Un nuevo poder agita el negocio de commodities
Grandes corredoras de materias primas desplazan a petroleras, mineras e importantes bancos de Wall Street
Hágase a un lado, Wall Street.
Un puñado de grandes operadoras de materias primas como la holandesa Trafigura Beheer BV y Vitol Group, con sede en Suiza, están adoptando un papel cada vez más central en los mercados globales de commodities.
Estas firmas, antes poco conocidas, no sólo están apostando a los precios o gestionando cargamentos de productos. Se están enfrentando a petroleras, mineras y grandes bancos de Wall Street al invertir miles de millones de dólares en refinerías, plantas eléctricas, puertos y otros activos.
Las cuatro mayores corredoras —Vitol, Glencore PLC, Cargill Inc. y Trafigura— generan ingresos anuales de más de US$100.000 millones cada una, lo que las ubica al nivel de gigantes como Apple Inc. y Chevron Corp.
Un análisis de The Wall Street Journal halló que los ingresos de estos cuatro operadores casi se duplicaron en los últimos cinco años, a US$816.400 millones. En el mismo lapso, la facturación por corretaje de materias primas en los cuatro principales bancos estadounidenses involucrados en el sector cayó 56%, a US$3.800 millones, debido a una desaceleración en las operaciones y una retirada de algunos negocios ante la implementación de regulaciones más estrictas.
"Los operadores de commodities se han vuelto más visibles y más difíciles de ignorar", sostiene Craig Pirrong, profesor de finanzas de la Universidad de Houston.
Solamente este año, Cargill, operador de materias primas agrícolas fundado en 1865, firmó un acuerdo con la brasileña Copersucar SA para formar la mayor operación de corretaje de azúcar del mundo. Mercuria Energy Group Ltd., una corredora enfocada en energía que no existía hace 10 años, acordó comprar la división de commodities físicos de J.P. Morgan Chase & Co. por US$3.500 millones.
El operador agrícola Archer Daniels Midland Co. (ADM) procesa suficiente maíz por día como para despachar 99 millones de cajas de cereales. El titán de metales y minería Glencore en junio usó su influencia para gestionar un préstamo de US$1.300 millones al gobierno de Chad para ayudarlo a comprar los activos petroleros de Chevron en el país africano.
Los inversionistas están prestando atención. En su primera ronda de resultados trimestrales, Trafigura divulgó el año pasado ganancias anuales récord de US$2.180 millones y delineó un plan de crecimiento que busca aprovechar el auge petrolero de Estados Unidos. Una filial de almacenamiento de crudo de Vitol llamada VTTI Energy Partners LP presentó el mes pasado documentos para cotizar sus acciones en la Bolsa de Nueva York y recaudar US$420 millones.
A través de una serie de adquisiciones e inversiones, las corredoras han logrado posicionarse en el centro de los mercados de materias primas clave como el azúcar, el cobre y el petróleo.
"Siempre están dispuestas a hacer negocios por un precio", sostiene Dario Scaffardi, vicepresidente ejecutivo y gerente general de la refinería italiana Saras SpA.
Después de que el desastre de Fukushima provocó la clausura de plantas de energía nuclear en Japón en 2011, los precios del gas natural se dispararon debido al alza en la demanda de combustibles. Gunvor Group, corredora de energía con sede en Ginebra, envió 23 cargamentos de gas natural licuado a Japón, más de cinco veces la cantidad que envió en 2010.
El año pasado, Glencore y Vitol le prestaron US$10.000 millones a la petrolera estatal rusa OAO Rosneft a cambio de cinco años de entregas de petróleo.
El auge de los grandes operadores de commodities también ha captado la atención de los reguladores. La Autoridad de Conducta Financiera (FCA, por sus siglas en inglés) de Gran Bretaña dijo en febrero que estas empresas representan un "co-nocido desconocido", puesto que operan en gran parte más allá de la jurisdicción de los reguladores.
La FCA busca un diálogo más estrecho con las corredoras. "Estas firmas están desempeñando un papel cada vez más crítico en el funcionamiento de un mercado global cada vez más complejo", señaló la FCA en un informe de febrero.
Al mismo tiempo, estas compañías deben afrontar una intensa competencia y márgenes de ganancias muy reducidos en todo el sector. La empresa de corretaje agrícola Louis Dreyfus Commodities BV indicó que sus utilidades descendieron 27%, a US$640 millones, el año pasado debido a una severa sequía que socavó su negocio de trigo. El presidente ejecutivo de Vitol, Ian Taylor, calificó las condiciones del mercado en 2013 de "muy difíciles" y "extremadamente competitivas".
Para algunos, la creciente influencia de las corredoras de commodities plantea problemas. El año pasado, Australia bloqueó una oferta de ADM de US$3.000 millones por el procesador de granos GrainCorp Ltd., argumentando que la fusión pondría en riesgo intereses nacionales. Los reguladores estadounidenses están escudriñando congestionamientos en los depósitos de aluminio de Glencore y Trafigura, entre otros. Louis Dreyfus, una de las mayores corredoras de algodón del mundo, enfrenta una demanda en EE.UU. bajo acusaciones de manipular el mercado de algodón en 2011.
Los detractores también señalan que Glencore fue fundada por el multimillonario operador de petróleo Marc Rich, que durante muchos años fue un fugitivo buscado en EE.UU. por presunta evasión de impuestos. Gennady Timchenko, cofundador de Gunvor, fue colocado en una lista de personas sancionadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. en marzo; la empresa anunció rápidamente que ya había vendido su participación al presidente ejecutivo, Torbjorn Tornqvist.
"Son operadores, son productores, son distribuidores", dice Diego Valiante, director de investigación de mercados capitales en el Centro para Estudios de Política Europea. "El problema es: ¿crea esto un conflicto?"
Aun así, muchos dicen que las oportunidades de crecimiento no son difíciles de ver. En toda Kenia, el famoso logotipo amarillo y rojo de Royal Dutch Shell adorna 123 gasolineras, ofreciendo una fuente fiable de combustible para su creciente población de propietarios de autos de clase media.
Sin embargo, aunque mantiene el logotipo, Shell vendió su interés en la empresa a una operación conjunta en la que Vitol, operador de energía conocido por concretar acuerdos tras bambalinas en regiones aisladas y devastadas por guerras, posee una participación de 40%. Y muchos consumidores no están al tanto.
"Yo normalmente voy directamente a la estación de Shell", cuenta Jeremy Wyatt, un gerente de desarrollo comercial sostenible que vive en Nairobi. "El personal no ha cambiado, el servicio no ha cambiado".
—Christian Berthelsen contribuyó a este artículo.
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