Una empresa marcada por la continua innovación
Con más de 200 años de historia, la marca del león tuvo una constante: incursionar en los rubros más variados, pese a los éxitos que lograba en cada emprendimiento. Finalmente, se convirtió en uno de los emblemas de la industria automotriz.
El origen de la compañía fue de la mano de Jean-Pierre Peugeot, un francés con vocación empresaria que les dejó a sus hijos, como herencia, un molino de grano, una fábrica de aceite y una tintorería.
Fueron ellos quienes, en 1810, fundaron la sociedad Peugeot Hermanos. Aunque fueron un paso más allá, y convirtieron aquel molino en una fundición de acero. Y fue desde allí que se dedicaron a la fabricación de sierras continuas, muelles y hasta bastidores de paraguas.
Pero también, el apellido Peugeot tomó popularidad gracias a los molinos de café de uso doméstico y comercial que fabricaron desde la compañía, y que aún hoy se siguen produciendo de la misma manera, pese a que la licencia fue cedida.
La diversificación fue una constante en la compañía que lleva aquel apellido francés. Ya que antes de incursionar en la industria automotriz, que hoy es su fuerte, también pasaron por la fabricación de aros de acero para miriñaques y hasta se lanzaron a fabricar bicicletas, como aún hoy hacen. Esto fue en 1882, cuando diseñaron la "Gran Bi", su primera bicicleta, que contaba con dos ruedas desiguales.
Y fue recién en 1889 que Peugeot presentó el primer vehículo automóvil, el Serpollet-Peugeot: un triciclo de vapor. Pero éste duró poco, ya que al año siguiente, el vapor fue reemplazado por el petróleo y fue así como fabricaron el primer cuadriciclo de gasolina, el Type 2.
Y años más tarde, en 1898, pese al éxito de la empresa, siguieron apostando a nuevos desafíos y comenzaron a diseñar sus primeras motocicletas.
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