria Villarruel es la candidata a vicepresidente de Milei. Su costado más conocido está relacionado con discusiones alrededor de los derechos humanos, pero la tarea que desarrolla como ladera política principal del candidato involucra una influencia soft sobre Milei. En persona tiene contacto con el exministro de Menem. Le pide consejos para luego transmitírselos a Milei con la codificación correspondiente.
El propio Cavallo quedó en ocasiones desilusionado con las explicaciones que da en público el libertario, a quien valora. Cree que pierde mucho tiempo explicando cosas que escapan al debate más urgente, como cuando habla de la teoría del Equilibrio General. Ya se lo dijo, pero Milei se rebela ante ciertos consejos. Es lo que lo trajo hasta acá.
Villarruel es una interlocutora potente que se suma a Guillermo Francos. El futuro ministro del Interior, en caso de que el libertario gane en octubre, no solo fundó un partido político con Cavallo, sino que asumió su representación cuando era perseguido por la Justicia y por el menemismo. Nunca interrumpieron el diálogo.
Milei parece haber entrado en un proceso de metamorfosis en el que el león para la gente le deja espacio a un candidato que busca convertirse en un hombre de Estado. Son demostraciones que ocurren en privado. Lo corroboró la crema del sector petrolero el último martes por la mañana.
La reunión arrancó a las 11.30 y se extendió hasta después de las 13. Los dueños de la energía no esperaban que durara tanto y se empezaron a poner nerviosos cuando veían que ya no podrían cumplir con su agenda.
También los sorprendió el hecho de que Milei fuera con tantos colaboradores. Se destacaron dos: Nicolás Posse, su posible jefe de Gabinete, y Eduardo Rodríguez Chirillo, que acaparó la presentación. Lo escuchaban Marcos Bulgheroni (Pan American Energy Group), Hugo Eurnekian (CGC) y ejecutivos de Total, Exxon, Shell, Raizen y Trafigura. El libertario seguirá presentando sus planes para gobernar la semana próxima.
A medida que avanza el tiempo, las terminales de Milei le empiezan a acercar nombres para ocupar los casilleros que aún están vacíos en un eventual gobierno, entre ellos, el del Ministerio de Economía. Dos se destacaron en los últimos 15 días: Pablo Guidotti y Guillermo Nielsen.
El primero fue segundo de Roque Fernández, hoy asesor de Milei, durante la etapa final del menemismo y analizó en esos años la idea de la dolarización junto al exministro y funcionarios norteamericanos. Entre ellos, con Alan Greenspan. Según el propio Guidotti, era un contexto completamente distinto al actual. Fue profesor de Milei en la Di Tella y colaboró hasta hace poco con Luciano Laspina, el economista de confianza de Patricia Bullrich. No está interesado en volver a la función pública.
Hay una historia compartida con Nielsen, en tanto. Este economista, que formó parte del equipo de Roberto Lavagna, es hoy funcionario de Alberto Fernández. Está en la embajada argentina en Arabia Saudita. Recaló allí luego de que La Cámpora lo expulsara de la conducción de YPF.
Nielsen suele hablar por teléfono o por WhatsApp con Milei, confirmaron dos fuentes que ya tienen un lugar en un eventual gabinete de La Libertad Avanza. Sin embargo, los intereses del exlavagnista hoy están más orientados al mundo de la energía antes que al Palacio de Hacienda. Se podría decir que tiene sed de revancha en el palo.
Ningún interés ni ofrecimiento llegó hasta ahora a los oídos de Nielsen, cuyo nombre suena sobre todo en Buenos Aires. Más allá de eso, el actual funcionario de Alberto Fernández está dispuesto a acompañar a Milei en una futura gestión. Tienen un pasado común importante.
Cuando era muy joven, Milei trabajaba para Lalo Barenboim, hermano de Daniel, el director de orquesta, que se dedicaba a las finanzas en Wall Street. La leyenda urbana dice que Milei era tan bueno con los números que un año Barenboim le regaló un auto de lujo por su buen trabajo.
Allí surgió el primer contacto con Nielsen. Luego se cruzaron en Corporación América, el holding de Eduardo Eurnekian, y hasta llegaron a escribir juntos algunos trabajos sobre economía.
El equipo de La Libertad Avanza puso a Emilio Ocampo y a Darío Epstein a trabajar en lo que considera como el punto más dramático que deberá resolver el próximo gobierno. Se trata de la montaña de pasivos remunerados del Banco Central. Es un tema sensible porque del otro lado del hilo está la plata que los ahorristas y depositantes pusieron en el sistema bancario argentino.
Tanto Ocampo como Epstein trabajan en grupos separados para presentar una propuesta. Este último volvió con inspiración de Estados Unidos, según los términos en que planteó las cosas en los últimos días a sus compañeros. Pasó allí los últimos días viendo a banqueros importantes de la región, muchas veces junto a Juan Nápoli, titular de Banco de Valores y candidato a senador. La idea surgió en conversaciones con ejecutivos de Wall Street y no perjudicaría a los ahorristas, según el primer eslogan.
Del libertario también se habla en la orilla de Juntos por el Cambio. Patricia Bullrich y Carlos Melconian hacen campaña por separado, pero conversan todos los días. En general, una vez a la mañana y otra, por la noche. Sobre el final de la semana, hubo motivos de celebración entre ellos. En el programa de Jonatan Viale (LN+), Milei había respondido en duros términos a las críticas que Melconian le hizo sobre la dolarización.
