Una familia tipo necesitó en abril más de $200.000 para no ser pobre
La canasta básica total, que se usa para medir la pobreza, subió en el año por encima de la inflación, al igual que la canasta básica alimentaria, que se utiliza para delimitar la indigencia
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En la actual Argentina inflacionaria y con un dólar paralelo a $488, cada vez es más difícil esquivar la pobreza. De hecho, según surge del dato de la Canasta Básica Total (CBT) que se conoció hoy, una familia tipo necesita $203.361 para no ser pobre, mientras que, de acuerdo con el informe sobre la Canasta Básica Alimentaria (CBA) deberá contar con ingresos de $94.194 para no ser considerada indigente.
Sucede que los valores de ambas canastas, que todos los meses son informados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), se utilizan para fijar el límite de la pobreza (en el caso de la CBT) y de la indigencia (en el caso de la CBA).
Ambos índices preocupan al Gobierno, puesto que ya se estima que el primero llegará a 43% y el segundo a 10% en el primer semestre del año.
El vaso medio lleno en esta última versión sería que por primera vez en el año el aumento de ambas canastas fue inferior al de la inflación, ya que la CBT subió en abril 6,3% y la CBA se incrementó 7,3%, mientras que en igual mes el Índice de Precios al Consumidor (IPC) arrojó un alza de 8,4%, lejos de la cifra que empezaría con 3 con la que se ilusionaba el ministro de Economía, Sergio Massa.
El vaso medio vacío, que también hay lugar para esa mirada, es que las dos canastas siguen por encima de la inflación en la medición interanual: la CBT tuvo un aumento en los últimos doce meses de 114,5% y la CBA creció 121,4%, mientras que el IPC en igual período fue de 108,8%.
Pero el dato más preocupante, como se dijo, es que una familia tipo de cuatro integrantes (compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años ya necesita más de $200.000 para no ser pobre, en un país donde el sueldo promedio de un trabajador registrado es de $250.000. Los que están debajo de ese promedio son los que han configurado en los últimos meses un nuevo fenómeno nunca antes visto en el país: el del trabajador pobre. Es decir, ya no alcanza con un trabajo en blanco para escapar de la pobreza.
Del informe del Indec también surge que la línea de pobreza para un adulto fue en abril de $65.813, para una familia de tres integrantes (compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años, de $161.899, y para un hogar de cinco integrantes (compuesto por un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año) $213.891.
En tanto, para no ser indigente una familia tipo necesitó en abril contar con ingresos de $94.198. Por su parte, un adulto requirió para no caer en la indigencia $30.469; un hogar de tres integrantes, $74.953, y uno de cinco integrantes, $99.023.
Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), comentó que si bien las tasas mensuales de las dos canastas están por debajo de 8%, igual la tasa anual es creciente y está por arriba del 110%. “Eso implica que la pobreza va a subir porque las personas que son indigentes o que son pobres no pueden hacer crecer sus ingresos a semejante tasa. El salario informal está creciendo apenas a dos dígitos interanual y las canastas ya están sólidamente arriba de los tres dígitos”, opinó el economista.
Por su parte, Martín Rozada, director de la Maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT),señaló que esta situación tendrá una implicancia directa sobre la tasa de pobreza y de indigencia del primer semestre de 2023 que el Indec publicará a fines de septiembre. “Con la información que tenemos sobre la evolución de los ingresos de los hogares, la tasa de pobreza del primer trimestre del año habría terminado alrededor del 41.5% y la proyección del dato de abril al resto del segundo trimestre sugiere una tasa de pobreza para ese trimestre de alrededor del 44 por ciento. Esto significaría una incidencia de la pobreza de alrededor del 43 por ciento durante el primer semestre”, indicó el economista.
El economista Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma, comentó: “121% anual la suba de la canasta básica y 113% la de la total. Anda a ver los salarios informales y ahí está buena parte de la explicación de la suba de la pobreza por ingreso que vamos a ver en el segundo trimestre de 2023 vs mismo periodo de 2022″.
En lo que respecta a la indigencia, el horizonte no se ve mucho mejor, ya que la CBA con la que se mide la indigencia viene aumentando sistemáticamente por encima de la CBT. “A pesar de la ayuda social, el impacto de este aumento sugiere que la indigencia en el primer semestre del año se estaría acercando al 10 por ciento. No hay razones para creer que esto pueda mejorar durante este año. El gobierno no logra contener la inflación y eso repercute negativamente sobre la pobreza y la indigencia”, estimó Rozada.
La CBT había aumentado 7,2% en enero; 8,3% en febrero, y 8% en marzo, en todos los casos siempre por encima de la inflación, que había arrojado 6%, 6,6% y 7,7%, respectivamente. Por su parte, la CBA se había incrementado 7,2% en enero, 11,7% en febrero, y 9% en marzo, también por arriba del IPC todos esos meses.
En este contexto, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, de la UCA, destacó que si bien la pobreza y la indigencia van a aumentar, no habrá un shock, como ocurrió en otros períodos de alta inflación. “Esto es debido a la existencia de un sistema de protección social y a la demanda continua de empleo precario y formal en sectores como la construcción y la inversión pública”, concluyó.
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