Un país de locos: la política mira la economía; la economía mira la política
Los inversores tienen claro que Javier Milei hará lo imposible por sostener el superávit fiscal, pero lo que todavía no terminan de ver es si podrá domar un sistema político anquilosado
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El grupo colombiano GeoPark está por cerrar una operación de cerca de US$300 millones para asociarse con la petrolera Phoenix, que tiene de accionista mayoritario al grupo suizo Mercuria, y de minoritario a José Luis Manzano, para empezar a operar cuatro áreas no convencionales en Vaca Muerta. El anuncio, que podría hacerse la semana próxima, es una prueba más del interés que suscitan algunas industrias en una Argentina que todavía está lejos de considerarse una panacea inversora.
Entre las multinacionales y los grandes inversores de la economía real prima la cautela. La euforia que se vive en el mercado financiero no tiene correlación con lo que pasa entre quienes deben decidir hundir grandes cantidades de dinero por años. No pocos tienen fresco el recuerdo del macrismo que, pese a las buenas intenciones, no pudo al final del día imponer un cambio de reglas de juego. Está claro, para la mayoría de ellos, que el presidente Javier Milei hará lo imposible por sostener el superávit fiscal. Pero lo que todavía no terminan de ver es si Milei podrá domar un sistema político anquilosado. Las demoras en el tratamiento de la Ley de bases en el Senado hacen ruido. “Las reuniones que tenemos en el exterior con inversores –reconoce el CFO de una empresa argentina que cotiza en Wall Stree–, están cada vez más llenas, pero el 30% de las preguntas que nos hacen son del negocio; el 70% restante son políticas, de la Ley Bases, y de la macro”, admitió.
Para los grandes inversores, la realidad es que no importa tanto el detalle del capítulo del polémico Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), pero sí que haya al menos un RIGI. El presidente de YPF, Horacio Marin, fue uno de los que levantó el perfil para advertirlo: ayer dijo en un evento empresario que el proyecto de construcción de una planta de gas licuado en la Argentina (clave para el desarrollo de todo el potencial de Vaca Muerta), para el cual la petrolera estatal tiene un acuerdo con la malaya Petronas, depende de que se sancione el RIGI. ”Sin RIGI no habrá GNL.”, sentenció en el VI Foro Nacional de Energía, Libertad & Seguridad Energética de LIDE. Varios proyectos mineros están a la espera de lo que suceda en el Congreso con este capítulo.
En tanto, el paro de ayer de la CGT no sólo desconcertó a quienes venían negociando con los gremios el detalle de la reforma laboral que pasó por el Congreso. “Estábamos seguros de que lo iban a suspender, después de haberles concedido lo que pedían en la Ley Bases”, dijo un funcionario del equipo económico. También puso en alerta a quienes miran la Argentina desde el exterior. Hasta los burócratas del Fondo Monetario Internacional (FMI) hicieron llamados en las últimas horas a embajadas y a empresas para entender el impacto de la medida.
“Al Fondo le preocupa qué va a pasar con la inversión, no quiere ser el único que pone plata”, confió un hombre desde Washington, asiduo interlocutor del FMI. “Quieren tener más claro, una vez que levanten los controles, cuánta inversión puede haber”, confió.
Anoche estaban regresando de Washington el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning. A diferencia de lo que sucedió con el viaje a China, volverían con la certeza de que el FMI le liberará al país en junio los US$800 millones que corresponden a la octava revisión del programa que la Argentina firmó con el organismo. No sería suficiente para financiar el vencimiento ese mes de US$5000 millones del swap (préstamo) chino, pero ayuda. Las conversaciones de Economía con bancos privados internacionales para conseguir algo de financiamiento complementario no se interrumpieron en ningún momento. La realidad es que para un nuevo programa con el FMI, con dinero fresco, habrá que esperar varios meses más.
También el FMI sigue de cerca el conflicto que esta semana terminó de estallar entre el Gobierno y las empresas generadoras de electricidad por la deuda de unos US$ 2000 millones que la administración Milei acumuló con el sector entre diciembre y marzo. Tanto petroleras como empresas generadoras de energía eléctrica rechazaron la propuesta del Gobierno de saldarles la deuda con un bono a 14 años, con una quita del orden del 50 por ciento, y advirtieron que tal medida sería interpretada como una ruptura de los contratos. Claramente los “derechos adquiridos” a los que se refiere Milei para explicar la no desregulación del régimen de Tierra del Fuego, no son derechos universales. Las prepagas sufrieron la misma suerte. Esperaban liberalismo pero recibieron en cambio un shock de intervencionismo. “Me llaman del FMI, del Departamento de Estado de Estados Unidos, de la Embajada, y sólo preguntan: ‘¿por qué el Gobierno hace esto? Cuando un contrato no se respeta, hay un problema gigantesco”, dijo hoy en el evento de LIDE Martín Genesio, CEO de la norteamericana AES. Muchas de estas grandes compañías tienen de accionistas a fondos de inversión o tienen deudas con inversores internacionales. El mago Luis Caputo viene recorriendo el espinel hace décadas, habrá que ver si conoce los límites de la negociación.
