Una escalada diplomática que dejó incómodos a los empresarios que posaron con Milei
Los dichos del presidente y la reacción del gobierno de Pedro Sánchez tomaron por sorpresa a los hombres de negocios que estuvieron con la delegación argentina
![Javier Milei durante su intervención en la convención política de Vox. EFE/Rodrigo Jiménez](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/javier-milei-durante-su-intervencion-en-la-XNQIBFW22NFRDFZMSRXAUIRT7Q.jpg?auth=3ff59c21e5c0f2a8bbe5385ecd9b5a900433b993815b03170e039d68cf3c5bd1&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
Hace 12 años y un mes, exactamente el 16 de abril de 2012, las relaciones entre la Argentina y España se tensaron tanto como este fin de semana. Entonces, la comunidad política y empresaria ibérica se conmovió con la estatización de una porción de las acciones que la petrolera española Repsol tenía en YPF. Esta vez, todo es más módico: un presidente, Javier Milei, se tildó de “corrupta” a Begoña Gómez, la mujer de su par español, Pedro Sánchez. No hay negocios puntuales en juego como hace poco más de una década, sino la verborragia imperdonable de uno y la reacción visceral del otro, pero las consecuencias de semejante escalada bien podrían contarse en millones de dólares.
Aquella aventura estatizadora terminó con una indemnización de 5000 millones de dólares para Repsol mediante una emisión de deuda de casi el doble y, además, un juicio millonario que tramita en nueva York que aún no está terminado por el que hay una condena contra el país por 16.000 millones de dólares. Nada barato salieron los enojos bilaterales de los últimos tiempos.
La escalada entre Miley y Sánchez no terminó de sorprender al cauto empresariado que estuvo cerca de la delegación argentina en Madrid. Los hombres de negocios (en esta ocasión no había ni una sola mujer entre los presentes) conocen perfectamente a los dos actores. Saben tanto de la palabra desatada de Milei en algunos auditorios como de la necesidad de Sánchez de utilizar cualquier tema que se cruce para facturarlo en la política doméstica. De ahí que muchas empresas convocadas al encuentro con el Presidente en la capital española calcularan quién iba y hasta la distancia que tendrían respecto del anfitrión en la foto de familia.
“El hecho de que no haya sido una visita oficial y que la convocatoria sea en el marco de un acto partidario de ultraderecha no era una buena señal. De cualquier manera, hubo convocatoria por las expectativas que genera. Pero esto que pasó no ayuda, los negocios, las decisiones de inversiones o de expansión necesitan otro telón de fondo. Justamente, el que se proyecta una riña de presidentes es el que menos ayuda”, contestaba a LA NACION un ejecutivo español, hombre de confianza de uno de los empresarios que estuvo mano a mano con el libertario.
Como se dijo, la llegada de Milei generó expectativas en España y de hecho, la concurrencia de ejecutivos a la reunión tuvo un alto presentismo. Sin embargo, tampoco es que hubo optimismo desmesurado ni voces grandilocuentes. Más bien, mesura. “Lo que pasa es que unos meses de equilibrio fiscal no es más que un renglón en un libro de historia fiscal de la Argentina. Al menos, hay que escribir un capítulo como para entusiasmar al capital de verdad. No se olvide -comentaba desde España un hombre que es consultado por varias de las empresas que estuvieron con Milei- que cuando se miran los finos números de la gestión lo que se ven son muy buenos números macros, pero cero en la columna de leyes aprobadas. Y sin leyes, es difícil dotar de temporalidad a las reformas. Estas cosas no ayudan a escribir ese capítulo.”
Es posible que la excursión como visita no oficial del Jefe de Estado a España tenga consecuencias durante toda su gestión. “Que el Presidente de la Argentina venga a España y no sea recibido por su par español es inaudito. Da igual su perfil ideológico”, dijo desde España Beatriz Becerra, una política y escritora española que fue legisladora del Parlamento Europeo entre 2014 y 2019, autora, además, del libro “Eres liberal y no lo sabes”. A poco, completó: “Los insultos me parecen un comportamiento totalmente impropio para quien ejerce por delegación de sus ciudadanos una responsabilidad pública. Especialmente si hablamos de un nivel ministerial o de presidencia. La desmesura sin límites -y sin consecuencias- lleva a una percepción de impunidad por parte de nuestros gobernantes. No deberíamos tolerarla en ningún caso”.
Es posible que los presidentes de Argentina y España no se reúnan en forma oficial por bastante tiempo. No es una buena noticia para la comunidad empresaria argentino/española. Milei utilizó publicaciones periodísticas para arremeter contra la esposa de Sánchez y este, rápido de reflejos, recogió el guante y puso en marcha la reacción oficial en contra de palabras partidarias. Cada cual su juego. “Es pésima señal para las necesarias relaciones que ya están tejidas entre los dos países. España es uno de los principales inversores extranjeros en el país. Le cuento que la vía diplomática, el hecho de tocar el timbre en la embajada de uno y otro lado es siempre una manera de destrabar algún tema, o poner al corriente de situaciones a los gobiernos. Imagínese qué diálogo puede haber ahora. Ojalá termine de una manera razonable”, dijo un alto ejecutivo de una de as empresas que participó de las reuniones en Madrid.
El trazo grueso con el que la delegación argentina marcó este viaje a Europa, seguramente, quedará impreso en lo que viene. Hasta ahora, los viajes presidenciales han sido no oficiales al punto que alguna vez, en uno que hizo a Estados Unidos, no se movió una sola pieza de la diplomacia americana. Con lo cual, las convocatorias a las reuniones son oficiosas. Esta vez, los hombres de negocios quedaron presa de un enfrentamiento que los involucra en parte, pero que por lejos, los excede.
Sucede que la comunidad empresaria española está enfrentada con Sánchez. Dicen que son injustamente atacados por el gobierno español. De hecho, en alguno de los últimos actos, como el nuevo salario mínimo, ni siquiera fueron convocados a la foto de acuerdo con los sindicatos. En este contexto, el Antonio Garamendi, actual presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y uno de los símbolos del enfrentamiento con el oficialismo español, se encargó de la convocatoria de Milei. Tenía dos objetivos. Por un lado, por la expectativa de escuchar y acercarse al presidente argentino; por el otro, para pasar un mensaje a Sánchez. No logró llevar verdaderos as de espadas al encuentro, pero aportó nombres de empresas con intereses aquí y allá.
Terminada la reunión, había hasta entusiasmo entre los concurrentes. De hecho, ni ahí, ni tampoco en la presentación del libro, hubo reproches a su par español. El tono se levantó, apenas, en una entrevista que concedió para, finalmente, prender la mecha a poco de venirse. Sánchez quedó perplejo ante el contrataque del libertario a quién el destrató desde que asumió. De hecho, en España no pasan por alto que fue el primer presidente que no saludó la llegada a la Casa Rosada a un Jefe de Estado democrático. Tampoco que el rey Felipe VI llegó sólo a la asunción de Milei, sin ningún ministro del gobierno de Sánchez.
Esta vez, todos quedaron incómodos. Quizá Milei, que disfruta en la polémica, pegó un pleno en su popularidad y en la posibilidad de quedar como referente de la derecha mundial. Pero que se entienda, una cosa es lo que le conviene a él y otra lo que esta situación aporta a la Argentina. Mientras tanto, en España, los que fueron al convite agradecen no haber jugado sus anchos de espada. Ninguno va a preferir estar bien con Milei a costa de su relación con el gobierno español. Mejor, que no los hagan optar.
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