Un proyecto comercial chino en Cancún despierta la ira de los mexicanos
CIUDAD DE MÉXICO—Planes para construir un centro de exposiciones permanente de productos hechos en China cerca de Cancún ha desatado el rechazo de los empresarios mexicanos que pasan apuros para competir con la manufactura asiática.
Los promotores de Dragon Mart Cancún, un proyecto de US$180 millones y alrededor de 555 hectáreas al sur de la ciudad mexicana, aseguran que busca generar un mayor comercio entre China y América y promocionar lazos interculturales.
El plan de desarrollo de Dragon Mart, que sigue el modelo de uno en Dubai, incluye 722 viviendas para gerentes chinos de más de 3.000 negocios de juguetes, materiales de construcción, electrónicos y otros productos.
Sin embargo, por ahora sólo genera ansiedad. Su tamaño y proximidad a un coral bajo protección han provocado las protestas de ecologistas y operadores de hoteles. Las autoridades y empresarios locales también temen que inunde México con bienes chinos y opere como una especie de colonia con poco beneficio para los trabajadores mexicanos. El alcalde de Cancún ha prometido denegar los permisos de construcción.
"Este proyecto tiene muchos detractores", dijo el alcalde de Cancún, Julián Ricalde, al explicar que los promotores del centro no han logrado convencer a la comunidad de que Dragon Mart Cancún será positivo para México.
Las relaciones comerciales entre México y China han sido siempre tensas porque los dos países compiten por participación de mercado en las exportaciones a EE.UU. Otrora una estrella de los mercados emergentes, México perdió empleos manufactureros a raudales luego de que China se uniera a la Organización Mundial del Comercio en 2001, y miles de fábricas se trasladaron a ese país.
El comercio bilateral es bastante sesgado. Las exportaciones chinas a México representaron cerca de 90% de los casi US$60.000 millones en bienes que cada año intercambian ambos países, según el gobierno mexicano. El déficit comercial ha generado resentimiento y xenofobia en México, añadió Ricalde.
Para China, el centro comercial representa una manera de diversificar sus exportaciones, que aún dependen en gran medida de economías tambaleantes como EE.UU., Europa y Japón. También encaja con el propósito de las compañías chinas de forjar marcas globales con las que cosechar ganancias más altas en lugar de actuar simplemente como ensambladores finales de partes fabricadas en otros países o proveedores de componentes genéricos.
Dragon Mart Cancún es un proyecto conjunto de inversionistas mexicanos y una división de Chinamex, un organismo de promoción internacional del Ministerio de Comercio de China.
El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, dijo que el gobierno federal no pondrá trabas a las inversiones que cumplen con los requisitos legales del país, siempre y cuando no creen una competencia desleal para los fabricantes del país.
Juan Carlos López, director general de Dragon Mart Cancún, ha hecho varias visitas a la capital mexicana para contrarrestar reportes de prensa negativos y una creciente oposición política. López dijo que los líderes del proyecto están sorprendidos por el nivel de controversia que ha creado. México necesita dejar de ver todo lo que venga de China con "desconfianza y miedo", dijo en una conferencia de prensa.
La experiencia predominantemente negativa de México con China contrasta con las de otros países de la región, como Brasil, Argentina y Venezuela, que se han beneficiado del apetito de China de commodities como la soya, el mineral de hierro y el petróleo.
No obstante, desde que selló el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con EE.UU. y Canadá en 1994, México se transformó en un fabricante de bajo costo, lo que lo dejó vulnerable al sólido suministro manufacturero de China. Un incremento en los salarios en China y costos logísticos han ayudado a México a atraer más compañías estadounidenses en años recientes, pero China sigue conservando un holgado liderazgo en la fabricación de productos para EE.UU.