El tándem Bullrich-Melconian tiene un objetivo: discutir públicamente las ideas de dolarización, de motosierra y de casta que apuntalan la popularidad del líder libertario. En los próximos días, la dupla sacará a la calle nuevos conceptos de la galera. Uno de ellos es el de “castómetro”, que serviría para evaluar la cantidad de casta que rodea a Milei. Se le ocurrió a Melconian después de que se difundiera la reunión del libertario con Luis Barrionuevo, quien lleva 37 años al frente de los gastronómicos.
Menos visible es el trabajo que por lo bajo está haciendo Melconian para alinear a todo el equipo económico de Juntos por el Cambio. En su oficina se reunió con Hernán Lacunza, quien era candidato al Ministerio de Economía si Horacio Rodríguez Larreta ganaba la interna. Lacunza le presentó a todo el equipo, le contó qué planes tenían armados y le dijo que todos estaban a disposición. Su objetivo es que el espacio entre al ballottage y luego, gane la elección. El grupo ministeriable se irá conformando en el camino.
Más personas están pasando por la oficina del economista. Eduardo Levy-Yeyati, José Luis Espert y Martín Tetaz son algunos. De allí también surge el discurso económico ante cada medida de Sergio Massa que luego empuñan, por caso, los candidatos a la gobernación en las provincias.
Melconian y su equipo tienen un diálogo cotidiano con los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), fastidiado a su vez con las últimas medidas de Massa.
El aire de los 90 invade más atmósferas políticas. Bullrich visitó al exministro hace un año, también para pedirle consejos. Cavallo le sugirió evitar un error de Mauricio Macri en el manejo de la economía. Creía que no debía dividir el Ministerio en muchas áreas.
Esa conversación cobra vigencia hoy, ya que Melconian fue ungido cómo único capitán del barco en caso de triunfar en los comicios. Una fecha clave de ese campeonato se está jugando ahora: hay una gestión en marcha para convencer a Juan Schiaretti de bajar su candidatura.
Otro consejo de Cavallo puede resultar sugestivo para lo que vendrá. Le recomendó a Bullrich que el control del Banco Central recayera en manos confiables, pero que no pertenezcan al mismo riñón que la conducción de Economía. Será una disputa para el futuro.
Del mismo encuentro surgió un nombre que podría ser importante en el futuro: Horacio Liendo. Este abogado ya tiene un capítulo de la historia argentina. Es el padre jurídico de la convertibilidad, idea que tomó, a su vez, de la experiencia de Carlos Pellegrini. Por eso, el billete de un peso, ya extinto, lleva la cara del prócer.
Liendo escribió la ley que condujo al 1 a 1. A pedido de Bullrich, ya tiene redactada la norma para cambiar el régimen monetario argentino en un eventual próximo gobierno. Recupera allí mucha de la experiencia de los 90, pero le aplica un giro moderno que lo condujo al bimonetarismo. Es decir, la convivencia de dos monedas. El peso y el dólar, juntos a la par, en carnicerías, verdulerías y todos los comercios. El dólar sería una moneda de curso legal.
Las coincidencias son sorprendentes. Integrantes del equipo de La Libertad Avanza anticipan que sus ideas para el principio de un eventual gobierno tienen aroma a convertibilidad.
Nada indica, sin embargo, que el trabajo de Liendo -que también se lo contó en algún momento a Javier Milei- se lleve a la práctica tal y como él las concibió. El primer motivo es que el capitán del barco económico de Patricia Bullrich es Carlos Melconian. Eso acordaron entre ellos y quienes los rodean, lo aceptan.
Melconian trabaja alrededor de sus propias ideas de un régimen bimonetario desde hace tiempo. Junto a su colaborador más cercano, Rodolfo Santángelo, se familiarizaron también con el trabajo de Liendo. Incluso, mantuvieron juntos conversaciones con las autoridades del Banco Central de Perú, que tiene un esquema en el cual conviven el sol y el dólar.
El caso de Perú es una envidia para la Argentina. El país andino vive convulsionado por crisis políticas que no afectan visiblemente la salud de la moneda. Sin embargo, hay costados en la idea de Liendo que inquietan a Melconian, a Santángelo y hasta a Cavallo: propone un levantamiento total del control de cambios con una fuerte señal de que no se podrá reinstalar. Supone que luego de la tormenta inicial, se despejará un horizonte mejor.
Los equipos económicos le están prestando mucha más atención a la solución de los problemas en el futuro antes que a las dificultades actuales. Mientras tanto, las variables sobresalientes se están deteriorando de una forma más acelerada. La inflación de agosto (12,4%) es apenas una referencia a algo mucho más grande que subyace y será aún peor en los meses que faltan para el cambio de mando.
El futuro argentino fue anticipado por el J.P. Morgan. El mayor banco norteamericano pronóstico que la inflación se mantendrá arriba de los dos dígitos y el año cerraría en 190%. La cifra podría ser aún mayor debido a los efectos de la gigantesca cantidad de billetes que Sergio Massa volcará en la economía para mejorar sus chances electorales.
El ministro encontrará en esa catástrofe al menos un bálsamo. En caso de ganar las elecciones presidenciales, moderará la angustia de convivir con un descalabro económico con el hecho de haber logrado su objetivo más anhelado. Y si pierde, habrá dejado una bomba incrementada que deberá resolver su sucesor.
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