Más que los extranjeros, son los empresarios nacionales los que, no sin algo de temor, empiezan a mostrarse más activos. “Acá hablan mucho de Elon Musk, pero Musk no tiene ni dos palos metidos en la Argentina. Yo tengo 10.000 millones”, se sinceró un empresario.
Además del grupo Vila-Manzano, con Geopark, el banquero Jorge Brito se ocupó de presentarle al presidente Javier Milei un proyecto para desregular el negocio bancario. Entre otras cosas, la idea es que los bancos puedan invertir en el capital accionario de empresas no complementarias por encima del 12,5% del paquete accionario, y que además tengan menos restricciones para prestar los dólares que reciben del público. La propuesta, que se había planteado inicialmente en un encuentro que a fin de marzo los empresarios del Grupo de los Seis tuvieron con Milei, luego formó parte de un encuentro privado más reciente entre Brito y Milei, que le encomendó al presidente del BCRA, Santiago Bausili, trabajar sobre el tema.
En el mercado, creen que el presidente del Macro, que el año pasado se quedó con la sucursal local del Banco Itaú, tiene intenciones de seguir apostando por el país. “La mayoría de los grande bancos distribuyeron gran parte de sus dividendos acumulados, menos Macro, lo que le permitiría apalancar futuras compras”, evaluó un competidor. “Santander distribuyó el 60% de los resultados acumulados; el BBVA, el 55%; el Banco Galicia, el 40%, pero porque se tuvo que guardar algo para hacer frente a la compra del HSBC; y, el Macro, apenas el 33 por ciento”, detalló.
Entre los economistas, algunos empiezan a ver en la economía señales incipientes de mejora. “Para abril, los primeros datos adelantados de la industria (automotriz) son positivos, podría pensarse en un piso desde donde podría comenzar la recuperación –dice un reporte enviado ayer a clientes por la consultora Empiria, de Hernán Lacunza–. La mejora del salario real y el impacto de la cosecha podrían servir de impulso. Por el lado de la construcción, los datos adelantados de abril arrojan señales positivas: el índice Construya aumentó un 6% mensual desestacionalizado”. En X, Mariano Flores Vidal, exgerente general del Banco Central durante la gestión de Federico Sturzenegger, coincidió: “Estamos viendo el piso de la recesión, la recuperación viene de la baja de inflación, el crecimiento de los salarios reales, el crédito y el menor ajuste relativo de gasto público. Se acelerará gradualmente con la cosecha”. Habrá que ver que las señales no se esfumen como se esfumaron los “brotes verdes” del Macrismo. El tiempo dirá.
En los bancos reconocen que la demanda de crédito en pesos es por ahora ínfima, pero empiezan a sorprenderse con el repunte de la demanda de financiamiento en moneda extranjera. Según datos del BCRA, los préstamos al sector privado en dólares suben 74,4% en el año, y 23,5% en el mes. Son apenas US$5945 millones, y en su mayoría, están colocados entre mineras, petroleras y empresas agroexportadoras. Tres sectores de los más competitivos del país.
En el consumo masivo, no obstante, son todas lágrimas. Así se lo hicieron saber el lunes de esta semana los empresarios supermercadistas al secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo Juan Pazo (el Ministro de Producción en los hechos, si el anarco capitalismo no objetara conceptualmente dicha nomenclatura). Durante el encuentro, en el edificio de la calle Roca, admitieron en abril una caída en las ventas de alimentos y bebidas de entre el 11% y el 15% interanual, en unidades, mientras que en el caso de los productos “non-food” (textiles, electro y juguetería) la caída habría sido del 40%, promedio. La única nota positiva -para el consumidor- es que revelaron también que los aumentos de alimentos el mes pasado habrían estado entre el 3 y 4 por ciento. Cifras similares habría relevado el responsable de la cadena Frávega en la última reunión de la Cámara de Comercio, en la que reconoció bajas de hasta 50% en las ventas.
Economía espera poner en marcha de nuevo las 9 y 12 cuotas para sostener las ventas minoristas, pero no es mucho más lo que puede hacer. Por ahora, el ancla fiscal es innegociable. Incluso, en privado, admiten que el objetivo de bajar aranceles -como lo hicieron esta semana con insumos plásticos, heladeras y lavarropas-, estará atado a que no se ponga en riesgo el superávit fiscal. Es la macro, para el Gobierno, lo que hará repuntar la economía. Es la política, para los inversores, lo que hará que realmente la Argentina salga adelante.