El “Gordo del Mortero” les dio un consejo a los alumnos que toman colegios
El militante de izquierda, famoso por haber disparado con un arma casera frente al Congreso en 2017, les envió en mayo un video a estudiantes que hacían una sentada sin ir a clase; hoy esa escuela es una de las que están tomadas
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Su cara es ya inconfundible para cualquiera que siga la política. Pero, por si hiciera falta, Sebastián Romero se presenta en el video a sí mismo y con lenguaje inclusivo: “Hola a todes, yo soy Sebastián Romero, más conocido como el Gordo del Mortero”, arranca, y manda un mensaje de apoyo a los alumnos del Colegio Nicolás Avellaneda que, en ese momento, mayo pasado, participaban de una sentada sin ir a clases en protesta contra lo que consideraban “maltrato” de la vicerrectora y las viandas y pasantías de Rodríguez Larreta. Hoy, ese instituto es uno de los 11 que están tomados.
Cinco meses después, aquel saludo ilustra y acaso explica parte del conflicto educativo de hoy. La medida de fuerza es más dura y generalizada, pero los motivos de entonces casi no cambiaron: siguen múltiples y difusos y en el trasfondo subyace lo mismo, una disputa ideológica entre el gobierno porteño y varios centros de estudiantes en donde influyen la izquierda y el kirchnerismo. Romero, que nació en Rosario, explicaba en el video a qué agrupaciones pertenece, el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) y la Liga Internacional de los Trabajadores, y les recordaba a los alumnos las razones que lo habían llevado a una tenue celebridad militante: “La jornada del 17 de diciembre de 2017 contra la reforma previsional”. La de las pedradas frente al Congreso. Catorce toneladas, agregaría Patricia Bullrich.
El saludo del video fue grabado sobre un fondo de pared que exhibe afiches contra el maltrato laboral. Romero está igual, aunque más flaco y menos impetuoso que en la tarde en que objetaba el proyecto de fórmula previsional, y se explaya mirando a la cámara y sin levantar la voz. En ese momento acababa de ser liberado por el juez Javier Ríos en juicio abreviado después de tres años de prófugo y dos de prisión por aquellos incidentes, algo que no le había impedido ser precandidato a senador por Santa Fe del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FITU) en las elecciones de 2021. “Soy el único candidato preso político”, dijo entonces al diario La Capital.
Nunca llegó al Senado. Pero podría decirse que aquel episodio del mortero le permitió de algún modo inaugurar su corta carrera política. Por lo pronto, el logo del partido a que está afiliado, el PSTU, es su propia silueta disparando frente al Congreso: la imagen por la que se hizo famoso. ¿Cuántos nuevos dirigentes surgirán de estas tomas de colegios? Ya ocurrió con Ofelia Fernández. ¿Será el destino de Carla Andrade, la estudiante de 5° año que inició la protesta en el Mariano Acosta? “Mirá quién la apadrina”, dijo a LA NACION por WhatsApp un dirigente gremial peronista, y agregó una nota de Perfil que consigna que la presidenta del Centro de Estudiantes del colegio es además sobrina del camporista Javier Andrade, diputado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Es imposible separar el interés partidario de medidas de fuerza que, por lo pronto, no reclaman por un motivo definido. Viandas, deterioro edilicio, ausencia de profesores, quejas de supuesto espionaje..., todo en el mismo distrito y en ningún otro. La misma ambigüedad del mensaje de Romero. “Este video es para saludar a los estudiantes del Nicolás Avellaneda, en el cual [SIC] hoy tomaron una medida por los maltratos de la vicerrectora, pero también con la importancia de empezar a charlar en asamblea contra las medidas que quiere largar el gobierno de Larreta con la precarización laboral, trabajo, digamos, sin goce de sueldo, en el cual, en este entorno que vivimos la mayoría de los trabajadores no podemos permitirlo. Así que… ¡fuerza con su lucha, a continuar con estas actividades!”, dice, y se despide con una sonrisa, el brazo izquierdo en alto y una exhortación que un malpensado atribuiría a Carlos Menem: “¡A triunfar!”.
Como en frente al Congreso, y esta vez sin mortero, Romero volvió a dejar los dedos pegados.