Una luz de alerta se enciende en el mercado ante el temor de estar ingresando a una nueva etapa de la crisis
Para varios analistas privados, ya no solo preocupan el nivel y la variación de los precios
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José cuenta que la cochera que paga en el barrio de Recoleta ajustó sus precios en febrero, otra vez en abril y dijo que ya le anunciaron que en junio tendrá un nuevo aumento. Un economista, que prefirió el anonimato, comenta que, apenas cobra su sueldo a comienzos de cada mes, hace una parada obligada por la carnicería. Eso se convirtió en un hábito mensual que incorporó. Es que sabe muy bien que, solo a los pocos días, vendrá una nueva suba de la carne.
Los precios no solo sufren variaciones cada vez más significativas desde niveles elevados en los últimos tiempos. Aquellos que siguen de cerca el trajinar de la inflación en el país comenzaron a notar que las remarcaciones se hacen cada vez más frecuentes en la economía argentina. Algunos piensan que ya hay un cambio importante; otros, sutiles.
Además, hay especialistas que apuntan que las empresas y los comercios ya ajustan los valores de sus productos mensualmente y no tres o cuatro veces al año, como solía pasar en un pasado reciente. De hecho, con variaciones menores siempre a las de los “precios libres” (algo que entrará ahora en revisión por la nueva gestión) es algo que ocurre en el programa oficial +Precios Cuidados: las revisiones trimestrales incorporaron en los últimos meses ajustes cada 30 días.
En tanto, otros analistas destacan -para dar cuenta de la aceleración- que ya en el transcurso de cuatro semanas todos los bienes incluidos en las canastas que relevan en el mercado sufrieron modificaciones de precios.
Es un espejo de lo que pasa con algunos salarios, otro precio de la economía. Por caso, los mercantiles –la paritaria más grande del país- fijó un incremento de su pauta en siete cuotas. Esto significa que los ajustes de sueldos –por lo menos en esa negociación- se dan cada dos meses. Son señales de la acentuada nominalidad en la que entró la economía en la Argentina. De esta manera, el acelerado ritmo o la nueva velocidad de los ajustes de precios, creen algunos, puede ser un indicativo del ingreso a un nuevo régimen inflacionario del que sería bastante más difícil salir.
El ritmo de remarcación
La consultora LCG, que dirige Guido Lorenzo, estimó que el ritmo de remarcaciones viene creciendo. Hace un año, el 10% de sus productos relevados subía cada semana. “El ritmo de remarcación para todos los productos [que releva la consultora privada] era de entre tres a cuatro meses”, dijo Lorenzo. Pero este año, según el director de LCG, el 25% de lo relevado sube cada semana. Esto implica que en un mes ya todo fue remarcado.
“Incluso en un contexto inflacionario no todos los precios se mueven en un mes. En condiciones normales, cerca del 50% de los precios no aumenta, incluso algunos bajan de precio”, afirmó Federico Moll, director de la consultora Ecolatina. “Hemos visto que ese porcentaje de precios que no cambian se ha achicado en los últimos meses”, estimó el economista.
“Además, para consumo masivo, hacemos un seguimiento por distintos grupos de la cantidad de días que cada producto se van con un precio sin modificaciones. Esos días, según la estimación en base a un modelo, se va reduciendo”, agregó y señaló además que las empresas cuentan que los retoques ya no se hacen tres o cuatro veces al año, sino todos los meses.
“La frecuencia de aumento crece. Estamos en un contexto inflacionario distinto al que veníamos viendo, más allá de cuál sea el número final [de variación]. Se está modificando la forma en la que se toman las decisiones de precios. Es un mundo nuevo del cual es más difícil salir”, cerró Moll.
Según los datos de la consultora EcoGo, si se toma la difusión acumulada de cuatro semanas, los productos sin variaciones de precios dentro del relevamiento que realizan llegaba a 70,1% en la primera semana de mayo de 2021. Esa misma semana del mes pasado, el porcentaje de productos sin cambios en sus precios estaba cerca del 56,9%.
Según los datos de FIEL, por caso, se observa que hay semanas durante este año (la primera de febrero, la segunda y tercera de marzo, la primera y segunda de abril) en los que más de cuatro de cada diez productos relevados por esa consultora modificaron sus precios. En general, ningún mes pasa sin que por lo menos un 25% de la canasta se actualice.
La profundidad de los aumentos
La tendencia de aceleración de remarcaciones -más o menos sutil, según quien la mida- convive con la profundidad de los aumentos registrados este año. El 6,7% de marzo fue la suba mensual más alta en 20 años; la suba interanual de abril rompió un récord de 30 años. El 58% fue la variación más elevada desde enero de 1992.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, aseguraron que la inflación se irá desacelerando en los próximos meses. En el Gobierno culpan a los precios internacionales y a la interna política por desanclar las expectativas y acelerar la inercia inflacionaria. Pese a que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una reducción de la asistencia del BCRA al Tesoro, no responsabilizan a la emisión monetaria del segundo semestre pasado, en tiempos de elecciones legislativas. Los economistas no ven un alza menor al 70% en 2022.
Guzmán presentará en los próximos días un nuevo presupuesto por decreto. Allí deberá actualizar su proyección de inflación. En el acuerdo sellado con el FMI, el techo llegaba al 48%. La nueva proyección superaría ese indicador por varios puntos, ya que las paritarias cerradas –según el propio Ministerio de Economía- ya promedian un 59%.
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